El Eibar mantiene su insolente racha en Las Palmas

A los equipos rebeldes, y el Eibar ha hecho de la rebeldía su seña de identidad (su fútbol es distinto al de todos los demás, pero no menor), los descansos le sientan mal, les adocenan el músculo tanto como le estresa la necesidad de competir. Más aún si llevas acumuladas cinco victorias y un empate en los seis últimos partidos disputados de Liga y has marcado 16 goles y recibido solo cuatro en ese calendario. Por eso malgastó o necesitó un tiempo y un gol de penalti inapelable de Arbilla a Jonathan Viera para palparse el músculo, resetear su juego y desplegarlo en la segunda parte con su habitual abordaje.

Otro rebelde es Paco Jémez, que ayer debutaba en Liga con Las Palmas (tras haberlo hecho en Copa frente al Valencia). Pero la rebeldía tiene también sus normas. En los pocos días que Jémez trabaja con el equipo canario, apelar a la rebeldía tiene todos los boletos para convertirse en una ocurrencia, y no en una seña de identidad. Todo llegará, pero el técnico canario optó por la ortodoxia, movió fichas (llenando el banquillo de extitulares y la alineación de excaídos en desgracia y nuevos fichajes, como el argentino Peñalba, jugador de confianza de Jémez en el Cruz Azul). Quien mejor lo aprovechó fue el poco utilizado hasta ahora Hernán Toledo, el más veloz de un equipo que necesita agilidad para que el fútbol de Viera fluya sin respiro.

Por eso, por la relajación de la rebeldía el primer tiempo fue un ejercicio de pico y pala, con poco lucimiento, con pocas opciones que reseñar, con oportunidades de Las Palmas, rotas por fueras de juego de milímetro y con un cabezazo de Inui tras un gran centro de Capa rodeado de rivales que el argentino Chichizola resolvió con muchos apuros. Daba más sensación de peligro Las Palmas, desbordando a la defensa del Eibar con más facilidad. Tanta, que la primera vez que Samper se escapó de sus cuadrículas del medio centro y dio un paso adelante, habilitó a Toledo que fue derribado por Arbilla y el penalti lo transformó Viera.

El Eibar recibió el gol como la adrenalina que necesitaba su relajado cuerpo... Las lesiones de Las Palmas le ayudaron. Se rompió primer Bigas (sustituido Por Lemos), y en la segunda mitad Samper (con mala pinta), lo que obligó a Jémez a sustituir hombre por hombre y no utilizando variantes. Mendilibar también sufrió la lesión de Capas, habilitando en la defensa a Rubén Peña.

El Eibar fue el Eibar, mero a metro encajonó al equipo canario en su campo, lo arrinconó en su área y Orellana homenajeó cl mercado de invierno marcando el gol del empate tres minutos después de saltar al campo. El gol nació de un saque de banda y un centro de José Ángel de izquierda a derecha, que Charles devuelve a la izquierda y el chileno lo envía a la red. Quizás con eso valía, pero el Eibar cuando recupera la rebeldía y la memoria de su asombrosa racha. El primero en recordarlo fue Enrich que cazó un libre indirecto de José Ángel ante la apatía canaria. Y el Eibar ya fue el Eibar, a Las Palmas le falta camino por recorrer