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Husillos promete que la peripecia de Birmingham le motivará más aún

Arropado por la federación, que le dará beca de campeón, y por todos los compañeros de selección, el velocista de Astudillo dice que su descalificación fue “clara”

Carlos Arribas
Óscar Husillos, tras ganar los 400m en la pista de Birmingham, antes de conocer su descalificación.
Óscar Husillos, tras ganar los 400m en la pista de Birmingham, antes de conocer su descalificación.GERRY PENNY (EFE)

Un pub de la calle principal de Birmingham una medianoche de sábado, hielo en las aceras que desafían jóvenes borrachas felices casi sin ropa, no es solo un lugar para la bronca, el jaleo y el derroche hormonal. En una mesa alta reposan unas pintas suaves, y alrededor, sentados, unos chavales atletas que han competido con la camiseta de España escuchan con los ojos bien abiertos a su capitán, Ángel David Rodríguez, El Pájaro. Es una sesión especial. Los chavales atentos son algunos de los cuatrocentistas que tanto han contribuido a cambiar la cara y las expectativas del atletismo español. Están Lucas Búa, Darwin Echeverry y Samuel García. Y también Óscar Husillos, que una horas antes ha pasado por el proceso acelerado que ningún deportista desearía cruzar, el paso en pocos minutos de la esperanza a la culminación exagerada y al brusco, finalmente, descenso inesperado a lo más profundo.

“Ahora hay que arroparle entre todos”, había pedido El Pájaro, el gran velocista que mantiene a los 38 años nivel de semifinalista del Mundial, antes de llamarle por teléfono a Husillos, insomne en su habitación, y pedirle que bajara a tomar una cerveza. “Así que vamos a hablar de cosas divertidas”. Y, entre medias, para animar la espera de unos minutos, contó cómo los entrenamientos tan excepcionales que le había comentado Husillos que hacía le habían llevado a él, al Pájaro, que tiene muy buen ojo técnico, a decirle hacía unos días: “Si eres capaz de hacer estos entrenamientos y no morir, puedes estar tranquilo, puedes hacer unas marcas increíbles”.

Cuando llegó Husillos a la mesa, todos comprobaron un par de cosas: la lucidez del atleta castigado y la serenidad con la que parecía asumir lo sucedido. “He pisado la línea. La descalificación es clara. Y más si han echado a más de 10 como a mí. Yo no voy a ser más que los demás”, les dice a sus compañeros, que asienten y lamentan. “Fue un error del que no saqué ninguna ventaja. De hecho, se corre mejor por el centro de la calle, pero este peralte es tan inclinado y la curva tan larga que puedes entrar a mucha velocidad y salir a más, y tiendes a bajarte un poco”.

El debate entre todos pasa a otro nivel. Ya no tratan de decidir si la descalificación de Husillos fue justa o injusta sino de sacar conclusiones válidas de un dato: el 25,4% de los competidores de 400m fueron descalificados por pasarse de la raya. “Si esto es así, o falla el reglamento o no se ha aplicado bien”, concluyen, y alguno añade: “Quizás el problema es que el reglamento que prohíbe pisar la raya en la curva se escribió cuando no había tantos medios técnicos y los comisarios juzgaban lo que veían, no se pasaban luego tiempo analizando los vídeos de 29 cámaras a supercámara lenta… En este caso siempre verán algo”.

Y también se habló de dinero, por supuesto. Todos convinieron en que lo de perder el oro y que su nombre no figurar en la lista de récord de Europa dolía, pero que al menos él sabía en su interior que había corrido a esa velocidad, que era capaz de hacer esa marca. “Pero el convencimiento, la virtualidad, la potencialidad, no se recompensa”, convinieron. Husillos, que ya empezaba a sentirse tan seguro de que la profesión le dará alegrías, se acaba de comprar un piso de 130.000 euros. Los 40.000 dólares que le corresponderían por el oro más los bonus que figuran en su contrato con Adidas le habrían generado 65.000 euros, el 50% del piso…

Al día siguiente, terminada la competición, Husillos, de 23 años, y su entrenador y la federación en pleno hablaron en conferencia de prensa. El atleta habló de cómo se sintió roto al conocer su descalificación por la periodista de TVE que le entrevistaba y prometió que este hecho sería su mejor motivación, que ya pelearía con más ganas para resarcirse del contratiempo. “Estoy en una forma como tocado por una varita, de esas formas en las que todo lo que quieres lo consigues, y más”, dijo Husillos, y Luis Ángel Caballero, su entrenador, proclamó: “Si no se lesiona, está para un marcón este verano. Tengo 70 años, llevo toda la vida entrenando y no he visto nunca a un fenómeno igual”.

La federación, anunció su presidente, Raúl Chapado, le otorgará la beca de 19.200 euros que habría percibido por ser campeón.

En el pub estaba también Manuel Guijarro, de 19 años, el chico de Villarrobledo (Albacete) recién ascendido al gran relevo. Está emocionado y feliz. Y lleno de esperanza. De todo lo ocurrido ha sacado una conclusión clara, que le llena. “Si Husillos, que es de un pueblo de Castilla, como yo, ha sido capaz de correr por debajo de 45s, ¿por qué no lo voy a a conseguir yo?”, se pregunta. Y sonríe.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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