Isco florece como falso extremo
El malagueño recupera con España la presencia que pierde en el Madrid, gracias a las posibilidades que le ofrece la ubicación que le da Lopetegui para moverse entre líneas
Entre los analistas de la selección de Argentina que siguen a España en vísperas del amistoso que enfrentará a ambos equipos en el Wanda, mañana (21.30, T5), destaca un veredicto: “España sin Iniesta se queda como Argentina cuando le quitas a Messi”. Sin el genio que ordena y eleva a sus compañeros, el fútbol se hace más mecánico. Más predecible.
La sucesión de Andrés Iniesta, que a sus 33 años afronta su último verano con La Roja, es un asunto de primer orden en el vestuario del Barça, en los despachos de la federación, y en las barras de los bares, especialmente de aquellos establecimientos frecuentados por mayoría madridista, en donde crece el deseo de colocar en el sitial del ídolo a otro ídolo, pero blanco. La opinión de los aficionados de la oposición respecto a la identidad del heredero coincidió con la idea de Josep Maria Bartomeu, el presidente del Barça, cuando en 2017 le ofreció a Isco un contrato para jugar como interior en el 4-3-3. Esta unanimidad tuvo su reflejo en Julen Lopetegui, el seleccionador, que desde 2010, cuando dirigía a la sub-19, comenzó a meterle en todas sus alineaciones, pero nunca como interior. A dos meses para el Mundial de Rusia, la certeza de Lopetegui es, de momento, inalterable: Isco, de 25 años, es fundamental.
El partido contra Alemania en Düsseldorf, el viernes, confirma la condición de Isco como titular en la selección y contrasta con sus altibajos en el Madrid. Partiendo desde la izquierda como falso extremo, fue el futbolista que más se asoció con Iniesta, Thiago y Silva. Crispó a sus rivales, incapaces de cogerle la marca durante media hora porque no sabían si recibiría el balón por fuera o por dentro, si recortaría hacia un lado u otro, si su marca entraba en la jurisdicción de Khedira, Boateng, Kimmich o Hummels. Fue el español que más regates hizo (3) y el que más faltas recibió (3). Solo dispuso de un tiro a puerta: mano a mano con Ter Stegen, que lo paró.
Las decisiones de los entrenadores condicionan el progreso de Isco en contextos completamente diversos. Lopetegui acierta situándole de forma que arranque desde la izquierda para meterse entre líneas. Pero Zidane no podría acertar del mismo modo en el Madrid pues desde la izquierda también suelen arrancar Cristiano y Benzema en busca de espacios para llegar al gol. En el Madrid, Isco suele desempeñarse como mediapunta por detrás de dos o tres hombres que buscan la profundidad. Actúa en zonas que le alejan del área rival y sus estadísticas ofensivas decaen. Con España mete más del doble de goles de promedio por tiempo de acción, da más pases, regatea más y remata más, pero recupera menos balones. Con el Madrid en Eibar, por ejemplo, hizo un disparo, regateó una vez, dio 31 pases y recuperó seis balones; frente a un disparo, 58 pases, tres regates y cuatro robos registrados en Alemania.
El giro imposible
“Cuando inicia por fuera y termina por dentro Isco destaca sus condiciones porque tiene capacidad en el uno contra uno”, dice un miembro del cuerpo técnico de España; “él se mueve bien en espacios reducidos porque es capaz de girar en lugares donde casi nadie se gira para jugar entre líneas. Al igual que Silva o Iniesta, son jugadores que tienen condiciones de aparecer en zonas de influencia ofensiva distintas de las del inicio de la jugada”.
Con menos deberes tácticos que los que le cargan en el Madrid, en donde los atacantes no colaboran tanto en la elaboración y sus tareas se aproximan más a las funciones de los mediocampistas, en la selección el presunto heredero de Iniesta encuentra un ecosistema propicio para su cargo especialísimo. Muy similar a aquél del Málaga de Manuel Pellegrini en que brilló jugando la Champions como falso extremo izquierdo.
Sometido al rodillo de Ancelotti —que le puso de interior— y al banquillo de Zidane, a Isco la Roja le devuelve al origen.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.