Lucas Eguibar, Regino Hernández y Laro Herrero: los guerreros del snowboard cross
En la noche del miércoles al jueves, los ‘riders’ españoles buscan medalla en homenaje a su entrenador fallecido
Israel Planas los llamaba directamente guerreros. “Ni deportistas ni nada”, recuerda Regino Hernández (Mijas, 26 años). “Nos decía que si no entrenábamos teníamos que imaginar que íbamos a subir a un ring y nos iban a partir la cara”. Ese espíritu, que el entrenador adquirió de las artes marciales, le dio al snowboard cross español sus primeras medallas en un Mundial, el año pasado en Sierra Nevada: una plata en individual de Lucas Eguibar y otra por equipos, con el rider vasco y Hernández. Días después, el técnico falleció a los 41 años de forma repentina a causa de un infarto cerebral.
Ahora, en Pyeongchang, estos dos riders y Laro Herrero, que también se preparó con él cinco años, buscarán honrar su legado con una medalla olímpica la madrugada del miércoles al jueves. A las 3.00 (DMax) competirán en la primera ronda. Los octavos serán a las 5.30; los cuartos, a las 6.04, las semifinales, a las 6.25; y la final a las 6.45.
El método poco ortodoxo de Planas era ídoneo para un deporte que tantas veces se escapa del control técnico del snowboarder. Consiste en un descenso de velocidad en el que seis riders bajan a velocidades que rondan los 90 kilómetros por hora por una pista llena de baches, peraltes y saltos, inspirada en el motocross. Los tres primeros de cada serie pasan a la siguiente ronda. “Nos hacía ponernos las botas y la tabla encima de la cama”, recuerda Lucas Eguibar (San Sebastián, 24 años), abanderado en los Juegos de Pyeongchang, y el rider con mejor palmarés. “Era un motivador nato, si te tenía que coger del pecho, levantarte dos centímetros del suelo y gritarte para motivarte lo iba a hacer”, abunda Hernández. “No era solo un entrenador, sino también un educador”, tercia Herrero (Santander, 28 años).
Las características extremas de este deporte hacen que las caídas se multipliquen. “Tienes menos del 20% del control de la bajada, todos quieren hacer su su línea y llegar abajo lo antes posible. No es solo que puedas tener un mal apoyo o algo, sino que el de delante se caiga y choque, o el de detrás te toque y caigas. Pueden pasar muchísimas cosas. El favorito se puede ir fuera a las primeras de cambio”, resume Hernández y añade: “El recorrido de los Juegos es espectacular. Nada más salir te enfrentas a una caída de casi cuatro metros”.
La muerte de Planas dejó en shock al equipo y al snowboard español, un deporte que ya había sufrido una pérdida muy importante con el fallecimiento dos años antes de Ben Jolly, entrenador de Queralt Castellet. Planas, además, había sido uno de los precursores de esta disciplina en un país sin tradición en la nieve y luego se convirtió también en uno de sus mejores divulgadores. “Me llamaron de repente, ‘mira que ha pasado esto, cancelamos la rueda de prensa’. Fue todo muy chocante”, recuerda Hernández. A los tres se les quitaron las ganas de seguir compitiendo esa temporada, aunque les quedara en el calendario una prueba más de la Copa del mundo. “Al final fuimos porque así nos reuníamos todos para darle un homenaje”, apunta Eguibar. En abril, Simone Malusa se convirtió en su nuevo entrenador. El italiano, con un perfil más técnico, ya había trabajado con el grupo, así que la adaptación ha sido rápida.
El snowboard español buscará la gloria que se le escapó el martes a Queralt Castellet en halfpipe. La rider catalana quedó lejos del podio tras una una caída en la última ronda y acabó séptima, con un diploma, la mejor de sus cuatro participaciones olímpicas. En esta ocasión, las opciones se multiplican por tres, que competirán entre sí compartiendo un mismo espíritu; un espíritu de guerrero.
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