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El plan B de Portugal sufre un revolcón

Holanda golea a la campeona continental a 80 días de que se cruce en el Mundial contra España en un partido en el que Cristiano jugó poco más de una hora integrado en un equipo plagado de reservas

Cristiano Ronaldo se lamenta tras el segundo gol de Holanda.
Cristiano Ronaldo se lamenta tras el segundo gol de Holanda.DENIS BALIBOUSE (REUTERS)

Portugal firmó un ensayo fallido, un revolcón que arroja dudas sobre su fondo de armario a 80 días de cruzarse en el Mundial ante España. Fue incapaz de dominar con una alineación alternativa a un rival en obras. Desnuda y goleada, la campeona continental apenas dispuso de inicio a Cristiano Ronaldo de entre los integrantes de un hipotético once titular. Nada es definitivo si se considera que la final de la pasada Eurocopa la decidió un secundario, Eder, mientras el gran astro luso estaba lesionado en el banquillo. Con todo, la gran cita está tan próxima que fiascos así resultan dolorosos. Lo son además para un tipo como CR al que le disgusta perder hasta a las chapas. Jugó poco más de una hora porque cuando su entrenador sintió que se quedaba sin opciones de ganar el partido, al quedarse en inferioridad numérica por expulsión de Cancelo, decidió resguardarlo en la reserva.

Ficha técnica

Portugal: Anthony Lopes; João Cancelo, José Fonte, Rolando (Neto, m. 45), Mário Rui; Adrien Silva (André Silva, m. 45), André Gomes (Guedes, m. 45), Bruno Fernandes (João Mario, m. 78), Manuel Fernandes; Quaresma (Gelson Martins, m. 54) y Cristiano Ronaldo (Moutinho, m. 67).

Holanda: Cillessen; De Ligt (Fosu-Mensah, m. 83), Van Dijk, Aké, Vilhena (De Vrij, m. 67); Tete (Til, m. 78), Van de Beek, Pröpper e Wijnaldum (De Roon, m. 67), Vilhena; Depay (Kluivert, m. 78) y Babel (Berghuis, m. 83).

Árbitro: Buquet (Francia). Expulsó a João Cancelo por doble tarjeta amarilla (m. 61). Amonestó al holandés Tete.

Goles: 0-1, m. 11, Depay; 0-2, m. 31, Babel; 0-3, m. 45, Van Dijk

Stade de Genève (Ginebra, Suiza). 15.000 espectadores

Ganó Holanda, que se afana en una reconstrucción que apunta a tortuosa, pero al menos ha encontrado a un entrenador que no se enreda. Como el pasado viernes contra Inglaterra, Ronald Koeman fijó atrás tres centrales que recibían el apoyo de los dos laterales para conformar una línea de cinco sin balón. Nada de ir a buscar al rival a su campo, repliegue y construcción tras recuperar. Salidas por las bandas. Ese orden desarmó a un rival sin ritmo ni chispa que fue de golpe en golpe, que encajó sin que su portero hubiese tocado la pelota. Fue apenas pasados los diez minutos de partido en la primera excursión ofensiva de Kenny Tete, el lateral derecho del Lyon. Van de Beek culminó el ataque con un disparo fallido que le cayó a Depay en boca de gol.

La desventaja no cambió el paso de Portugal, inapetente, incapaz de hacer entrar en juego a Cristiano Ronaldo, que no cesó de deambular hacia posiciones más atrasadas de las que suele ocupar. El siete se desesperó con tirios y troyanos y la frustración le llevó hacia a elevar su dosis de competitividad, ya elevada de serie. A la media hora pidió un penalti, al minuto siguiente lamentó el segundo gol holandés, un testarazo de Babel tras colada del interesante central De Ligt, una alhaja de apenas 18 años. No fue la última palabra de Holanda, que sangró la atonía defensiva lusa. A tres minutos del descanso el meta Lopes respondió con una extraordinaria intervención a un remate de Lopes; en la última acción de la primera parte ya no tuvo opción. Marcó el defensa más caro del mundo, Van Dijk, tras otra asistencia de De Ligt, que visto lo visto y por comparación, le sobra para optar a acabar con las chequeras.

Cristiano se marchó a la caseta echando humo. Regresó con sangre en el ojo y su técnico le rodeó de los dos mejores extremos portugueses del momento, Gonçalo Guedes y Gelson Martins. Para entonces la contundencia del marcador había convertido un anodino amistoso en una cuestión de honor. Y hasta el árbitro se imbuyó del frenesí y aplicó una versión rigurosa del reglamento para expulsar a João Cancelo de un partido que no dejaba de ser una puesta a punto.

Con media hora por jugar, Portugal tuvo que bajar líneas en la presión defensiva. Se quedó sin alas cuando buscaba el despegue. El técnico Fernando Santos decidió que Cristiano Ronaldo se estaba enfrascando demasiado en la batalla y lo llevó al banquillo para evitar problemas. Todo lo que siguió fue un trámite excepto para los nostálgicos o para quienes se sientan tan mayores por ver debutar con la selección a Justin Kluivert, hijo Patrick, el fantástico exjugador holandés.

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