Un set en blanco para olvidar el Camp Nou

El Sevilla se fue este jueves de su estadio con un resultado abultado: 6-0. Es cierto que el rival, colista en la Liga turca, era propicio para ello, pero conviene no infravalorar este tipo de victorias: tampoco el Krasnodar parecía un rival temible y los hispalenses volvieron de Rusia con cero puntos y un correctivo en forma de remontada. Esta vez fue distinto. Los de Machín salieron concentrados y dispuestos a hacer lo que más les gusta: robar, combinar rápido y correr. El resultado final fue el reflejo de la superioridad sevillista y permite dejar atrás la mala imagen dada en el Camp Nou, especialmente en la primera parte, cuando estuvieron a merced del Barcelona. El Sevilla se repuso y ganó crédito.

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Antes de cumplirse los diez minutos de la primera parte los andaluces ya había cosechado un par de disparos que se fueron por poco, un posible penalti (no señalado) por mano de Osmanpasa y dos goles. El primero llegó tras una rápida concatenación de pases iniciada por Promes tras un saque de banda que parecía inocuo, pero que acabó con Roque Mesa recibiendo el balón más allá de la media luna. El zapatazo entró por la escuadra derecha del portero. Tras el saque de centro, sin tiempo para asimilar el golpe, Aleix Vidal robó el balón en campo contrario y salió disparado hacia la portería. El catalán notó que le agarraban antes de entrar en el área, pero aguantó sin dejarse caer hasta que claramente estuvo dentro. Sarabia, inspirado mientras estuvo en el campo, transformó el penalti con decisión.

El equipo turco, que apenas ha logrado una victoria en lo que va de temporada, entendió entonces que iba a ser una noche difícil. Si el Sevilla presionaba, robaba el balón en campo ajeno, y si los de Machín reculaban para lanzar contraataques, el Akhisarspor, dócil, se precipitaba en los pases para entregarles el balón. Mientras, Navas y Vidal corrían por dos autopistas sin coches.

Fruto de esta conexión surgió el tercero. El de Los Palacios apuró la línea de fondo y puso un centro que se paseó por delante de toda la defensa turca hasta que llegó al otro lateral, donde Vidal encontró a Franco Vázquez en el área. El argentino habilitó a Promes con un pase elevado en una de esas jugadas que solo ve un '10'. El balón se quedó un poco atrás y el neerlandés hizo lo único que podía: acabar la jugada con una tijera. La belleza del remate mereció el gol de primeras, pero el balón entró tras una carambola: tocó en el palo y rebotó en el brazo del portero.

En la segunda parte el Arkhisarspor quiso sacar la bandera blanca, pero el Sevilla olió la sangre y quiso dar a su afición una alegría. Los goles empezaron a caer por inercia. Primero, Muriel recibió el balón en la frontal del área grande tras la enésima galopada de Vidal, definitivamente recuperado para la causa tras unos años oscuros en Barcelona. El disparo, seco, entró tras tocar en un defensa del equipo turco, pues ni la suerte se apiadó de los jugadores entrenados por Cihat Arslan. Promes, que se había ido al descanso con la duda de si le otorgarían el tercer gol, resolvió que para irse tranquilo lo mejor era marcar otro cuya autoría no estuviese en duda. Recibió en el área un pase de Arana, recortó y buscó el palo largo con sutileza, demostrando que es algo más que un delantero rápido y potente.

El Sevilla solo soltó la presa cuando Mercado hizo el sexto a puerta vacía tras un error grosero del portero Lukac a la salida de un córner. Antes, Nolito incluso había tenido en sus botas la posibilidad de agrandar la ventaja aún más, pero quiso acabar la jugada con una vaselina innecesaria. Fue el único detalle mejorable en una noche plácida para los sevillistas. El domingo espera el Huesca. Probablemente, será otra historia.