_
_
_
_

El PSG se diluye por falta de competencia en la Ligue 1

El Toulouse pone en dificultades a un líder desordenado en ataque que solo rompió la igualdad (0-1) pasada la hora de partido con un contragolpe culminado por Neymar

Diego Torres
Neymar conduce el balón entre Cahuzac y Lafont, portero del Toulouse.
Neymar conduce el balón entre Cahuzac y Lafont, portero del Toulouse.PASCAL PAVANI (AFP)

Neymar Júnior no encaró a nadie hasta que transcurrió una hora de partido. Declinó el sol sobre Toulouse, sobrevino la noche, el marcador señaló el minuto 68 y el brasileño recibió un balón con ventaja. Se lo puso Di María, que cambió la orientación de un contragolpe con precisión para que su compañero pisara el área, recortara al lateral Yago, ganara medio metro y soltara la pierna. El tiro rebotó en un central y fue gol. Un chispazo en la tiniebla. Suficiente para que el Paris Saint-Germain, la plantilla más cara del planeta, sacara tres puntos del campo del 15ª clasificado de la quinta liga de Europa. Insuficiente para despejar las dudas que se agitan en el cuerpo técnico que encabeza Unai Emery. La visita del próximo miércoles al Bernabéu, en la ida de los octavos de final de la Champions, equivaldrá a cambiar de planeta.

El PSG sufre el síndrome de la falta de competición adecuada. El diagnóstico proviene del propio vestuario parisino. Son evidentes los síntomas de apagamiento propios de los equipos acomodados en torneos sin el nivel de exigencia mínimo. El fútbol no consiente la evolución sin contraste. La Ligue 1 y la Copa de Francia son un banco de pruebas contraproducente porque permite ganar la inmensa mayoría de los partidos sin hacer aquello que es imprescindible para mejorar y reincidiendo en comportamientos que suponen una barrera en situaciones de máxima exigencia. Demasiados jugadores en París han alcanzado la convicción de que es posible ganar la Ligue 1 con dos fiestas semanales.

La inteligencia y la clase de Neymar, Mbappé, Rabiot, Lass, Verratti, Alves, Lo Celso, Marquinhos o Di María es tan manifiesta contra la mayoría de sus adversarios que la frivolidad resulta una tentación invencible. Una costumbre degradante que en Francia casi nunca recibe castigo pero en la Champions resulta catastrófica.

Sin orden, sin sintonía, librándolo todo a aventuras joviales, el PSG derrotó al Toulouse exhibiendo una superioridad que no plasmó. Casi nunca lo necesita ante adversarios plagados de jugadores fuertes y técnicos que apenas poseen cultura táctica. Los jugadores del Toulouse se agruparon alrededor de su portero y cerraron los huecos con abnegación. Les bastó para frustrar los continuos ataques del PSG en la primera mitad, frecuentemente comandados por un Neymar más preocupado por dosificarse, retener el balón y pasarlo atrás, que en intentar el desborde.

Emery dejó en el banquillo al capitán, Thiago Silva, y alineó a Kimpembe como central zurdo; aseguró el mediocentro con Lass para proteger a los centrales, y completó el mediocampo con un ramillete de extremos y mediapuntas. Di María en un costado, Neymar en otro, Rabiot en el carril del ocho y Lo Celso en el carril del diez. Mbappé —el más ágil y dinámico— se emboscó arriba. El día que se pongan de acuerdo derribarán muros de plomo. En Toulouse, las más de las veces se embotellaron en las mismas cuadrículas arrastrando marcadores hacia el embudo.

El balón giró sin ritmo ni constancia y las maniobras perdieron impulso. La posesión fue abrumadoramente visitante. El ejercicio de la posesión, sin embargo, resultó inocuo mientras la defensa de Lafont se mantuvo ordenada atrás. El PSG solo supo romper la igualdad atacando a la contra.

Fatigado y aturdido por 0-1, el Toulouse se deformó y concedió alguna ocasión. Neymar mandó dos tiros a los palos sin necesidad de superar la última línea de contención. Antes de que el PSG acabara la velada achicando agua en su propio campo, bajo la mirada resignada de Emery, aliviado por un día pero condenado a vivir las próximas horas sumido en un dilema profundo. ¿Cómo transformar las holgadas costumbres competitivas de los últimos seis meses en tensión extrema el próximo miércoles, de repente, a las 20:45 en Chamartín?

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_