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FÚTBOL

143 goles sin ver la portería

Brasil gana el Mundial de fútbol para ciegos, que se celebra en España por segunda vez. La Roja obtiene el quinto puesto

Natalia Junquera
Un jugador de la selección española de fútbol para ciegos toca la valla lateral para orientarse en el campo.
Un jugador de la selección española de fútbol para ciegos toca la valla lateral para orientarse en el campo.ÁLVARO GARCÍA

¿Puede un ciego marcarle un gol a un portero que ve? Parece muy difícil, pero en una semana, en  Madrid, pasó nada menos que 143 veces.

16 selecciones de países de cuatro continentes acaban de enfrentarse en el mundial de fútbol para ciegos. Nunca habían competido tantos equipos y esta era la segunda vez que se jugaba en España. La final fue entre dos eternos favoritos y fue Brasil quien finalmente se proclamó campeona frente a Argentina. El brasileño Ricardinho, con diez tantos, fue el pichichi del campeonato.  El exseleccionador nacional Vicente del Bosque entregó los trofeos.

El conjunto español quedó en el quinto puesto. EL PAÍS asistió a uno de los últimos partidos de La Roja en el mundial de ciegos. Fue contra Inglaterra y se resolvió en los penaltis.

En las gradas había espectadores con banderas y la cara pintada, como en cualquier campo de fútbol, pero la hinchada estaba muda la mayor parte del encuentro y cuando se alborotaban por una falta, por ejemplo, el speaker por megafonía y unos asistentes, por carteles, les mandaban callar. En el campeonato del mundo de fútbol para ciegos, el silencio es lo más importante porque es lo que permite a los jugadores oír bien el balón (lleva dentro un mecanismo para que suene al moverse), a su guardameta y al guía que se coloca detrás de la portería contraria para hacerles indicaciones.

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No hay bandas. En su lugar, se colocan unas vallas laterales que evitan que el balón salga. Tampoco hay fueras de juego, ni pases áreos, y los jugadores tienen que gritar "voy" par evitar golpes y orientar al rival.

"¡Te queda uno por la izquierda!", le grita el guía, Ceferino Sánchez, a Fito, uno de los jugadores de la selección española. Ubica a la barrera con sus indicaciones cuando hay una falta y en los penaltis orienta con su voz dónde está el centro de la portería y con una vara toca cada palo para que el futbolista sepa hacia dónde chutar.

Cuando hay un cambio, el árbitro acompaña al jugador hasta la salida del campo. Los cuatro futbolistas invidentes de cada equipo llevan una especie de máscara sobre los ojos porque no todos tienen el mismo nivel de ceguera.

Iván López perdió la vista hace cuatro años, cuando tenía 21, por un glaucoma. "Antes de la enfermedad, jugaba al fútbol. Me gustaban mucho Zidane, Cristiano y Messi. Cuando perdí la vista pensé que se había acabado, que era imposible que volviera a jugar, pero me hablaron del fútbol para ciegos, probé y me gustó mucho". La plantilla tiene ocho jugadores invidentes y dos porteros. El futbolista más joven, Sergio Alamar, tiene 17 años, y el mayor, 48.

El portero inglés es muy alto. Parece una torre imposible. El partido, que aquí dura 40 minutos divididos en dos tiempos de 20, termina 0-0. Pero en la tanda de penaltis, Daniel James encajará dos tantos que darán a España la victoria.

"Te engañan mucho más. No sabes por dónde los van a tirar. Entrenan mucho y los lanzan de miedo", explica Ceferino Sánchez. En este Mundial ha hecho de guía para la selección, pero normalmente juega de guardameta. "Hace tres años me quedé sin equipo. Me dijeron que faltaba un portero en el fúbtol para ciegos y fui a probar. El primer día pensaba que ni de broma me iban a meter un gol, pero me equivocaba". 

Jesús Bargueiras entrena a la selección española de fútbol para ciegos desde 2013. También es preparador físico de los juveniles del Real Madrid. Cuenta que su trabajo es básicamente el mismo. "El entrenamiento es similar, pero hay unas adaptaciones de seguridad y aquí es muy importante crear un vínculo de confianza para que confíen plenamente en ti. Tienen que fiarse de nosotros, orientarse con nuestra voz".

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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