Año blanco, ¿futuro pérsico?
Tras el curso más laureado del legendario Real Madrid, el músculo económico del ‘catarí’ PSG y el ‘emiratí’ Manchester City amenazan el viejo orden del fútbol europeo
Tan paradójico es el fútbol que el Real Madrid ha cerrado el año más laureado de su deslumbrante historia —cinco tronos— tras la menor inversión económica en la galáctica presidencia de Florentino Pérez. Con unos 40 millones por Morata y Asensio llegó el primer doblete (Liga y Copa de Europa) desde 1958 y un registro único: el club madridista se convirtió en el primero en encadenar dos Champions desde que el torneo cambiara su formato en la temporada 92/93. Pero tan chocante es este deporte que seis meses después del hito, el Barça más turbulento de los últimos tiempos amenaza seriamente su título doméstico antes de concluir la primera vuelta. Y en Europa, el Paris Saint Germain (PSG), rival de los de Chamartín en los octavos de la actual Liga de Campeones, ha puesto en jaque el viejo orden del fútbol mundial con su desorbitante inyección financiera catarí. Solo por Neymar y Mbappè han llegado a París 402 millones desde el Golfo Pérsico.
Una plantilla extraordinaria
Isco y grandes reclutas
Como referencia a la inversión del PSG, 20 millones más que los pagados desde el mismo rincón del planeta por el Departamento de Cultura y Turismo de Abu Dabi por Salvator Mundi, una tabla atribuida a Leonardo da Vinci que el 15 de noviembre se convirtió en el cuadro más caro jamás vendido en una subasta (382 millones de euros). Simple calderilla para este escaparate planetario catarí que es el PSG. La entidad parisina y el Manchester City de un grupo financiero de Emiratos Árabes evocan al primer Madrid florentiniano, el de las torres de marfil de Figo, Ronaldo, Zidane, Beckham... Como el fútbol es de una pasta especial no fue aquel Madrid de otra órbita, sino el de iscos, asensios, nachos y, por supuesto, Cristiano, el que ha sellado un año glorioso.
Antes de afrontar su reto colosal de febrero con el PSG, la entidad ha puesto el broche de oro a un curso clausurado con otros tres títulos (Supercopas de España y Europa y Mundial de Clubes) después de un desembolso de 46,5 millones por Theo y Ceballos. De momento, en la Liga en tránsito, la apuesta por jóvenes nacionales no le ha resultado. Vaivenes de este tinglado, porque la misma pócima fue decisiva en su rutilante temporada anterior. Fue la Liga de los segundos reclutas lo que permitió a Cristiano un despegue abrumador en la Copa de Europa y hacia su quinto Balón de Oro.
Pese a ser el rey de Europa (12 Copas) y de España (33 Ligas), al Real Madrid siempre le fue la alternancia de un trono y otro.
Pese a ser el rey de Europa (12 Copas) y de España (33 Ligas), al Real Madrid siempre le fue la alternancia de un trono y otro. Señal de lo himalayesco de la gesta. Tras concluir su primer reinado con la sexta orejona de 1966, el club sumó 16 títulos ligueros en 32 años, lo que tardó en hacer otra cumbre europea. Con la Séptima de Mijatovic abrió un nuevo ciclo con otras cinco conquistas hasta la fecha. En ese periodo de 19 años, solo seis Ligas. Y no repite en la cima del campeonato nacional desde 2007 y 2008.
Para el Madrid del novato Zinedine Zidane, apenas becado en el Castilla y que en el verano de 2016 iniciaba su primera temporada completa, el reto era considerable. El francés, con ese aire de tutor más que de entrenador que tan bien le ha ido genéticamente al Madrid (Miguel Muñoz, Luis Molowny, Jupp Heynckes, Vicente del Bosque...), enhebró una plantilla extraordinaria. Tan bien mecida que el Madrid fue mucho más que Cristiano, al tiempo que el Barça fue mucho menos que Messi. Como muestra, 16 futbolistas actuaron en al menos 20 de los 38 partidos de Liga —Bale se quedó en 19— y 17 en como mínimo seis de los 13 de la Champions. Analizadas las 20 plantillas de la Primera División, no hubo distancia más corta en minutos jugados entre el primero y el vigésimo de un mismo equipo que entre Cristiano Ronaldo y Kiko Casilla.
Un simposio de fútbol
Obra cumbre en Riazor
El mixto planificado por Zidane entre la columna de pretorianos y la de meritorios reclutas emergentes derivó en un Madrid que lideró por España desde la tercera jornada hasta la última, salvo en la séptima y la octava. Con mil ojos en el anzuelo de la Copa de Europa, su torneo fetiche y motor principal de su singular épica, el equipo recuperó el apego por la Liga. Lo mismo dio que CR comenzara la campaña lesionado de vuelta de la hazaña portuguesa en la Eurocopa de Francia. O que Bale se perpetuara en la enfermería. Zidane no dio con los remiendos, dio con una veta de oro liderada por un Isco ya madurado. A su alrededor, Asensio, Lucas, Morata, Nacho, Danilo, Casilla, James, Kovacic... Los ocho se alistaron en la jornada del 28 de abril en Riazor, donde una marabunta arrolló al Deportivo (2-6) en la obra culminante del Madrid en la Liga. Un simposio de fútbol.
Durante el año, no siempre fue un Real fetén, pero sí camaleónico, capaz de interpretar muchas partituras en un mismo partido. De alguna manera, un Madrid total, diverso y plural. Capaz de tomar mil caminos diferentes y otros tantos atajos. El clásico Madrid en el que prevalece el fin sobre el medio. Primero se gana y luego se discute el estilo, si es que hay un monoestilo.
Bien sostenido por el Madrid B en el primer escalón de la Liga, al equipo se le fue la Copa en su semana más perturbadora. El 15 de enero, de vuelta de brindar por su quinto Mundialito, perdió su primer choque liguero (2-1 en el Sánchez Pizjuán con el Sevilla) y tres días después el Celta le amargó la Copa (1-2 en Chamartín y 2-2 en la vuelta). Este inopinado desliz blanco impidió al Madrid coronar a fin de año el glorioso sextete del Barça de Pep Guardiola en 2009.
Aun con los traspiés de principios de año, nadie se inmoló en la nomenclatura de las oficinas de La Castellana. Zidane siguió a lo suyo y ya solo caería ante el Valencia (2-1 en Mestalla) y ante Messi (2-3 en el Bernabéu). Y en ambas ocasiones, el equipo reaccionó como un tiro a la jornada siguiente, con victorias en Vila-real y la mencionada ante el Depor. Síntoma de que ese Madrid tenía la Liga en el entrecejo. Tanto, que el Ramos de Lisboa 93' renació en el Camp Nou 89' para rescatar un punto y dejar helado al Barça que aún colgaba del tridente Messi-Suárez-Neymar.
Cristiano en combustión
Doce goles europeos
Antes de sellar su 32ª Liga con 93 puntos (tres sobre el Barça), 106 goles a favor y 41 en contra, el Madrid afrontó desde febrero el nudo gordiano de la Copa de Europa, ya en esas eliminatorias en las que hay curvas de aúpa. Tras superar la fase grupos frente al Sporting de Portugal, el Legia de Varsovia y el Borussia Dortmund, se desató el vendaval de Cristiano. Menos fluido de lo habitual en la Liga, en Europa fue un trueno tras otro. El portugués alzó el trofeo después de haber anotado 12 goles. Y no goles de telonero, sino de tronío. Había marcado uno al Sporting y otro al Dortmund y se quedó seco ante el Nápoles, pero la eclosión estaba por llegar: cinco al Bayern (dos en Múnich), tres al Atlético en el Bernabéu y dos a la Juventus en Cardiff. Ante los tres últimos adversarios marcó el primero del Madrid. Lo suyo fue de fábula.
El portugués alzó el trofeo después de haber anotado 12 goles. Y no goles de telonero, sino de tronío.
La final con la Juve, a la que el representante español pasó el rodillo en un segundo acto para enmarcar, supuso el tercer título madridista en las últimas cuatro ediciones. El Real se convirtió en el primer club en repetir éxito de forma consecutiva. Antes de que la Copa de Europa fuera la Liga de Campeones, además del propio Madrid con sus cinco descorches embrionarios entre 1956 y 1960, solo siete escuadras habían hecho el descorche de manera sucesiva. Por este orden: Benfica (61-62), Inter (64-65), Ajax (71-72-73), Bayern (74-75-76), Liverpool (77-78), Nottingham (79-80) y Milan (89-90).
El de 2017 ha sido otro Madrid para su legendario testamento. En Cardiff: Keylor, Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo, Casemiro, Modric, Kroos, Isco, CR y Benzema. En Bruselas, en el doblete de 1958 (3-2 al Milan): Alonso, Atienza, Santamaría, Lesmes, Zárraga, Santisteban, Kopa, Joseíto, Di Stéfano, Rial y Gento.
Zidane, de bingo en bingo
Ha ganado 82 de 114 duelos
La de aquel doblete fue la tercera Copa de Europa para la mochila blanca. Tras la sexta del 66 llegaría una larga travesía por el desierto. La Séptima se hizo demorar hasta 1998, pero supuso el inicio del segundo gran vuelo europeo. Mijatovic pudo con la Juventus del Zidane jugador. El mismo Zidane que ya como madridista remató en 2002 al Leverkusen con una volea museística. El mismo Zizou que ha tutelado las dos últimas copas blancas desde el banquillo.
Ocurre que en este vertiginoso negocio del fútbol, ayer ya es el pleistoceno y ni la totémica figura de Zidane puede esquivar los relámpagos. Ni siquiera con sus ocho títulos, 82 victorias, 21 empates y tan solo 11 derrotas desde que se graduara con el primer equipo el 9 de enero de 2016. Siete meses después de la púrpura del doblete, y con otros tres trofeos por el camino, no hay flotador que valga. Alguien dijo que la realidad es la escoria de la ilusión y la Real realidad es que el Madrid, con un partido menos, ha llegado a fin de año a 14 puntos del Barça. En Liga ya ha perdido tres encuentros de 16, los mismos que en la campaña precedente en 38 jornadas. Y ya se ha dejado 17 puntos, solo cuatro menos que en todo el campeonato anterior. El actual Madrid lo mismo ha dado vidilla al Fuenlabrada que al Al Jazira. Y el colmo llegó en el último cartel del año. El Barça posNeymar le goleó en Chamartín y Zidane, con su fatídica orden de arresto individual de Kovacic a Messi, quedó señalado. ¡Leo caminó el 83,10% de los minutos, según datos de El Periódico! Ni así pudo el Madrid, que le hizo el mismo pasillo a Rakitic que en la Liga anterior a Sergi Roberto. Entonces era líder. Hoy va a rebufo.
Nuevos horizontes
El 'jeque-fútbol'
Este Madrid de garrafón en la Liga no ha emitido las buenas señales que le hicieron tirar confetis mediado 2017. Si por aquellas fechas el segundo pelotón fluía tanto como el primero, el clásico del 0-3 resultó elocuente: Zidane prescindió en la convocatoria de Vallejo, Marcos Llorente, Ceballos y Borja Mayoral. Las cuatro incorporaciones de la temporada junto a Theo, tan residual como ellos por más que estuviera a la sombra frente al Barça. Se fueron Pepe, Morata, Danilo y James y Zidane ya no ve el coro con los ojos iluminados. Mientras, se empeña en la defensa de Benzema, que cualquier día encontrará piquetes a las puertas de Chamartín.
Con esta panorámica el Madrid tendrá que calentar en la misma Liga en la que se ha distraído si quiere llegar con hueso competitivo a su exigente pulso con el PSG. Quién sabe si no será un cruce de caminos entre el doble campeón vigente y principal archivo del tesoro de la Copa de Europa, y el nuevo rico y fastuoso equipo francés. El PSG, junto al Manchester City, representa como nadie a la nueva clase que se abre camino hacia otra galaxia con la cepa inagotable de los petrodólares. La musculatura financiera del jeque-fútbol no tiene competencia y está en juego un vuelco copernicano en el mapa futbolístico. Ni City ni PSG han tenido jamás gran predicamento internacional. París, como Roma y Berlín, jamás ha alzado una Copa de Europa. Un premio exclusivo: solo 22 clubes lo han tenido y solo 12 han logrado más de uno.
Con Cristiano a poco más de un mes para los 33 años y Messi camino de los 31, Madrid y Barça, Barça y Madrid, lo tienen crudo. Puede que en España sigan con su duelo escocés, a lo Celtic-Rangers, pero en Europa el dinero televisivo y las donaciones pérsicas aventuran una brecha considerable. Lo mismo da que la Liga Profesional afine su puntería horaria con el mercado chino. La desventaja es enorme y nada hace pensar que se vuelva menguante. La Premier recauda 2.754 millones televisivos frente a los 1.286 de la Liga, pese a que sus clubes han cosechado doce títulos europeos en la última década. Un dato lo enfatiza todo: el Barça y el Madrid cobran lo mismo que el Everton y el Southampton.
El desafío es sideral y la Champions es la gran probeta. Máxime cuando las ligas cada vez tienen menos intriga en la parte alta. Veamos: solo en diciembre el Barça se ha escapado con nueve puntos sobre el segundo (Atlético), el City le lleva 15 al United, el PSG tiene a nueve al Mónaco y el Bayern aventaja en once al Schalke.
El gran partido se juega en Europa, donde el año que se cierra fue tan blanco como el anterior y diez precedentes. ¿Será el futuro azul, ya sea el celeste del City o el marino del PSG? Al fútbol convencional, a la vieja guardia europea, le ha salido un adversario de órdago a la grande: el Golfo Pérsico Fútbol Club.
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