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Neymar coge el punto

Tras marcar a Croacia, el delantero firma otro tanto ante Austria y reivindica la peligrosidad de Brasil, que mezcla el músculo con la virguería

Jordi Quixano
Neymar festeja su tanto a Austria.
Neymar festeja su tanto a Austria.CHRISTIAN BRUNA (EFE)

Con el Mundial a la vuelta de la esquina, las selecciones van madurando su idea, su hoja de ruta, su fútbol. Como Brasil, que desde hace años, probablemente desde que Dunga impusiera el músculo al balón, ya no practica el jogo bonito, la que fuera su verdadera seña de identidad durante décadas. La Canarinha de Tite es mucho más ramplona porque destila un juego más directo y menos virguero, sin pretensiones desde la raíz pero terriblemente exigente en lo físico en la medular (Casemiro y Paulinho), también exquisita en los últimos metros porque Neymar y Gabriel Jesús juegan al fútbol mejor que el que lo inventó. Una mezcla que no es magnética a ojos del aficionado pero que es bien efectiva y que traerá a maltraer a cualquier seleccionador porque no hay por dónde meterle mano al conjunto brasileño, camaleónico a cada encuentro porque tanto le da gobernar que perseguir a la pelota mientras disponga de unas pocas ocasiones en el área rival. Frente a Austria, que sacó la lengua en el segundo acto, tuvo más y su botín se quedó en tres goles. Uno por cada mago: Gabriel Jesús, Neymar y Coutinho.

Austria, equipo destemplado desde que se quedara sin el Mundial –quedó cuarta en el grupo que conquistó Serbia-, compitió a medio gas, más preocupado en no sonrojarse que en someter al rival. Tampoco apretó de inicio el acelerador Brasil y el choque se bañó en cloroformo o en Diazepam, demasiado lento y sin mordiente. Se resistió a la siesta, en cualquier caso, Arnautovic, delantero de entrega y sacrificio, estorbo para la compenetrada pareja de centrales (Miranda y Tiago Silva) que aceptaron sin reparos el juego de choques y contactos. Y salieron vencedores porque Austria apenas se presentó en casa contraria, acaso unos pocos detalles de Alaba por el costado izquierdo y un control fallido de Arnautovic cuando pisaba área frente al portero. Poco más del equipo de Foda, que se esmeró en juntar las líneas y cerrar los espacios para no encajar antes que para mirar al frente y llevarse una alegría.

Las estrecheces contrarias no incomodaron en exceso a Brasil, que tanto le da definirse con la pelota entre las botas que a la contra. Pero no tenían la tarde en la mezcla, en el pase definitivo, y se contentó La Canarinha en tocar y remover en campo ajeno, sin profundidad ni amplitud porque prefiere expresarse por dentro con las diagonales de Coutinho y las llegadas desde la segunda línea de Paulinho. Pero tan completa es Brasil que a falta de ideas y de ingenio, le alcanzó con una jugada a balón parado. Así, tras un saque de esquina, el balón cayó a las botas de Marcelo, que le pegó seco y duro desde la frontal. El esférico, caprichoso, dio en la espalda de un contrario y acabó en los pies de Gabriel Jesús, que estaba en fuera de juego pero no para el linier, por lo que el ariete se acomodó la pelota, se perfiló y chutó con el interior del pie. Rosca imposible para el guardameta y gol de altos quilates para el punta del Manchester City, de Brasil.

No replicó Austria con el balón pero sí con tarascadas, contrariado por los aliños de Neymar y Marcelo, que tiran recortes tan efectivos como irritantes. Así, el 10 sonsacó las tarjetas de Prödl y Schopf, y también algún que otro rifirrafe. Síntoma de que Neymar está mejor de lo esperado [jugó 83 minutos]. Ya lo aclaró en el primer encuentro que disputó –marcó un golazo a Croacia- y de nuevo lo constató ante Austria, cuando recibió un balón en el área rival, se cambió la pelota de pie y dejó sentado al defensor para después batir al guardameta. Momento en el que Austria bajó la cabeza y Brasil se dedicó a disfrutar, a jugar con la pelota y el contrario; ocasión, también, para que Coutinho dejara su sello, tras una pared con Firmino y un remate a imagen y semejanza del que lograra Gabriel Jesús.

Resultado contundente, juego sin fisuras y delanteros afilados que aprovechan el derroche físico de la medular. Brasil en estado puro; Brasil como aspirante al cetro mundial.

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