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Nadal: “Nunca he pretendido gustar a todo el mundo”

Después de conquistar su undécimo trofeo de Roland Garros, el número uno (Manacor, 32 años) dialoga acerca del éxito, las rutinas y la polémica por sus declaraciones sobre el cambio de gobierno en España

Nadal posa con la Copa de Mosqueteros de Roland Garros, el pasado domingo en París. En vídeo, declaraciones de Rafael Nadal tras la final de Roland Garros.Vídeo: Clive Brunskill
Alejandro Ciriza

“Buenos días, ¿cómo estamos?”, desliza Rafael Nadal (Manacor, 32 años) antes de sentarse con EL PAÍS y otros medios de comunicación para charlar sobre su undécimo éxito en Roland Garros y otros asuntos, porque en las últimas fechas el tenista ha sido noticia más allá de su raqueta. Recibe con amabilidad en el Hotel Meliá Tour Eiffel, calle Rue Jean Goujon de París. Son las diez y media de la mañana, deposita un plato con dos tostadas de pan de centeno y aceite de oliva, y se abre antes de atender a mediodía un compromiso comercial con la firma deportiva Nike. Aún no llueve y deambulan por el salón los miembros de su equipo y algunos familiares. Poco después pondrá rumbo a casa.

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Pregunta. ¿Cree que debe dejar pasar algo más de tiempo para ser consciente de lo que ha conseguido?

Respuesta. No, no lo creo. Soy bastante consciente de lo que ocurre, pero al final tampoco me gusta mucho hablar de ello, porque creo que a mí no me corresponde. Soy yo el que lo he hecho, con lo cual no es fácil hablar de mí mismo sobre según qué cosas.

P. ¿Teme que, dada la rutina, se le exija ganar siempre en París, sí o sí?

R. Tengo 32 años y la próxima vez que venga a competir aquí tendré 33. Hoy día, creo que no se puede dar por hecho absolutamente nada de tu vida y menos cuando tienes una edad avanzada. Sinceramente, no temo a eso. Llevo muchos años por aquí y no es algo que me preocupe. Todos los que estamos dentro del deporte sabemos de la dificultad que conlleva simplemente ganar una vez, o sea que… A partir de ahí, hay que empezar cada año de cero otra vez; cuando llegas aquí tienes que encarar el torneo, o al menos así lo encaro yo, como lo has hecho toda la vida. Este año no ha sido una excepción. Intentas acertar en todos los momentos y todas las cosas que van ocurriendo alrededor de un torneo largo como este, y después es verdad que el haber ganado muchas veces te da un puntito más de tranquilidad.

P. Cuando sufrió los calambres, en el tercer set, ¿le vino a la mente otra desgracia como la de Australia?

R. No tuve tiempo de pensar en tantas cosas. Intenté entender qué es lo que estaba sucediendo y la verdad que fue un susto. En el momento pensé en que tenía el partido muy bien, no ganado, pero sí muy avanzado, y de repente se me pudo complicar mucho.

Di una humilde opinión, con respeto. Nunca he dicho mi tendencia política ni lo haré

P. Después de tantos años triunfando aquí, ¿qué rutinas le funcionan y cuáles ha cambiado?

R. Me ducho siempre en la misma ducha del vestuario, en la última de la derecha. Y también tengo siempre la misma taquilla, la 159. Por lo demás, no hay muchos cambios. Voy introduciendo cosas y lo que hago ahora a lo mejor no es lo mismo que hacía ocho años atrás; muchas veces llegaba al entrenamiento o al club 20 minutos antes, me ponía los vendajes en la mano, me movía un poquito y ya está… Ahora, sin embargo, llego una hora antes, voy al gimnasio y hago un calentamiento mucho más a conciencia. Las rutinas van cambiando como consecuencia de las necesidades.

Nadal, celebrando sus 11 títulos en Roland Garros.
Nadal, celebrando sus 11 títulos en Roland Garros.Getty

P. Durante el torneo se pronunció sobre política. Fue valiente, se expuso...

R. Yo no me expuse…

P. Pero se le ha criticado.

R. Sinceramente, yo no critiqué a nadie. Yo en ningún momento critiqué a nadie y esta es la verdad de la situación. Como siempre ocurre, cuando dices cosas hay gente a la que le gusta y otra a la que no. Creo que mi declaración fue muy respetuosa y en ningún caso exigí elecciones ni dije nada de todo eso. Simplemente dije que han pasado tantas cosas en estos últimos dos años en España que a mí me gustaría volver a votar. No es algo que pensase después de la moción de censura, sino antes. Creo que han pasado tantísimas cosas que creo que ya no es un tema mío, personal, y sería bueno que el pueblo pudiera volver a decidir su futuro. Dicho esto, entiendo que hay gente a la que le guste y gente a la que no. Yo al final soy un ciudadano español más, lo único que lo que yo digo sale en los medios y lo que dice la mayoría de la gente no. ¿Qué me lo puedo evitar y quedar como alguien que no tiene implicación? También, pero tampoco me gusta. Al final soy un ciudadano más que vive y se preocupa por mi país, y tengo una opinión. Desde el respeto, intento dar siempre mi opinión y cuando dije lo que dije, lo dije con la máxima humildad y el respeto. Luego es verdad que ha salido alguno diciendo algunas cosas que…

¿Pasabolas? Me río más que me molesto. Es una barbaridad decir eso

P. Que su tenis es “soporífero, defensivo, hipermusculado y pasabolas”.

R. Bueno, yo no descalifiqué a nadie. Cada uno según sus luces… Creo que estamos en un país en el que las opiniones, sin faltar, siempre deberían ser respetadas. Su opinión [la del diputado Isidro López, de Podemos] no es una opinión; diría que es un momento de calentón o de no sé qué… Yo entiendo que no le guste mi tenis, sin ninguna duda. No hay ningún problema con que no le gusta mi tenis, lo que pasa es que… ya está. Si quiso decirlo, pues bien. Yo no tengo ningún problema. Nunca he pretendido gustarle a todo el mundo. Intento hacer las cosas de la mejor manera posible y trabajar de la mejor manera posible, intentando esforzarme al máximo. Después, al que no le guste, yo no puedo hacer más. Intento ser correcto y creo que así lo he sido.

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P. ¿No le da rabia lo de pasabolas, con todo lo que ha ganado?

R. Sinceramente, no. No voy a contestar a la gente que dice eso porque, sin faltar al respeto a nadie, me importa un bledo. Quizá si lo dijera Wilander, McEnroe o gente del tenis, bueno… Pero al final estamos hablando de algo que realmente es una barbaridad. Yo creo que nadie en su sano juicio puede decir tal barbaridad. Sinceramente: me río más que me molesto. Y, si eres pasabolas, pues eres pasabolas. Al final estamos en un deporte que consiste en eso. Eso es una frase hecha de los niños de 10 años… ¡Este es un pasabolas! Pues bueno… Pues si te ha ganado significa que ha pasado una más que tú, ¿no? Dicho esto, ¿qué es ser pasabolas, una descalificación? ¿Y si uno es un bombardero que solo saca también es una descalificación? Pues no, estamos hablando de deporte y al final, el objetivo último es alcanzar tu máximo; de la manera que sea, pero dentro de la ética y el buen hacer, ya sea jugando más agresivo o defensivo, al contrataque o haciendo saque-red.

P. Usted, al igual que el futbolista Gerard Piqué, rompe con el estigma de que al deportista de élite le falta conciencia social. ¿Le duele que se les dé palos?

R. Creo que la situación de Gerard y la mía es un poquito diferente, ¿no? No voy a entrar en un debate. Es verdad que Gerard es muy implicado y a veces le gusta estar en los fregaos… y a mí personalmente no me gusta estar en ningún fregao de nada. Yo simplemente me limité a dar una simple y humilde opinión, la de un ciudadano normal. No la di como el Rafa Nadal tenista, aunque lo sea, sino como un ciudadano español: punto y final. Ni reclamé, ni exigí ni pedí. Nada. Simplemente di una humilde opinión y dije que podía haber un camino. Dicho esto, creo que se está haciendo un gobierno bueno, con ministros importantes, y les deseo lo mejor para que nos conduzcan por el buen camino. Yo soy muy sincero en eso. Nunca he dicho mi tendencia política ni lo voy a hacer porque no tengo por qué, pero que nadie tenga ninguna duda de que a mí, lo único que me importa, independientemente de quién gobierne o no, es que todos estemos de la mejor manera posible y que el país funcione lo mejor posible. Cuantos menos problemas tengamos en nuestro país, mejor.

P. Acudió a la final el nuevo ministro, Màxim Huerta. ¿Qué impresión le dejó?

R. No puedo tener ninguna impresión, porque solamente pude agradecerle que viniera y él me felicitó por lo conseguido, y ya está. Al final son dos minutos los que estás ahí, te haces la foto, saludas y ya está. Pero bien, cercano, sin problema.

P. De alguna manera, ¿tiene usted algún paralelismo con el Real Madrid? Es decir, sobre todo en París, gana pase lo que pase, sea cual sea la circunstancia, por muy feo que esté el tema.

Bucear me tranquiliza. Me saca del mundo y me deja sin pensar. Me gusta desaparecer en el mar

R. No, porque cuando estuve mal no gané, esa es la verdad. Cuando en 2015 tuve un mal año no gané. En París no se gana jugando mal. No hay tanta diferencia en el tenis como para poder permitirte jugar mal y ganar. Al final, para ganar torneos de este calibre se necesita jugar bien; quizá hay partidos que uno puede manejar sin estar al cien por cien, pero un partido como el de ayer [por la final] o el de semifinales no lo puedes ganar sin jugar bien.

P. Y ahora, ¿qué planes inmediatos tiene?

R. Me gustaría pasar un poquito de tiempo con la familia, estar tranquilo. Soy de una isla y me encanta el mar, así que he estado toda mi vida muy vinculado al mar. Me gustaría, más que ir a pescar, intentar desaparecer un par de días en el mar. Me da tranquilidad bucear, mirar al fondo y ver los peces, distraerme. A veces, cuando hace buen tiempo me paso dos, tres o cuatro horas sin parar de bucear y eso me saca del mundo y me deja sin pensar. También me gusta jugar al golf y estar de alguna manera desconectado de esa tensión que llevo estos dos últimos meses, en los que he estado prácticamente sin parar. He mirado las condiciones del mar y no están muy bien, así que no creo que sea posible. Tendré que buscarme otra solución…

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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