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Alejandro Valverde pelea y sucumbe en Lieja

Con un magnífico ataque lejano se impone en la Decana el luxemburgués Bob Jungels, punta de lanza del tremendo Quick Step

Carlos Arribas
Bob Jungels, ganador en Ans.
Bob Jungels, ganador en Ans.Francois Walschaerts (AP)

Cuando Alejandro Valverde ganó su primera Lieja-Bastogne-Lieja, en 2006, Bob Jungels, el luxemburgués que ayer destrozó al pelotón más potente del año, no había cumplido aún los 14 años, como tampoco los había alcanzado cuando su primer triunfo en el muro de Huy el francés Julian Alaphilippe, el joven que le privó el miércoles de su sexta Flecha.

Valverde atacó, peleó y perdió. El murciano, que buscaba ganar su quinta Lieja-Bastogne-Lieja e igualar a Eddy Merckx en lo más alto del palmarés de la Decana, terminó 13º su 13ª participación. Demostró, una vez más, que el favorito, para ganar, debe gastar el doble que los demás, tan duro fue el marcaje a que le sometieron los rivales. La derrota da más valor a sus anteriores victorias, por supuesto.

Como el miércoles en La Flecha, Valverde, que el miércoles cumplirá 38 años, sucumbió ante uno de los jóvenes que llegan para desalojar a los viejos de la cabeza del pelotón. Jungels, cosecha del 92, como Alaphilippe, culminó en la cuesta de Ans, que contemplaba la última llegada de la Lieja, un ataque en solitario iniciado 20 kilómetros antes, cuando nada al coronar la Roche aux Faucons, la décima de las 11 cuestas que erizan los 258 kilómetros del monumento más antiguo del ciclismo (la primera Lieja se corrió en 1892), todos los favoritos resoplaron y buscaron aire fresco para sus pulmones que ardían, descanso para las piernas que dolían condenadas. Despreciando las señales lastimeras que le enviaba cuerpo, Jungels cambió de ritmo, encadenó un desarrollo terrible y se fue volando.

Fue un ataque de color táctico. Jungels, 1,89m, una clase excelente sobre la bici, es uno de los ciclistas que más ilusión despiertan entre la afición. Vale para todo. Para contrarreloj, para llano, para lanzar sprints, para tirar del carro, para organizar abanicos con su potencia de locomotora y para adaptarse poco a poco a las montañas y a las grandes vueltas (dos veces ha quedado entre los 10 primeros del Giro), el final deseado de su evolución. Y todas esas cosas tiene que hacer porque su equipo, el Quick Step, está hasta arriba de primeras figuras, de estrellas del sprint, de las clásicas, de las carreras por etapas. Si su ataque en la Roche aux Faucons, la cota que el primer año que se ascendió, 2009, sirvió de trampolín para la victoria a Andy Schleck, el anterior luxemburgués triunfador en Lieja, estuvo protegido atrás por su compañero Alaphilippe, el líder teórico del Quick Step, a quien todos los demás marcaban. Antes, otros compañeros de gran nivel de Jungels habían reventado en la carrera: el mallorquín Enric Mas, demoledor en la durísima Redoute; el belga Philippe Gilbert, lanzando un primer ataque desestabilizador.

En mitad de la jungla, Valverde estaba solo y maniatado, rodeado de rivales que solo esperaban señales de debilidad de los demás para atacar por su cuenta buscando el podio o un buen puesto, no la victoria. Su último compañero, Mikel Landa, le había abandonado a Valverde justo cuando el ataque de Jungels, víctima de un pinchazo. Sin temer al calor exagerado, el murciano arriesgó con valentía. Intentó animar la caza. Intentó irse un par de veces solo en busca del campeón de Luxemburgo espléndido. Acabó entregado porque ya no podía más.

Pinchazo de Landa

“Se ha dado todo lo que hemos podido. En el final iba un poco acalambrado, no sé si por efecto del calor y la humedad. Me encontraba bien a un ritmo normal, pero cuando quería dar el máximo no podía apretar todo lo que me habría gustado”, dijo. “Estando bien pienso que podría haber estado más fuerte que los hombres que venían conmigo, pero no podía dar más, así que me dejé ir a meta sin más”.

Valverde, ganador nueve veces en lo que va de año, añadió que ya necesitaba un descanso. No volverá a competir hasta mediados de junio, en la Vuelta a Suiza. Después, Tour, Vuelta y Mundial, el gran objetivo de la temporada.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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