Queralt Castellet: “Lo único que iba a funcionar era empezar de cero”
La rider catalana, de 28 años, debuta la próxima madrugada en sus cuartos Juegos, que afronta tras la pérdida de su pareja y entrenador
2015. El año que Queralt Castellet alcanzó la gloria fue también el más duro. Nadie antes que ella había logrado una medalla para España en un mundial de Snowboard, una plata en halfpipe que la consolidaba como potencia en un deporte de invierno, una rareza para un país sin tradición en la nieve. “Tuve felicidad, pero la verdad es que fue un año difícil”, cuenta la rider de Sabadell, de 28 años, unos días antes de volar a Pyeongchang, donde la madrugada del domingo al lunes debutará en los Juegos con claras opciones de podio (05.30, DMax). Si se clasifica, peleará el martes por una medalla. “Aunque trabajé mucho en la nieve había en mi cabeza un montón de altibajos que me estaban dificultando las cosas más que dentro del pipe”. Un año antes, a su pareja y entrenador, Ben Jolly, le habían diagnosticado dos tumores en la cabeza. Falleció en primavera.
“Me llaman y, nada, que Ben se ha quitado la vida. Y ahí se me para todo y una de las cosas es el snowboarding. En ese momento no entiendo qué está pasando”. Más de dos años después, Castellet decidió relatar cómo vivió ese momento en Ride to the roots, realizado por Red Bull, su patrocinador. “Creí que sería beneficioso contarlo. Cada vez que lo hacía en un círculo cercano me sentía mejor. Empecé a ver que era bueno tener el feedback de la gente. Me ayudaba. Pensé: los mejor es no guardarse cosas dentro, para mÍ sola. Quiero que la gente que me siga sepa lo que estoy haciendo y quién soy yo”.
Queralt se apartó del deporte durante unos meses. Se planteó dejarlo. En septiembre unos amigos le convencieron de volver a la nieve en un viaje a Saas-Fee, un glaciar de Suiza. “Estaba un poco nerviosa porque no sabía cómo iba a reaccionar. Fue todo bien. Ahí vi que la decisión fue buena”. Lo que salió de todo ese proceso emocional fue una nueva Queralt, lanzada ahora en el terreno deportivo después de que hace apenas un mes sumara su primera victoria en una prueba de la Copa del mundo en seis años, la tercera de su palmarés. “Los últimos cuatro años mi snowboarding ha dado un salto. Me encuentro muy cómoda, mucho más segura. Ahora en vez de fijarme en un solo objetivo he ampliado mis márgenes y he querido tocar más aspectos del freestyle”. El salto lo ha podido completar ahora de la mano de Benny Bright, hermano de la rider Torah Bright, oro en Vancouver 2010 e ídolo de Castellet. "Benny me convenció de que en lugar de adaptar las cosas tenía que hacer cosas nuevas dentro del snow, que lo que había hecho antes no se podía cambiar, porque era genial. Tenía que crear un método nuevo. Un plan para empezar de cero. Es lo único que iba a funcionar”.
De cero. Como la primera vez que tocó la nieve, con dos años, un día típico de montaña con sus padres, aficionados al esquí y a la itinerancia en caravana. De cero como cuando a los 4 o 5 años unos profesores vieron que trepaba por todas las cuerdas, que iba de un lado para otro, y le apuntaron a gimnasia deportiva, donde llegó a ser campeona de España de salto de potro y segunda en barra de equilibrio. “La gimnasia me aportó sobre todo a nivel mental, porque te enseña a trabajar para conseguir unos objetivos, la fuerza de querer hacer un elemento y comprometerte a hacerlo. Luego, a nivel físico, me ha dado control aéreo”.
Durante un tiempo, Castellet compatibilizó los dos deportes. La gimnasia acabó aparcándola después de romperse los escafoides encima de la tabla. Había tomado una elección, así que se fue a la Cerdanya con un programa que le permitía compatibilizar la competición y los estudios. Tres años más tarde, debutó en unos Juegos (Turín 2006) con solo 16 años, cuando apenas se daba cuenta de lo que significaba la participación olímpica. En 2008 hizo el viaje que le cambió de vida.
Otra vez de cero. Castellet conoció a Ben Jolly en Nueva Zelanda, en Wanaka, la base de las estaciones de Isla Sur. “Me convenció de que podría ir a vivir con él, a entrenarme con un programa donde hiciera más snowboard. Y me quedé allí, ya rollo para siempre. No le costó convencerme". En poco tiempo, en ese pequeño pueblo donde vivían la gente llegó a pensar que el nombre de Queralt era guapa. Era como le llamaba Ben.
Hola. Soy Queralt Castellet. Muchos aficionados españoles del deporte quizá no me conozcan, puesto que no existe una...
Gepostet von Queralt Castellet am Donnerstag, 17. September 2015
La decisión dio sus frutos. En 2009, comenzó ver que podía llegar realmente lejos. Sobre todo después de imponerse en una prueba del Dew Tour en Colorado, contra rivales en principio mejores. “Fue como buah, puedes estar ahí. Puedes conseguirlo”. A partir de ahí empezó a trabajar trucos más complicados, que no se veía capaz de hacer antes. “Elaboré una ronda que me pudiera poner en finales en los Juegos, que era el objetivo". Y en Vancouver 2010 con la primera ronda entró directa en la final, que no pudo disputar por lesión. "Fue un poco sorpresa para mucha gente. Salí un poco de la nada”. Salió de la nada, dice, y levantó el interés de rivales y de la prensa estadounidense, que todavía hablan de la niña española que pilló a todo el mundo desprevienido. Su talento natural y explosivo convive ahora con la madurez de alguien que ha sabido resetarse.
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