Alisson rompe moldes en el ‘año Karius’
El Liverpool paga 73 millones de euros a la Roma por el portero brasileño, el mas caro de la historia, en plena secuencia de errores garrafales de los guardametas. La operación prolonga los éxitos de Monchi
“La clave de mi trabajo no es vender. Es generar plusvalías para tener una plantilla por encima de tus posibilidades”, explicaba Monchi en su etapa de director deportivo del Sevilla. En apenas un año ocupando el cargo en la Roma su fórmula ha vuelto a asombrar al mundo. El Liverpool pagó ayer al conjunto italiano 67 millones de libras (73 millones de euros) por el portero brasileño, de 25 años, Alisson Becker, que se convierte así en el guardameta más caro de la historia del fútbol. El brasileño supera en la lista a Gianluigi Buffon, por el que la Juventus pagó 53 millones de euros al Parma en 2001.
En enero de 2016, la Roma fichó a Alisson del Internacional de Porto Alegre por 7,5 millones de euros. Aún no estaba Monchi encargado de la compra pero, en la venta, el director deportivo gaditano ha logrado multiplicar por 10 la inversión. En las cerca de 600 operaciones que se gestionaron bajo su mandato directo en el Sevilla, Monchi logró más de 200 millones de euros en plusvalías, con Dani Alves al frente de la lista —costó 1,3 millones de euros en 2000 y fue vendido al Barça en 2008 por 35—.
Con la llegada de Alisson, el Liverpool cubre un agujero en su portería que quedó en evidencia en la última final de Champions ante el Real Madrid. Loris Karius, alemán de 25 años, al que el Liverpool fichó hace una temporada del Mainz 05 por poco más de seis millones de euros, se convirtió en el objetivo de las críticas después de su calamitosa actuación. Primero regaló un gol a Benzema y después no fue capaz de blocar un disparo lejano y centrado de Bale que se le escurrió entre los guantes. El Liverpool justificó el comportamiento de Karius en aquella final basándose en un estudio en el que aseguraba que el alemán sufrió una conmoción tras un golpe previo con Ramos, pero lo cierto es que apenas dos meses después ha tirado de talonario para tapar su portería.
En la Premier, el récord de coste de un portero lo tenía Ederson, fichado hace un año por el Manchester City por 40 millones de euros. En la Liga, el guardameta más caro es, hasta la fecha, Jan Oblak, por el que el Atlético pagó solo 16 millones de euros al Benfica. Si el Chelsea —que también pretendía a Alisson— encuentra recambio para Courtois, elegido guante de oro del Mundial, el belga recalará en el Real Madrid por una cantidad entre los 35 y 40 millones de euros. Movimientos bajo los palos en una temporada negra para los porteros, de los errores de Karius a la secuencia de catastróficas desdichas del Mundial.
El guardián del ManU, David de Gea, cuestionado por un error previo al torneo en un amistoso ante Suiza (“Mejor cometerlo ahora que en el Mundial”, dijo), hizo un Karius en el primer partido de España ante Portugal, al no atajar un disparo raso y asequible de Cristiano. Su balance final (penaltis ante Rusia en octavos incluidos) fue de once goles recibidos en doce remates a puerta. Lesionado a última hora Romero, Sampaoli, otra figura a la postre oscurecida, entregó las llaves del arco argentino a Caballero, que ante Croacia trató de picar la pelota por encima de Rebic y este la cazó de volea y la envió al fondo de la portería. No volvió a jugar. Tampoco lo hizo, porque cayó eliminado con Uruguay, Muslera. Con 0-1 a su favor en el marcador Griezmann disparó desde fuera del área sin mayor peligro que la dirección estable de su golpeo entre los tres palos. Sin embargo, la pelota sobrepasó los guantes del portero uruguayo y se alojó mansa junto a la red. “Pido disculpas a la gente y a mis compañeros”, se lamentó el charrúa. Por último, a punto de levantar la Copa del Mundo, Hugo Lloris también patinó ante Mandzukic, que le arrebató el balón cuando el capitán francés trataba (sin éxito) de regatearlo. A diferencia de las demás desgracias, el falló no arrastró a su equipo.
Protagonistas en lo deportivo y lo económico, Alisson es el cuarto fichaje del Liverpool de Jürgen Klopp tras los de Fabinho (50 millones), Nabil Keita (60 millones), y Xherdan Shaqiri (15 millones), y es, además, el segundo más caro de la historia del club, por detrás de Virgil van Dijk, que costó 84 millones el pasado enero.
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