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Sergio Rodríguez condena al Baskonia

El CSKA vence en el Buesa Arena con un excelso partido del Chacho (25 puntos, seis rebotes, ocho asistencias y 35 de valoración)

Sergio Rodríguez busca el pase ante Johannes Voigtmann
Sergio Rodríguez busca el pase ante Johannes VoigtmannDavid Aguilar (EFE)

El rebote fue el arma del Baskonia, un arma poderosa e invasiva, destructiva como pocas, y sin embargo cuando menos lo esperaba el CSKA apuntó a su cabeza y le atizó dos disparos que acurrucaron a los de Pedro Martínez en el parqué y apuntalaron la victoria del conjunto ruso. Perdía el Baskonia por cuatro puntos y restaban dos minutos largos, cuando De Colo falló el tiro y el rebote lo ganó el CSKA incapaz de superar a rival en ese arte del juego. Y volvió a fallar el segundo lanzamiento y volvió a capturar el rebote el equipo ruso que seguramente no salía de su asombro (solo agarró tres rebotes ofensivos, los tres de Hines). Y volvía a lanzar El Chacho y la embocó en el aro, con valor al alza de tres puntos. El Baskonia que a hierro mataba, a hierro moría como si las manos de pronto se le hubieran endurecido tanto que el balón rebotase con los dedos.

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Fue una decepción porque el Baskonia había iniciado el encuentro de una forma majestuosa, con la habitual jerarquía de Shengelia (que acabó el encuentro con 20 puntos, 13 rebotes y 2 asistencias), intratable en todas las versiones del juego, y la presencia incontestable de Poirier, un portento físico y un homenaje permanente a los pívots más tradicionales del baloncesto. Tan intratable que el CSKA comenzó a preguntarse dónde estaba y que había ido a hacer con un errático De Colo y solo confiado a la potencia física de Hines. Un parcial de 16-0 le hizo temblar. Ocurrió que el Baskonia lo laminó tras un tiempo muerto solicitado por el técnico Itoudis, a cuya salida el equipo ruso comenzó a encajar canastas como si de un festival infantil se tratase. Inútil pensar que aquello iba a ser definitivo. Al CSKA le sobra oficio y talento para recortar ventajas adversas. Y el talento lo encontró en Sergio Rodríguez, erigido en líder del equipo que firmó unos números increíbles (25 puntos, 6 rebotes, 8 asistencias y 35 de valoración) convirtiendo a De Colo en su ayudante, de lujo, pero ayudante. Gracias al Chacho, el CSKA se fue seis abajo al final del primer cuarto (26-18).

El segundo cuarto ya tuvo otra fisonomía. El Basonia se autopenalizó con una suma temprana de faltas que llevaron al bonus con urgencia, Y al mismo tiempo iba incrementado las pérdidas del baló (hasta 10 en la primera mitad). Dos asuntos que son como golosinas para el CSKA, muy eficaz en los tiros libres y muy agradecido por la generosidad del Bakonia al cederles el balón. La alianza Chacho-Clyburn se convirtió en una cadena de producción imparable, muy vistoso el español, muy práctico el estadounidense. Solo Timma reaccionó en el Baskonia, pero el CSKA se fue con tres puntos de ventaja al descanso. Un asunto importante para la autoestima después de su mal primer cuarto.

Con todo igualado, CSKA y Baskonia igualaron en acierto y errores, Las penetraciones eran el arma del equipo ruso (salvo que Sergio Rodríguez eligiese tirar de tres, y los triples y el rebote seguían siendo el asunto del Baskonia. Triples que ya no entraban igual pero que impulsaban el rebote del Baskonia. Una antideportiva de Kurvanov le dio vidilla a los locales. Pero el Baskonia padecía la sequía de Marcelinho Huertas incapaz de traducir en canasta cada una de sus bombitas. Un triple cazó y pareció algo accidental. Entre ambos dirimían un cuarto mediano que acabó con ventaja para el Baskonia (72-70) y todo el pescado por vender. Y todo empezó con un mano a mano Clyburn-Timma, americano contra letón, ambos con buena muñeca. Hasta que Sergio Rodríguez y al final Nando de Colo acudieron en ayuda de su compañero. Demasiado para el Baskonia. LLegó la jugada de los dos rebotes y el equipo vitoriano ya no podía ni saltar. Y el Chacho, ¿quién si no?, tras su gran partido lo remató con un triple. Le sobraron balas.

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