Leclerc recibe la bendición
Lewis Hamilton y Sebastian Vettel elogian el papel del joven monegasco, heredero de Bianchi y auspiciado por Ferrari
A sus 20 años, Charles Leclerc (Mónaco, 1997) ya ha recibido un par de palos de los más duros que la vida puede depararle a uno y ha sabido cómo recomponerse y emerger con más fuerza que nunca para seguir hacia delante. En dos años, el actual piloto de Sauber vio cómo desaparecían de su vida dos de las personas más importantes para él. El primero fue Jules Bianchi, un gran amigo, que falleció en julio de 2015 como consecuencia de las secuelas que le provocó aquel terrible accidente que sufrió en el Gran Premio de Japón de 2014, al chocar contra una grúa. Y luego su padre, el año pasado, víctima de una larga enfermedad. A pesar de esas bofetadas, el joven corredor encontró la forma de focalizarse en lo que desde pequeño fue su obsesión, y que ahora se ha convertido en su trabajo.
Leclerc es, probablemente, el último diamante en bruto de la Fórmula 1. Así lo certifican sus números en las categorías inferiores, en las que se impuso consecutivamente tanto en el campeonato de GP3 (2016) como en la Fórmula 2 (2017), los dos escalones previos al certamen más elitista del automovilismo actual. En su primer curso en el Mundial, el monegasco compite para Sauber, aunque siempre bajo el paraguas de la Ferrari Drivers Academy, la escuela de formación de la marca de Il Cavallino Rampante. La sexta plaza que logró hace unas semanas en Bakú en su cuarta carrera en la F1 no hizo más que confirmar aquella sensación generalizada de estar ante un fenómeno, alguien que quema etapas a toda pastilla y que, como ocurrió en su día con Max Verstappen y Red Bull, pide paso y asiento en un monoplaza más competitivo que el actual que C37 que conduce.
Este fin de semana, en Montecarlo y ante sus paisanos, Leclerc tiene otra oportunidad para reivindicarse y seguir presionando a Ferrari, que en breve deberá tomar la decisión de renovar o no a Kimi Raikkonen. De todos modos, el conservadurismo que normalmente impera en las decisiones que se toman en Maranello no vaticinan una apuesta tan valiente como la que supondría colocar a Leclerc al lado de Sebastian Vettel ya en 2019. Por el momento, el chico ya ha recibido la bendición de los dos integrantes con más peso de la parrilla, los que acumulan más títulos, nueve en total.
“El bombo que se le está dando a Charles está completamente justificado. Si no se le diera a él, entonces no entiendo a quién se le tendría que dar”, reflexiona Vettel desde Montecarlo, donde este domingo (15:10 horas, Movistar Fórmula 1) se disputa la sexta parada del calendario. “En las carreras que ha disputado hasta el momento ha aprovechado las oportunidades que ha tenido. Ha puntuado con un coche que, por su potencial, no debe estar en condiciones de hacerlo”, añade el alemán, que sobre este asunto coincide con Lewis Hamilton. “Lo que ha hecho en los dos últimos años es de admirar. La F1 debe de ser la cresta de la ola en aquello relativo al automovilismo, y eso significa que los mejores pilotos del mundo deben competir aquí, pero honestamente eso no pasa”, considera el de Mercedes. “Por eso está muy bien que llegue un chaval con tanto talento que realmente se lo merece. Se puede ver que tiene mucho talento, y eso no es algo que se pueda decir de todos los que llegan a la F1”, ahonda el actual campeón.
Preguntado por qué consejo le daría a Leclerc para seguir llevando la misma inercia que le ha proporcionado un asiento en Sauber –junto a su agente que no es otro que Nicolas Todt, el hijo del actual presidente de la FIA– , la respuesta del británico parece hecha con algo de recochineo dado el personaje en cuestión: “Que mantenga los pies en el suelo y no se tome esto demasiado en serio”.
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