SpeedSki, la Fórmula 1 sobre nieve
El deporte donde los esquiadores alcanzan velocidades por encima de los 200 kilómetros por hora y aceleran de 0 a 100 en cuatro segundos
Contemplando el pasado campeonato de Freestyle FIS 2017 en Sierra Nevada fui consciente de lo poco fiable que son las retransmisiones de televisión en el deporte de nieve. Por algún motivo, las cámaras no pueden recoger la velocidad de los deportistas, las dimensiones de sus saltos o la terrorífica inclinación de las pistas donde se realizan las competiciones. No me malinterprete, siguen siendo espectaculares incluso en televisión, pero cualquier esquiador le dirá que no es lo mismo contemplar una pista de competición desde su inicio in situ que desde el sofá de casa.
Por eso, cuando contemplé el vídeo de speedSki, que puede encontrar más abajo en este artículo, y leí un par de datos sobre este deporte, supe que esta especialidad es un 99% más emocionante y turbadora de lo que el vídeo transmite. La necesidad de experimentar en primera persona, no la práctica que las pistas azules "un pelín chungas" ya me dan respeto, si no la simple expectación del speedSki se apoderó de mí y fui directo a ver a qué pruebas del campeonato del mundo podía asistir.
Ladera abajo a una velocidad escalofriante
El speedSki, básicamente, es situar los esquíes en paralelo sobre la pendiente más pronunciada, que se encuentre uno en la montaña, y rebasar los 200 kilómetros por hora. Obviando los deportes con motor, este es el más rápido de la tierra y, en referencia a la aceleración, está en el ámbito de la Fórmula 1, donde los esquiadores pasan de 1 a 100 kilómetros por hora en tres segundos y de 0 a 200 kilómetros por hora en ocho segundos.
El momento más crítico es cuando pasamos de 170-180 kilómetros por hora, cuando la aerodinámica no perdona el más mínimo error. A esas velocidades, el Speed Ski se convierte en un deporte 'aéreo'.Jan Farrell
Por supuesto, estas velocidades no se pueden alcanzar en cualquier lugar. Las pistas donde se realizan las pruebas pueden alcanzar el 120% de pendiente o los 50º de inclinación. Para hacerse una idea hay que recordar que una cuesta del 45% solo es sorteable, en subida, por un todoterreno con tracción a las cuatro ruedas activado. La pista, además, debe estar lo más nivelada posible, porque aunque pueda presentar las irregularidades propias de una pista de esquí, cualquier bache situaría "en órbita" al esquiador.
La pista se divide en tres secciones. La primera de aceleración, la que tiene la pendiente más pronunciada y es donde el esquiador debe adquirir la máxima aceleración, esta sección puede comprender hasta el 70% de la pista. La siguiente es de cronometraje, 100 metros en los que esquiador debe alcanzar la máxima velocidad que puntúa en competición. Y la última, un tramo de hasta 400 metros, es la de frenada. Uno puede pensar que una vez rebasado el tramo de cronometraje la prueba se termina, pero es en realidad en la frenada donde el esquiador corre más riesgo; el más mínimo error en la técnica a la hora de frenar, y el competidor acaba estrellado contra las redes de seguridad.
El equipo también varía de los elementos utilizados en descenso de esquí alpino. Se emplea un gran casco integral parecido al de los comandantes en la estrella de la muerte, cuyo diseño, aparte de protección, cumple una función aerodinámica. El traje tiene tan solo un milímetro de grosor y está fabricado con varios compuestos polímeros que aportan la rigidez suficiente para que a grandes velocidades no cree turbulencias pero, también, lo suficientemente flexible para permitir al esquiador evolucionar y adoptar las posturas necesarias. Lleva, además, dos grandes alerones a la altura de los gemelos que aportan estabilidad al deportista.
Jan Farrell, el Fernando Alonso del esquí
Jan Farrel es una de las estrellas de este deporte. Aunque de madre checa y padre inglés, vive en España desde los cinco años y se considera madrileño de adopción. En el 2011 se proclamó campeón de la copa del mundo en categoría Speed Downhill, en la que el material que se puede usar debe ser puramente de esquí alpino. En esta categoría, Jan alcanzó la tercera mejor plusmarca de velocidad con 210,035 kilómetros por hora. En el 2015 pasó a la categoría Speed 1, el speedSki, donde está situado en el sexto puesto. Su objetivo es subir al pódium este campeonato del mundo 2018, y acercarse lo máximo posible al récord de velocidad que ostenta el italiano Ivan Orig: 254,95 kilómetros por hora.
Plusmarca que se uniría a las dos que ya posee, si contamos la de ser el esquiador más veloz del planeta en pista cubierta con 104,95 kilómetros por hora.
La edición de 2018 de la Copa del Mundo de speedSki contará con 11 pruebas, repartidas por cinco países diferentes: Francia, Finlandia, Canadá, Suecia y Andorra. La gran novedad es la vuelta de Finlandia al calendario, una prueba en el círculo polar ártico donde alcanzar el top-10 dependerá de márgenes de velocidad mínimos. “Laponia es uno de mis lugares favoritos del mundo; es una tierra preciosa que nos va a brindar unas imágenes espectaculares. La preparación de esquís va a ser determinante debido a las bajas temperaturas previstas de hasta -20ºC; en ese aspecto creo que vamos a contar con cierta ventaja competitiva: es algo en lo que trabajamos muy duro”, añade Jan.
La temporada ya ha dado comienzo en la pista francesa de Vars, en la primera parada de la Copa del Mundo. Durante el 3 y 4 de febrero, los participantes han luchado por superar los 200 kilómetros por hora y alcanzar las mejores velocidades puntas en la espectacular pista francesa de 435 metros de desnivel y un 98% de pendiente máxima. En esta pista, Jan Farrell ha logrado terminar las pruebas en decimosexta y decimocuarta posición, con dos marcas superiores a los 200 kilómetros por hora.
Yo ya tengo apuntado en el calendario la prueba de Andorra, del 6 al 7 de abril, que es la que me pilla más cerquita. Espero ser uno de los afortunados en disfrutar del espectáculo de este deporte, ver a Jan subir al podio y poder describir cómo es que un esquiador rompa el récord de velocidad colina abajo. Ya le contaré… si no se anima, se nos une y lo experimenta en primera persona.
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