_
_
_
_

El gol de Marcos Rojo como síntoma del caos

El central hizo de delantero para salvar a Argentina con un remate con su pierna mala, un ejemplo del lío táctico de su equipo

Juan I. Irigoyen
Messi se cuelga de Marcos Rojo para celebrar el gol de Argentina.
Messi se cuelga de Marcos Rojo para celebrar el gol de Argentina. ANATOLY MALTSEV (EFE)

Ni extremos como Pavón y Meza, tampoco exquisitos pasadores como Banega y Messi, la asistencia de Argentina en el cierre del Grupo D la entregó un lateral derecho, de limitadas aptitudes ofensivas, como Mercado. El autor del gol es todavía más llamativo. En el campo estaban los dos goleadores de Sampaoli, Higuaín y Agüero y, por supuesto; también el 10. Pero el grito catártico de la Albiceleste en la noche blanca de San Petersburgo fue de Marcos Rojo, antes con un pie fuera de la lista de 23 para Rusia, ahora el héroe inesperado de Argentina, que ya piensa en la Francia de Griezmann, su rival en los octavos de final este sábado a las 16.00.

Más información
El triunfo de la ‘mesa chica’
La culpa de Messi la tiene Guardiola

A Marcos Rojo no se le conoce por ser un defensa goleador como Pasarella. No es un caudillo como Ayala ni un central académico como Gaby Milito. De hecho, hace cuatro años, en el Mundial de Brasil, se coló en el once ideal de la FIFA como el mejor lateral izquierdo del torneo. Pero cuando Argentina lo necesita aparece al rescate. Lo hizo en Brasil para liquidar a Nigeria en el último partido del grupo (3-2, entonces la Albiceleste ya estaba clasificada) y este martes volvió a repetir frente al cuadro africano, cuando Argentina se apagaba en Rusia. Pero en el caos táctico que vive la selección de Sampaoli, el mejor artillero pasa desapercibido (Higuaín tiró una vez a portería; Agüero, ninguna) y el defensor más rudimentario se pone el traje de goleador. Rojo, un zurdo tan zurdo que hasta llegó a rechazar un balón de rabona, marcó con la derecha. Una carambola del destino, amigo de Argentina en San Petersburgo. “No sé qué hacía Marcos ahí. Le pregunté y me dijo que no sabía, que tenía que estar ahí en ese momento”, contó Otamendi.

“Le había dicho a Otamendi y a Banega que iba a meter un gol”, confesó Rojo, de 28 años. No falló en su premonición. Un pitoniso respaldado por los capitanes, miembro del grupo de los históricos junto a Mascherano, Banega, Biglia, Di María, Agüero, Otamendi, Higuaín y Messi. “Lo necesitábamos muchísimo. Estamos más fuertes que nunca. Ahora empieza la Copa para nosotros. Los jugadores nos merecemos esto más que nadie”, apuntó el defensa del Manchester United. Su llegada a Rusia no fue fácil. Hasta marzo, Rojo no había participado en ningún partido con Sampaoli en el banquillo. Y su debut con el preparador de Santa Fe no fue el mejor: 6-1 ante España en el Wanda Metropolitano. No fue una temporada fácil para el jugador. En marzo de 2017 se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda. Estuvo hasta noviembre fuera de los campos y, cuando regresó, tampoco participó mucho en el equipo de Mourinho: 12 partidos en todas las competiciones. En cualquier caso, el portugués le dio un voto de confianza y le renovó hasta 2021.

Fichado por Ferguson

A pesar de las dudas que le generaba la falta de ritmo del defensa bonarense, Sampaoli también se entregó a Rojo. Es de los pocos centrales zurdos con los que cuenta, además de tener el visto bueno del núcleo duro. Pero el defensa no solo lo pasó mal la temporada pasada. Fichado por Alex Ferguson, que se quedó encantado con el juego del argentino en el Mundial de Brasil, el United pagó 20 millones de euros al Sporting de Lisboa por Rojo. Sin embargo, los seguidores observaban con desconfianza al defensa, ni profundo como lateral ni fiable como central. En cualquier caso, se las rebuscó para jugar 26 partidos en la temporada 2014-2015; 28 en la 2015-2016; y 41 en la 2016-2017. Todo iba bien la campaña pasada hasta que le crujió la rodilla.

Rojo tuvo una segunda oportunidad en el United y en la selección. A Sampaoli le contestó con el gol de la salvación. “No sabía que el gol era de Marcos, porque él la derecha solo la usa para apoyarse”, confesó su madre. Un lateral convertido en central, que apreció en el área sin que nadie lo esperara para rematar con su pierna mala el centro de otro defensa en el minuto 86, cuando la gran Argentina de Messi estaba con el agua al cuello. Rojo o el síntoma del caos de una Albiceleste que resucita en Rusia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_