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Cristiano Ronaldo rebaja su ansiedad

Tres tantos en los dos últimos partidos calman la impotencia goleadora del portugués, que le fustra a él y lastra al Madrid

Cristiano Ronaldo tras su gol al Málaga.
Cristiano Ronaldo tras su gol al Málaga. Denis Doyle (Getty Images)

Cristiano Ronaldo tuvo dos opciones claras para decantar último derbi madrileño en favor del Real Madrid. Una carrera al espacio y una acción de remate a bocajarro. No se impuso en ninguna. En la primera, Juanfran, de 32 años, le superó en velocidad; en la segunda tardó tanto en armar el disparo que permitió a Lucas llegar a tiempo para repeler el balón. De ambas salió desquiciado, el estado de ánimo en el que parece atrapado desde septiembre. Hasta el minuto 75 del partido del sábado frente al Málaga, solo la Champions parecía aliviar la desesperación del Cristiano menos goleador y más desteñido que se recuerda desde su llegada a Chamartín en 2009.

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Tampoco la de este fin de semana fue una tarde amable para él. Cristiano, otra vez, se hinchó a fallar. Una, dos, tres... Cabezazo al larguero, intervenciones de mucho mérito del portero Roberto, y hasta un penalti, su especialidad. Nada le salía al portugués, envuelto en la frustración. Se veía impotente una vez más y no desaparecieron sus gestos de lamento e incredulidad hasta que en el rechazo de su propio error desde los 11 metros encontró algo de consuelo. Y una sonrisa, escasas en esta época de sequía.

No fue un gol cualquiera. Lo celebró incluso con una escena curiosa y novedosa en su repertorio de festejos con la que parecía querer quitarse el mal fario de encima. Corrió al córner, arrastró sus manos por su camiseta de arriba abajo, como limpiándose el gafe, las colocó después evocando un cuenco y sopló fuerte. Lo mandó lejos.

Ese maleficio que pareció expulsar Cristiano el sábado le traía loco en la Liga. Nunca su producción fue más baja. Nunca fue menos decisivo para un Madrid lastrado por su escasa producción en el campeonato liguero. Frente al Málaga marcó su segundo gol en nueve partidos disputados. No anotaba en Liga desde el 14 de octubre, cuando dio al Madrid la victoria en Getafe, el único rédito que ha sacado de su estrella hasta el momento. Insuficiente para haber evitado que el Barcelona se despegase a siete puntos y el Valencia a tres a falta del duelo entre ambos de anoche. El curso pasado a estas alturas el Madrid era líder del campeonato y los goles de Cristiano le habían reportado ya siete puntos a su equipo.

Europa, su vía de escape

Sus promedios son estremecedores. Desde 2009 nunca fueron tan pobres. Anota cada 405 minutos y necesita 31 remates. Hasta esta temporada, Cristiano necesitaba solo 84 minutos y menos de siete remates para ver puerta. A estas alturas ya promediaba prácticamente 14 goles en Liga. Su sequía es tal que requiere el cuádruple de minutos y de remates para hacer gol.

Solo la Champions ha evitado que su crisis goleadora fuese de mayor gravedad. En Europa, Cristiano mantiene sus registros. Es el máximo goleador de la competición con ocho tantos y ha visto puerta en los cinco partidos de la fase de grupos. Era, hasta el sábado, su única vía de escape. Ahora, limpio de todo maleficio, buscará el portugués recuperar su olfato habitual y la relación con el gol.

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