Gerard alivia al Espanyol ante el Getafe
Un gol del delantero catalán tras una falta botada por Piatti, condena al equipo madrileño en un partido áspero
En Cornellà se repite un mismo partido una y otra vez. El Espanyol se arrima al área rival, sin encontrar otro rematador que Gerard Moreno. Si no aparece el 7, parece que no hay manera de anotar el nombre del Espanyol en el marcador. Moreno lleva cinco goles, la mitad de los obtenidos por el conjunto blanquiazul durante esta temporada. El problema para el cuadro de Quique Sánchez Flores es que la hinchada ya se empieza a aburrir, un mal mayor cuando LaLiga los condena a ser la afición abonada a los lunes. Pero el fútbol siempre invita a guardar un mínimo de ilusión. Sobre todo, cuando juega Gerard Moreno, ayer de nuevo el héroe del Espanyol ante el duro Getafe.
Llegó con el freno de mano el Getafe a Cornellà. En cualquier caso, es difícil de discutir la estrategia de José Bordalás. Saben lo que hacen. Al menos, así lo justificaba su estadística: habían caído solo en uno de sus últimos seis duelos a domicilio. Hasta ayer. Del Getafe rocoso en defensa, intenso en el medio y punzante para contraatacar no hubo noticias en el RCDE Stadium de Cornellà. Estaba perdido, gris en su campo, blanco en el del Espanyol. De Ángel y Jorge Molina, tan pillos como bravos, no hubo noticias.
Ni siquiera cuando el conjunto blanquiazul les regaló (literalmente) la posibilidad de terminar de amargar, aún más, a una hinchada blanquiazul ninguneada por la LFP y sus horarios, atenazada por el frío, a tres misisipis de perder la paciencia con los muchachos de Quique Sánchez Flores. Víctor Sánchez calculó mal la barra de potencia y le cedió el balón a Ángel que encaró solo a Pau. El 9 dudó y le entregó el balón a Molina para que rematara él. También titubeó. Y entre el portero blanquiazul y David López evitaron lo que hubiese sido un golpe terminal para un Espanyol que no termina de carburar.
La versión 1.0 del Espanyol de Sánchez Flores tenía dos virtudes reconocibles, en cualquier campo, en cualquier coyuntura. Era consistente en defensa, eficaz en ataque. Pero esta campaña no se termina de reconocer en su propio espejo. Todo le resultaba difícil al cuadro blanquiazul, sobre todo, cuando encaraba a Guaita. La portería del Getafe se convertía en un caja de cerillas, imposible de abrir para Aarón, Piatti y Sergio García.
Tampoco ayudaron los volantes. A Sergi Darder, siempre presente para distribuir el balón, le costó profundizar. Y Jurado se enjauló en la banda, ausente para construir juego, sin fuerza para romper líneas. Ocurre, en cualquier caso, que el Espanyol tiene un ángel de la guarda, de nombre Gerard Moreno, de profesión goleador. Las alegrías tienen su nombre en Cornellà, como si no valiera otro gol que no llevara su marca. Lesionado su compinche Leo Baptistao, no encontró mejor aliado que la estrategia. Piatti lanzó una falta y colocó un centro al corazón del área, al que le bastó con una caricia de Gerard, que se adelantó a Djené y superó con su leve toque a Guaita.
El Getafe no supo cómo reaccionar. El partido se endureció. El árbitro enseñó un montón de tarjetas. El equipo madrileño se dedicó a centrar al área, golosinas para las largas manos de Pau. El Espanyol se aferró a los tres puntos, con más ganas que orden, el trabajo ya lo había resuelto Gerard. Otra vez Gerard.
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