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Muere René Houseman, el loco de la gambeta

El exfutbolista, campeón del mundo con Argentina en 1978, falleció por un cáncer este jueves en Buenos Aires a los 64 años

René Houseman, con una camiseta de Argentina junto a Daniel Passarella en 2013.
René Houseman, con una camiseta de Argentina junto a Daniel Passarella en 2013.Enrique Marcarian (REUTERS)

El mundo del fútbol ha perdido este jueves a uno de sus grandes trovadores. El corazón de René Houseman se paró por un cáncer de lengua que le había sido diagnosticado en 2017. Campeón del mundo en Argentina 78, apenas ha sobrevivido una semana a Rubén Galván, su compañero en la albiceleste.

Flaquito, pequeño y melenudo, pocos podían imaginar que ese tipo con pintas de rey de la bohemia podría transformarse en un genio sobre la cancha. Era un extremo astuto, habilidoso, imprevisible. El heredero natural de Corbattta, Garrincha y Best. Es curioso que a todos ellos se les haya denominado locos. Quizás el problema es de los terrenales que no sabemos entender el ingenio de estos seres nacidos para dibujar una sonrisa en los aficionados. Su capacidad para desbordar sobre un ladrillo y para amagar a los rivales le convirtieron en uno de los elegidos de la historia del balompié. Fue un verso suelto en el fútbol setentero, en el que la pierna dura y las tácticas defensivas amenazaban con acabar con la esencia del juego.

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Nacido el 19 de julio de 1953 en La Banda, un municipio de Santiago del Estero, se formó en los potreros de esta localidad y posteriormente en los de Buenos Aires, ciudad a la que se mudó la familia. Por entonces imaginaba ser Rojitas, el talentoso delantero de Boca, al que imitaba en los ratos libres que tenía cuando salía de los diversos trabajos que tuvo para ayudar a su familia. Su primer equipo reglado fue Excursionistas, club en el que triunfaba su hermano Carlos, pero en el que René no tuvo oportunidades. Probó suerte al otro lado de la acera, en Defensores de Belgrano, y terminó conquistando el mundo. En 1973 llegó al Huracán de Menotti y armó el taco, siendo figura del equipo campeón del Torneo Metropolitano. Ese mismo año Sívori quedó enamorado de su juego y lo convocó para la selección argentina.

Con apenas 20 años fue una de las pocas noticias positivas de la decepcionante albiceleste de Alemania 74. Cuatro años después, en Argentina 78, comenzó como titular, pero su bajo estado de forma hizo que perdiese el puesto en el once en favor de Daniel Bertoni. En la gran final saltó al campo en el minuto 75, por lo que logró coronarse campeón del mundo sobre el campo.

A finales de los setenta su luz en la cancha se fue apagando a medida que le estallaban los problemas fuera de ella. El alcohol fue consumiendo la carrera de un superdotado que llegó hasta donde quiso. Tras dejar Huracán en 1980, intentó reconstruir su carrera en River Plate y Colo-Colo, pero por entonces ya era un juguete roto. Todavía tuvo una oportunidad de la mano del Pato Pastoriza en Independiente. Pero fue inútil. Su carrera estaba acabada a los 30 años. Jugó su último partido en el equipo de su infancia, Excursionistas. Cerró de esa manera un círculo imperfecto en una carrera plagada por las aristas.

En 2000, unos amigos decidieron hacerle un homenaje en el estadio de Huracán, el que vio sus mejores gambetas. Durante el partido la afición del Globito se lanzó al campo a abrazar al ídolo. René se despidió dibujando la enésima sonrisa entre la hinchada.

René Orlando “El Loco” Houseman, futbolista, nacido en La Banda, Santiago del Estero, el 19 de julio de 1953; fallecido en Buenos Aires el 22 de marzo de 2018.

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