Aquí colocará el Madrid la decimotercera Champions (si la gana)
El museo madridista, el tercero más visitado de la capital, permite a los aficionados dar rienda suelta a sus pasiones
La pintura es arte. La danza es arte. La música es arte. El cine es arte. La moda es arte. Y para muchos, el fútbol es arte. El gol de Zidane en la novena Champions del Real Madrid podría ser un argumento de la plasticidad y la estética de este deporte. El arte y sus circunstancias tienden a ser almacenados, recordados, mitificados. Con el fútbol ocurre lo mismo. El Santiago Bernabéu no es únicamente la casa del Madrid. También es su museo, lleno de recuerdos y trofeos, el lugar donde descansará la decimotercera Liga de Campeones si el equipo merengue logra vencer al Liverpool. Y el madridismo acude allí en masa a contemplar la obra de su equipo. Ya es el tercer museo más visitado de la capital. “No todo el fútbol es arte, pero aquí he visto cosas que indudablemente lo son”. Lo dice al salir, entusiasmado, Juan Carlos, un treintañero que ha cruzado el charco desde Argentina.
El tour del Santiago Bernabéu recibió en 2017 1,5 millones de visitantes, 300.000 personas más que el año anterior. En Madrid, solo le superan el Museo del Prado, con 2,8 millones, y el Centro de Arte Reina Sofía, con 3,8. Cuando el equipo no juega como local (si hay partido las visitas se suspenden cinco horas antes de que comience el encuentro), el estadio se transforma en una especie de ONU del fútbol: “Aproximadamente un 60% de los visitantes son extranjeros. Recibimos turistas de 100 países distintos al año”, informa Rubén Rueda, responsable de la exposición, que señala a italianos, franceses, ingleses, estadounidenses, mexicanos, japoneses o chinos entre los más asiduos. “Son muy habituales las visitas escolares”, añade Rueda. El estadio no deja de recibir gente, y eso que es jueves, laborable y a la hora de la siesta. Junto a la esquina de Concha Espina con la Castellana, más de una decena de autobuses embarcan y desembarcan cientos de alumnos. Entran inquietos y distraídos. Salen fascinados.
Este otro partido, internacional y turístico, también se juega en 90 minutos, el tiempo aproximado de duración de la visita. Comienza con una mirada panorámica desde lo más alto del estadio (el cuarto anfiteatro) y termina a ras de suelo con la salida por la tienda del club, en la otra punta del coliseo blanco. El fútbol forma parte del concepto de turismo de Juan Carlos: “Yo vine desde La Plata con unos amigos. Estábamos tomando una cerveza antes de ver el Bernabéu. Al acercarnos nos dijeron que se podía visitar y lo tuvimos claro porque a varios nos gusta el Real. Está fantástico todo, es muy emocionante y te hace ver lo grande que es la historia de este equipo”. Viajarán a Barcelona después de ver el partido amistoso entre Argentina y España en el Metropolitano y después a Francia. La casa merengue es su primera visita en Madrid. ¿Irá a más museos? Aún no lo sabe.
“Ver el gol de Raúl a Cañizares me devuelve a cuando era pequeña y veía el fútbol con mi padre
En las alturas arranca un inmenso pasillo oscuro donde se muestran cientos de objetos históricos, trofeos y material audiovisual. Pelotas antiguas, camisetas míticas, galardones individuales de jugadores de leyenda. Y una apabullante sucesión de los goles que han hecho grande al Real Madrid. Di Stéfano y Puskas compiten ahora con Goya o Velázquez. Alan, de 46 años, venido desde Los Ángeles junto a su mujer y sus dos hijas, sí piensa que esto es cultura. “El Real Madrid hace famosa a esta ciudad en todo el planeta. Y creo, por lo que he visto, que su historia va unida a la historia de este país. Todo el mundo conoce a los jugadores. Todos se acuerdan de algún partido. Creo que su influencia es enorme”, comenta con la réflex al hombro.
En el álbum familiar
Caminando por la galería se escuchan goles históricos, se ven las caras de asombro de los visitantes al ver tanto Balón de Oro junto, se asiste a una sucesión interminable de selfies. Los chavales exclaman en varios idiomas con los mejores goles. Los más mayores exploran la historia del club, parte de su propia vida. Y entonces llegan las 12 Copas de Europa, el mayor orgullo madridista, y un videowall que ocupa toda una sala y que resume a base de grandes triunfos la filosofía ganadora, de esfuerzo y lucha del club. El fútbol construye recuerdos, es a menudo el trasfondo del álbum familiar: “Yo me hice del Madrid con la séptima y la octava [Champions]. Ver el gol de Raúl a Cañizares me devuelve a cuando era pequeña y veía el fútbol con mi padre”, asegura Clara, de 33 años, embutida en la camiseta de Ramos. Ha llegado desde Granada junto a su novio a pasar el fin de semana.
El museo guarda memorias para todas las edades, desde los primeros grandes triunfos con Gento hasta las últimas coronas europeas logradas contra Atlético de Madrid y Juventus, pasando por el Real Madrid de Juanito y Santillana o el de Butragueño. Un mural táctil permite repasar la trayectoria de todos los jugadores que han vestido de blanco, mientras otro analiza las estadísticas actualizadas de cada miembro de la plantilla hasta hoy. Un mapamundi ofrece una idea de la trascendencia del club más allá de su propio césped: controla y muestra minuto a minuto la actividad en redes sociales de la comunidad madridista, con más de 100 millones de seguidores en Facebook. Kenji, un japonés de visita por Europa que ronda los 40 años se hace un selfie (otro) junto a las botas, guantes y equipaciones firmadas por la plantilla actual. Dice que los blancos le parecen como estrellas del pop: “Su camiseta está en todas partes. Son mis ídolos”.
La visita concluye previo paso por los banquillos, junto al césped del Bernabéu, los vestuarios visitante y local, donde Cristiano y compañía se preparan para los partidos (con jacuzzi incluido, para envidia de los niños), el palco, la sala de prensa y la zona mixta. Los chicos se agolpan para poner su mejor sonrisa junto a la última Champions y al lado de sus jugadores favoritos, que aparecen gracias a un croma.
Al salir quedan pocas dudas de la dimensión del Real Madrid, de su impacto turístico y de su capacidad para unir personas más allá de las fronteras.
Y muchos opinan que lo que han visto es arte.
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