Déportivo y Athletic van punto a punto
El cuadro vasco desperdicia dos ventajas en un partido que debió ganar ante un rival tembloroso en defensa
Sumaron un punto Deportivo y Athletic y necesitan hacerlo de tres en tres para alejarse del fondo de la tabla. Empataron en un partido que debieron ganar los vascos y que pudo llevarse el equipo local en la última jugada del partido cuando no todos sus futbolistas tenían claro si lo mejor era irse a cantar las cuarenta o guardar la baza. Nadie ganó y ahí siguen ambos, trece jornadas después del inicio del campeonato con apenas tres partidos ganados. Si el bagaje es pobre para el Deportivo, armado con la esperanza de eludir apuros, para el Athletic, que dispone de más recursos de todo tipo, es limosnero.
“No es lo que intentamos hacer”, desmintió al final Cristóbal Parralo, pero los hechos mostraron que el Deportivo propuso un partido a la espera, de repliegue y transición. Cuando tuvo la pelota se encontró con que el Athletic cerró caminos y le planteó algo que se le convirtió en un jeroglífico. Aduriz se aplicó para tapar a Schär, encimaron a Mosquera, que además contribuyó a anularse con una mala actuación, y dejaron vía libre a Navarro y sobre todo a Albentosa, a los que tampoco se les ofreció líneas de pase visibles. Así, el Deportivo no solo se atrancó y se desconectó de sus atacantes sino que se puso en peligro para que el Athletic le dañase justo con las armas que planteaba, las de convertir la circulación de la pelota en un calvario. El gol que abrió el partido llegó porque Navarro se jugó un pase horizontal que acabó interceptado por la tela de araña rojiblanca. En tres pases se armó el 0-1, no tres pases cualquiera porque medió un genial taconazo de Aduriz para dejar a Susaeta solo ante el meta Rubén.
Fue entonces cuando al Deportivo le ayudó que, en medio de tanta molicie y escasez de recursos, se pusiese a jugar Adrián al fútbol. Bajo sospecha por parte de un sector de la grada que le recuerda por su anterior paso por Riazor en los albores de su carrera futbolística como un delantero bisoño y con un punto apático. Ahora es un futbolista muy por encima del nivel medio de su equipo, capaz de echárselo encima, con un estilo alejado de la fiereza que tanto gusta al graderío, sí, pero también con soluciones plenas de clase y atrevimiento. Adrián marcó el gol del primer empate para el Deportivo al recordar aquel pasado como nueve, rescató un remate que se iba desviado y lo pasaportó a la red. En poco más de media hora ya se había resumido el partido: el Athletic era más, pero el Deportivo golpeaba con poco en un partido que se planteaba desde el esfuerzo defensivo con zagas muy mejorables.
La paradoja convirtió la soleada mañana de Riazor en una entretenida pugna. El Deportivo peleó por no sentirse vulnerable, pero jamás lo logró. Intentó enmendarse tras el descanso al dejar a Mosquera en la caseta, darle cancha a Edu Expósito y encomendar a Valverde la salida de la pelota. Con dos mediocentros de 19 y 21 años se aprestaron a dominar el partido, no lo consiguieron, pero durante algunos minutos mejoraron en la resta porque Valverde mostró que cuando juega con panorama igual no tiene dureza, pero le sobra voluntad, piernas y recorrido. Pero cada vez que el marcador estuvo en paridad el Deportivo sufrió. Lo hizo porque el Athletic tuvo la ambición propia de quien necesita puntos y se siente superior. Creció además con la entrada en el campo de Raúl García, que había empezado en el banquillo en beneficio de Óscar de Marcos, reaparecido tras haberse lesionado en el primer partido de la temporada y que se marchó nuevamente dañado tras un choque con Albentosa.
De Marcos hizo un buen trabajo, pero a Raúl García se le esperaba ya desde hace varias semanas y en media hora mostró que aún marca diferencias en el Athletic. Saltó al campo entre la inquina de la gente, que todavía recuerda la acción que le costó en la última visita suya a Riazor una lesión de rodilla a Joselu. No hay problema si sobra carácter. Le dio el pase del segundo gol a Williams y su presencia generó un incendio considerable en el titubeante entramado defensivo local. El Deportivo es blando y el Athletic llamó a la codicia. Pudieron marcar Mikel Rico e Iturraspe. El cuchillo entró en la mantequilla, pero llegó primero la rebanada, un momentáneo arreón local, un par de minutos desesperados que culminaron con un córner que tocó Adrián en el primer palo y remachó Schär en el segundo. Si el primer empate pareció un premio para el Deportivo el segundo ya semejó el gordo de la lotería. Tembloroso ni siquiera atinó a cerrarse para guardar el botín, quedó expuesto en el enésimo tachón de Albentosa que Williams envió al palo. Aún así pudo ganar el partido en la última jugada del partido con un remate de Juanfran. Hubiera sido el euromillón.
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