Seedorf enseña sus argumentos
El técnico del Deportivo trata de implantar una cultura de laboriosidad e incorporación de novedades científicas y técnológicas al tiempo que promueve un discurso tópico y busca un hilo futbolístico
El 6 de febrero se puso el chándal del Deportivo y dirigió su primer entrenamiento. Trece sesiones y dos partidos después concedió el primer día de asueto a su plantilla, el único hasta ahora. Apenas había referencias sobre el pelaje de Clarence Seedorf como entrenador porque además solo atesoraba una experiencia en los banquillos de seis meses. Dos semanas y media después de su llegada empiezan a despejarse dudas. Estamos ante un técnico más de donde pació que de donde nació, de cultura más italiana que holandesa, laborioso, con un discurso futbolístico que al menos de puertas afuera no va mucho más allá de los lugares comunes que refieren a "la intensidad”, "la agresividad” y “lo mental”. Un currela por ahora desafortunado en los resultados. El Deportivo ha perdido por la mímina sus dos partidos con él a los mandos, es penúltimo y hoy recibe al Espanyol en Riazor en un duelo que pesos pesados del vestuario no dudan en calificar como una final. Para ganarla les piden que interpretan un libreto que se escribe con los siguientes renglones.
Sesiones cortas, jornadas maratonianas. Los tres primeros días en el club Seedorf programó entrenamientos matutinos y vespertinos. Entre medias, como la Ciudad Deportiva de Abegondo no dispone de comedor ni de un espacio para servir un catering, se llevó a la plantilla a almorzar y descansar a un hotel coruñés. Las sesiones dobles y la exigencia de que el futbolista esté en su centro de trabajo bastante más que las dos horas cotidianas son ahora moneda común en el Deportivo, que rebaja la carga de trabajo 48 horas antes de los partidos. En lo que respecta a desplazamientos y concentraciones, el equipo ya no viaja en el día aunque los partidos se jueguen a última hora de la tarde y se encierra de víspera en un hotel antes de los partidos en Riazor.
Trabajo por líneas o en grupos reducidos. Tal y como estilaban Fabio Capello y otros técnicos de la escuela italiana, el Deportivo dedica varias sesiones por semana al entrenamiento específico por líneas o roles ofensivos y defensivos. En un giro aún más reduccionista, Seedorf convocó esta semana tan solo a siete jugadores para una sesión matinal de una hora en la que incidió en cuestiones tácticas. Llamó a tres centrales y dos laterales derechos, pero también a un mediocentro y un mediapunta.
Huída de las rutinas. Los futbolistas se enteran del plan de trabajo del día siguiente cuando acaban su jornada laboral. Y los horarios no suelen repetirse por más que se constata una querencia por el trabajo vespertino en caso de que haya una única sesión. Seedorf quiere que sus chicos tengan el foco en su profesión, que sea su plan principal en torno al que gire su día a día. Su enfoque es además el de un temporero que viene a ganarse un lugar. Firmó un contrato hasta final de temporada al margen de la categoría en la que esté para entonces el equipo y ha renunciado a instalarse en una vivienda. Seedorf hace vida en las instalaciones del club, apenas se deja ver por la ciudad y se recluye en el mismo hotel donde habitó durante casi siete años Javier Irureta y en el que una placa distingue su mítica habitación 514.
Apoyo de un equipo multidisciplinar. El laureado exfutbolista llegó a A Coruña con un único ayudante. Se trata de Valerio Fiori, con el que coincidió de corto en el Milán y con el que trabajó en sus breves periplos tanto en el cuadro italiano como en el Shenzhen chino. Pero en dos semanas se ha rodeado de más de una docena de auxiliares. El club ha tenido que recolocar a varios entrenadores adscritos a sus categorías inferiores para ejercer labores de análisis, grabación o estudio de entrenamientos y partidos. Además hay apoyo externo como el de un grupo de psicólogos deportivos o el que ofrece Magni Mohr, un fisiólogo adscrito a las universidad de Goteborg, Copenhague e Islas Feroe, de donde es natural este exfutbolista empeñado desde hace tiempo en la aplicación del conocimiento científico al entrenamiento. Mohr, que cooperó con Carlo Ancelotti en el Chelsea que ganó el doblete en 2010 o con Marcello Lippi en la Juventus, estuvo esta semana en A Coruña y se desplazará tres o cuatro veces al mes para coordinar sobre el terreno aspectos relativos a modos de entrenamiento, nutrición o prevención de lesiones.
El entrenador decide quien porta el brazalete. El Deportivo tiene cinco capitanes: Mosquera, Borges, Sidnei, Juanfran y Navarro. Seedorf no entra en quienes deben ser los portavoces del plantel ante el club, pero ya avisó nada más llegar de que en lo futbolístico sería él quien decidiría el capitán en cada partido. Pocas horas antes de saltar al campo se lo anuncia a los jugadores. En los dos primeros confió en Adrián, si bien en el del debut contra el Betis le dio el brazalete a Borges en la segunda parte.
El mensaje y la idea futbolística. Seedorf se rodea de conocimiento cientifico y de avanzada tecnología para editar y analizar incluso en tiempo real pasajes de entrenamientos o partidos, pero su discurso público vira hacia el tópico. “Tenemos que trabajar más la intensidad y dar un mínimo de agresividad”, dijo tras la pésima segunda parte de su equipo el sábado pasado ante el Alavés. “Lo que falta es una parte mental, hay que liberar la cabeza”, asegura. Y no deja de lanzar un mensaje optimista a una afición que no ve ganar a su equipo desde hace casi tres meses. “Falta poco para ver la luz”, les anima. Futbolísticamente la idea que promueve es la de reducir riesgos en el manejo del balón en la zaga hasta el punto de que el jugador más dotado para jugarla, el suizo Schär, se ha convertido en inquilino del banquillo en beneficio de perfiles como los de Albentosa o Bóveda. Los mediocentros, en un 4-2-3-1 que a veces gira a un desequilibrado 4-2-4, acuden a la segunda jugada o a la presión, los laterales no combinan con ellos sino que buscan el balón en largo por su flanco. Esa es la salida preferida del Deportivo. Seedorf, aquel centrocampista exquisito, tiene claro que tipo de jugador desea en su equipo, un esforzado que porte el cuchillo entre los dientes y llegue al vestuario tras exprimirse: “Quiero once como Andone”, zanja.
Muntari, un campeón de Europa que llega como una incógnita
Dos días después de que Seedorf empezase a trabajar con el Deportivo llegó a A Coruña un futbolista que semejaba lejos de los radares, Sulley Muntari. Tras dos semanas a prueba ha acabado por firmar contrato hasta final de temporada con el club gallego, que había buscado sin éxito durante el mes de enero un mediocentro que le reforzase. En esa posición se desenvuelve este internacional por Ghana, campeón de Europa con el Inter a las órdenes de Mourinho, rival tantas veces de Seedorf y luego a sus órdenes en el Milán. El mismo día que firmó contrato con su nuevo club supo que estaba convocado para el partido contra el Espanyol, así que podría debutar esta noche (21 horas, BeIn Sports) en la liga española.
Muntari, de 33 años de edad, no ha jugado para ningún equipo desde el pasado mes de abril. Su última experiencia fue en el Pescara, al que había llegado en el mercado de invierno tras media campaña en paro y una fallida experiencia en el fútbol árabe. Apenas disputó nueve partidos en un equipo que acabó como colista destacado, y con el que acabó enfrentado porque no le prestó apoyo cuando protagonizó un agrio episodio al abandonar un partido contra el Cagliari por los gritos racistas de aficionados rivales. Muntari vio tarjeta amarilla y acabó expulsado, pero la sanción se revocó tras una polémica que llegó incluso a la ONU, donde un alto funcionario le calificó como “una insipiración en la lucha contra el racismo”. Su nivel futbolístico actual es una incógnita, una más en el Deportivo. Pero Seedorf cree en él: "Está muy integrado y motivado. No va a ser el salvador de la patria, pero nos va a dar un algo muy importante que estamos buscando: agresividad y dominio físico en ciertos momentos".
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