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El Girona funde al Espanyol

Un gol de Timor decide un duelo presidido por el acertado despliegue táctico gerundense, el desacierto blanquiazul y las protestas de la grada contra su entrenador

Juan I. Irigoyen
El remate de gol que supuso el gol del Girona.
El remate de gol que supuso el gol del Girona.Alex Caparros (Getty Images)

El Girona agudizó la angustia del Espanyol. Ya no quedan dudas en Cornellà, ni para Quique Sánchez Flores ni para sus muchachos, mucho menos para la afición. El conjunto blanquiazul se asoma al pasado, cerca del descenso, lejos de Europa. Todo lo contrario le pasa al Girona. Ni mira al fondo de la tabla, a un punto ya de los puestos que abren la puerta a las competiciones europeas. En los libros de historia quedará como una anécdota que el primer duelo en la élite entre el Espanyol y el Girona se jugó un lunes, entre la resaca de la jornada del fin de semana y un estadio medio vacío, cansado del olvido de LaLiga y asqueado del frío. Se recordará, en cambio, que el Girona volvió a Montilivi con los tres puntos en el bolsillo, gracias al gol de Timor.

La palabra proyecto se cuela cada vez que Sánchez Flores abre la boca, una palabra que la temporada pasada generaba ilusión; esta campaña, sin embargo, incertidumbre. Una incertidumbre que comienza en el banquillo y se contagia a las gradas. El presidente Chen Yansheng, presente en el palco de Cornellà, aseguró en la previa que confiaba en su equipo. Discurso calcado al del técnico madrileño. El problema es que Sánchez Flores solo se encomienda a once futbolistas. No busca variantes, al menos desde una alineación que se repite y se repite. El matiz estuvo en las alas, enroque entre los extremos: Piatti (zurdo), a la derecha; Jurado (diestro) a la izquierda. Pero fue eso, solo un matiz, impalpable en el juego blanquiazul. Sin profundidad en las bandas, ni toque en el ecuador, para Baptistao y Moreno era lo mismo estar en el campo que en la grada.

No cambió Sánchez Flores, sí Machín. No por placer. No le quedó más remedio al técnico rojiblanco que tenía a sus tres zagueros titulares en la enfermería (Alcalá, Bernardo y Muniesa). Nadie, sin embargo, percibió que el trío Ramalho, Juanpe y Timor andaba de estreno en Cornellà. Los mediocampistas rojiblancos disimularon la falta de rodaje de la improvisada defensa de Machín. La fórmula, tan simple como eficaz, era desactivar a Darder, acorralar a Jurado. Sin trabajo para custodiar a Bono, los centrales del Girona se animaron a desafiar a Pau. El cuadro rojiblanco estaba encomendado a los remates de media distancia, sobre todo a la estrategia. Avisó por duplicado Ramalho, hasta que sobre el pitido del primer tiempo el central vasco volvió a dominar en el área, para que Timor dejaraen evidencia a una dormida defensa blanquiazul.

El gol desactivó al Girona. Los volantes perdieron fuego; Portu y Stuani, movilidad. Pero el Espanyol anda perdido. Pelotazos al cielo, símbolo de que andan con la confianza en el infierno. Sánchez Flores miró al banquillo: adentro Hernán Pérez y Granero. Más de lo mismo. Pasó lo inevitable: la hinchada se cansó. Y se escuchó desde “Quique vete ya” hasta “directiva dimisión”. Seguramente, Chen Yansheng ni se enteró de la furia de la afición; en cambio, ya es imposible disimular el deambular del grupo de Sánchez Flores. El Espanyol que se ideó con Europa como objetivo, queda a cuatro puntos de la zona de descenso. El Girona le robó su quimera. El equipo de Machín ya le toca los talones al Villarreal, sexto en la tabla. El sueño del Girona se transformó en la pesadilla del Espanyol.

Quique: “Vamos a aguantar la tormenta y a cambiar esto”

Pau López acabó hundido, como todos sus compañeros, como la afición blanquiazul, que profirió gritos en contra del entrenador de su equipo Quique Sánchez Flores. “Es una noche mala, muy mala”, enfatizó el portero del Espanyol. “Al final, el gol en el minuto 45 nos ha hecho mucho daño. Las cosas no nos salen bien. El equipo no está jugando bien. Apretamos los dientes, pero estamos pasando un mal momento”.

Quique Sánchez Flores considera que su equipo vuelve a vivir el estado de ánimo que tan malos resultados provocaron en el inicio de la campaña anterior. “Vamos a aguantar la tormenta y a trabajar duro para cambiar esta situación. Pasamos por un momento difícil que tenemos que superar”. Pau López incidió: “Al final los que juegan somos los jugadores. El equipo no puede pelear por lo que está peleando después del año pasado y de lo que se invirtió en este equipo. Es un palo duro para todo el mundo y debemos pedir perdón a la afición”.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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