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SIN BAJAR DEL AUTOBÚS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Maneras de vivir un Mundial

Una desgracia, como que tu equipo se quede fuera demasiado pronto, no debería pasar de minucia

Juan Tallón
Seguidores de Polonia, tras la eliminación.
Seguidores de Polonia, tras la eliminación.ROBERT GHEMENT (EFE)

Un Mundial de fútbol se vive de unas siete u ocho maneras diferentes. Tal vez más. Vivirlo de una, depositando el interés solo en lo que haga tu selección, es un suicidio feísimo. Significa que en el fondo no tienes ni idea de qué va un Mundial. Nadie sabe, seguramente, de qué va un Mundial. Pero tú menos, está claro. Una desgracia, como que tu equipo se quede fuera demasiado pronto, no debería pasar de minucia. Dile adiós, mándale un beso con la punta de los dedos, ríete de todo. Pensemos en aquella tira cómica de Roberto Fontanarrosa que protagonizaba Boogie el Aceitoso, un mercenario de origen estadounidense, veterano de la Guerra de Vietnam, capaz de cualquier cosa por dinero. Un día Fontanarrosa lo representó ante la muerte de John Lennon, de la que simplemente comentó: “Todavía faltan tres”. En un Mundial no se mira atrás. No se llora porque se pisen cadáveres de selecciones eliminadas. Es la única manera de disfrutar hasta el final. La vida es corta. Es necesario, en un momento dado, tener algo importante que no te importe demasiado perder.

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A lo largo de esta semana nos adentraremos en territorio de emboscadas. Después de las selecciones eliminadas en el segundo partido, otras verán en el tercero sus últimas esperanzas desvanecidas en el aire trágicamente. De pronto, se junta lo que cada equipo hizo, lo que no hizo, lo que soñó, lo que quedó de los sueños al romperse, y con todo eso debe hacer la maleta y regresar a casa. Pero esto es importante: se van las selecciones, no tú. A veces es difícil rehacerse de un simple “adiós”, pero no queda más remedio. Hay que estar casi loco para desconectar de un campeonato al que le restan la mitad de los días.

Media toda una vida entre un Mundial y otro, y no simplemente cuatro años. Tienes que vivir con entusiasmo lo que pasa a cada minuto, como el gol de Kroos, la crisis argentina, las expectativas que levantan México o Bélgica. Un mundial fabrica ahoras continuamente, esté o no tu equipo. Es crucial tener algo con lo que sentirte implicado en las próximas horas. “Tengo todo el dinero que pueda necesitar durante toda mi vida si me muero a las cuatro de esta tarde”, decía el humorista Henny Youngman, especializado en chistes de una sola línea. El fútbol es un universo alternativo, en el que todo es artificial, incluida la tristeza. Si eres fuerte, y rápido, al minuto siguiente de que tu equipo esté fuera, serás de Uruguay, Bélgica, México, Alemania Croacia, Francia, quizá Brasil, sucesivamente. En caso necesario, no seas tú mismo. No siempre es la mejor idea. Sé otro. No renuncies a la felicidad por un empeño patriótico. Algunos días, después de cuatro años esperando, hay que hacer cosas funestas y divertidas, porque ¿quién sabe qué será de nosotros mañana? ¿Y si este es nuestro último Mundial? Vive el de Rusia de la manera que sea necesario, pero no renuncies a ganarlo con tu primera, quinta u octava selección favorita.

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