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Nadal: “Hubiera seguido hasta con el brazo derecho”

Después de ganar la final, el número uno cuenta que sufrió un fuerte calambre en la mano izquierda, pero que no pensó nunca en abandonar. Thiem: “No es el mejor día, pero siento que lo he dado todo”

Alejandro Ciriza
Nadal se duele del dedo corazón durante la final en París.
Nadal se duele del dedo corazón durante la final en París.Michel Euler (AP)

“Estaba acojonao, acojonao…”. En medio del barullo que se generó en el Players—la zona reservada a los jugadores, sus equipos, familiares e invitados—, la frase de Manolo Santana resumía el sentir general que se produjo cuando a Rafael Nadal se le vio torcer el gesto y rasgarse el vendaje compresor de su antebrazo, justo con 2-1 y 30-15 en el tercer parcial. Al campeón, contó, se le cortó la circulación y se le entumeció la zona hasta sentir un fuerte calambre.

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“No podía mover el dedo”, precisó el ganador de 17 grandes, que al plantearle la hipótesis de qué hubiera ocurrido si no hubiera podido continuar jugando con el izquierdo, su brazo bueno para jugar al tenis, respondió: “Era un calambre, así que tenía la esperanza de que se me pudiera pasar. Iba dos sets a cero y no te voy a engañar: no me hubiera ido de la pista. Hubiera ido perdiendo los juegos a ver si se me pasaba; hubiera jugado hasta con el brazo derecho si hubiera hecho falta…”, aseguró el balear, ahora 100 puntos por encima de Roger Federer en el ranking (8.770 frente a 8.670), aunque el suizo podría arrebatárselo esta misma semana si alcanza la final en Stuttgart.

“Dejadme disfrutar de esto, no puedo estar pensando siempre en esto…”, bromeó durante el turno de preguntas en inglés, en el que evitó pronunciarse sobre Wimbledon. “Antes de decidir nada, es el momento de comprobar cómo me encuentro en los dos próximos días”, afirmó Nadal, respaldado por su extenso séquito familiar —padre, madre, hermana, novia, tíos, primos…— y por algunos rostros conocidos. Entre ellos, como casi siempre, el baloncestista Pau Gasol, y también el exfutbolista Hristo Stoichkov, al que Laurent Blanc, exseleccionador francés y extécnico del PSG, instaba a que continuase porque tenía prisa por abandonar el recinto.

“Es un fenómeno”, decía el búlgaro, compañero en el Dream Team de su tío Miquel Àngel, este muy bronceado; “con este último título lo demuestra todo… Solo he visto un deportista español así de grande: Indurain, Miguel. Rafa demuestra que cada día va con la mentalidad de ganar. Para devolver cada bola como él lo hace, debes tener este coraje. A veces, él demuestra que lo imposible es posible. Me alegro mucho porque somos amigos y jugué muchos años con su tío en el Barça”.

La ausencia de límites: la fuerza de la ilusión

A Nadal se le veía relajado. Satisfecho, pero desprendiendo la sensación de que todavía le queda mucho trabajo por hacer. “El hecho de ganar Roland Garros te aporta tranquilidad, porque el año ya es muy bueno: he ganado dos Masters 1000 [Montecarlo y Roma], un 500 [Barcelona] y ahora otra vez aquí. Te aporta calma y prácticamente te garantiza jugar el Masters en noviembre”, valoró el protagonista, que jamás pierde la motivación.

He jugado un partido tácticamente muy bueno; he ido a la pista con una idea y la he aplicado bien

“Siempre hay que mejorar, yo creo que todo el mundo puede mejorar. El límite no se conoce nunca. No sabes dónde está el límite, no hay nada que te diga dónde está", dijo; “al final uno siempre puede hacer algo mejor; a lo mejor no lo mejora, pero si uno no tiene la idea de hacerlo pierde todo el sentido. El deporte en sí es simple: hay que ir a jugar o a entrenar con más ilusión de lo que lo hacías antes”.

Nadal, además, elogió a Thiem y describió la final como un pulso igualado, pesa a que el marcador reflejase lo contrario. “No creo que él se haya salido del partido, quizá al final, pero hasta ahí no”, subrayó. “Creo que yo he jugado un partido tácticamente muy bueno; he ido a la pista con una idea clara y la he aplicado bastante bien”, prolongó el mallorquín, que por la noche se retiró junto a los suyos para celebrar el éxito en el centro de París.

El derrotado, mientras, indicó: “Las primeras veces que Rafa ganó aquí las vi por la televisión, así que nunca me imaginé que me enfrentaría a él en una final. No es el mejor día porque he perdido, pero siento que hoy lo he dado todo. Traté de jugar como si fuera un partido normal, pero Rafa en París juega de una forma increíble”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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