La Euroliga de Doncic y de Llull
La estrella eslovena logra el doble MVP de la competición y el menorquín se corona después de un calvario de ocho meses
Un día antes de volar a Belgrado confesó que lo había soñado. Sergio Llull viajó del calvario de ocho meses y medio de lesión a la gloria de la Décima en tan solo nueve partidos. Luka Doncic consiguió el doble MVP de la temporada regular de la Euroliga y de la Final Four en tan solo 24 horas. El esloveno cinceló su leyenda precoz en la antesala de su viaje a la NBA con una conquista enciclopédica; el menorquín coronó su espíritu campeador. En el Stark Arena de Belgrado retumbó de manera consecutiva el We are the Champions, el “¡Llull, Llull, Llull!” y el “¡Luka quédate, Luka quédate!”.
Con 15 puntos, tres rebotes, cuatro asistencias y 17 de valoración, Doncic se llevó el galardón de MVP de la Final Four, sucediendo en el palmarés madridista al Chapu Nocioni, héroe de la Novena. La noche antes de la final, el niño prodigio de 19 años había recogido el mismo galardón pero de la fase regular del torneo tras promediar 16,1 puntos, 4,9 rebotes y 4,3 asistencias, liderando a su equipo en una temporada plagada de lesiones de larga duración hasta el trono continental. A poco más de un mes del draft de la NBA, Doncic suma un nuevo premio para lucir en su rutilante escaparate de conquistas. "Hace tres años, mientras yo ganaba la Euroliga júnior, estaba celoso de ver a los mayores. Quería estar allí levantando el trofeo y hoy he cumplido un sueño", confesó la joya eslovena tras el partido. La casualidad hizo que a su doble premio continental se sumara hoy también el mvp de la jornada 33 de la Liga Endesa gracias a su triple-doble en el partido adelantado ante el Betis.
“Ganar la Euroliga es algo maravilloso. Esta temporada he ganado las dos finales europeas que he jugado y es increíble. Hemos trabajado mucho para conseguir este título”, afirmó Luka, recordando la obra que inició en septiembre conquistando el Eurobasket en su debut internacional con Eslovenia. “Todo el mundo habla de la presión. Es verdad que está ahí, pero cuando estás en la cancha no lo piensas. Yo intento jugar para divertirme. Peleamos mucho en esta final, luchando como un equipo, porque siempre hemos sido un equipo. Este grupo tiene corazón y coraje. También los aficionados, que siempre han tenido fe en nosotros”, remató el MVP de la Final Four.
Resistió el Madrid la carga final del Fenerbahçe sin Doncic ni Llull en pista. El menorquín vivió los minutos finales desde el banquillo, con la emoción a flor de piel, repasando su viaje de superación, la metáfora de un equipo rocoso. “Hemos hecho un esfuerzo brutal y hemos jugado en equipo. Nos merecemos esto y conseguirlo así sabe mucho mejor”, alcanzó a decir el emblema madridista abrazado al trofeo. Tenía una satisfacción íntima y serena, reservándose un espacio en mitad del jolgorio del vestuario madridista.
Desde su vuelta, el 25 de abril en el tercer partido de cuartos ante Panathinaikos, Llull tan solo había disputado ocho partidos antes de la final ante el Fenerbahçe. Seis en casa, uno como visitante y la semifinal de la Final Four. “Tenía que llegar lo bueno por levantarnos de tanta adversidad”, contó tras lograr su segunda Euroliga y su 17º título en 11 temporadas en el club.
En su regreso, ante el Panathinaikos el 25 de abril, Llull jugó 19 minutos y anotó ocho puntos decisivos en los últimos cinco minutos. En su segundo partido, en el que el Madrid selló el billete a Belgrado, se fue hasta los 11 puntos y repartió siete asistencias en 18 minutos. En el tercero, en su regreso a la Liga 10 meses y 13 días después frente al Estudiantes, brilló con 14 puntos (con 3 de 5 en triples) y 17 de valoración en 19 minutos. En el cuarto, ante Baskonia, logró 10 puntos en los seis primeros minutos para un total de 14 y un 18 de valoración. En el quinto, ante el Gipuzkoa, elevó sus registros hasta los 18 puntos y 22 de valoración en solo 16 minutos. En el sexto, ante el Betis, secundó el triple-doble de Doncic con 8 puntos y 6 asistencias. En el séptimo, en Murcia, la primera vez que pisaba otro parqué que no fuera el del WiZink Center, se tomó un respiro pensando en la gran cita y anotó 3 puntos en 17 minutos. Con apenas dos horas de rodaje sobre la pista, se presentó ante el CSKA, como si nada hubiera pasado.
Dispuesto a retomar su carrera, apareció con jerarquía en la pista, resultó determinante en la gestión de los tiempos, lideró el ritmo emocional de su equipo y anotó 16 puntos, los mismos que Doncic, para alcanzar su cuarta final de la Euroliga en los últimos seis años. “He soñado muchas veces con la Final Four durante mi recuperación y siempre acababa bien”, contó antes de volar a por el sueño de la Décima. Su mejor año como profesional se cortó con la primera lesión de su carrera, cuando era reconocido por todos como el jugador más determinante del continente después de acumular proezas y canastas inverosímiles. En su vuelta, le han bastado nueve partidos para alzar la Décima.
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