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De Silva a Isco, el viaje de España refuerza viejas convicciones

Tras un año y medio de pruebas el seleccionador Julen Lopetegui potencia jugadores de toque y verifica que el juego directo genera más problemas de los que resuelve

Diego Torres
David Silva con el brazalete de capitán.
David Silva con el brazalete de capitán.Aitor Alcalde (Getty Images)

Dijo Julen Lopetegui antes de la última semana de partidos amistosos internacionales que él ya no experimenta. El seleccionador español aclaró, con una mezcla de ironía y afán de precisión, que él se limita a “probar”.

Lopetegui es conservador. Apuesta por el fútbol de posesión porque forma parte de la corriente cultural predominante y es lo que demandan la mayoría de sus futbolistas. Si acaso hace modificaciones las introduce pensando en mejorar aspectos defensivos o en perfeccionar mecánicas de juego directo. Su jugador más determinante desde el día que debutó en el banquillo en Bruselas ha sido, regularmente, David Silva. Silva ha disputado 15 partidos de los 16 dirigidos por Lopetegui y ha metido diez goles. Junto con Ramos e Iniesta, es el único superviviente de la Eurocopa de 2008. A sus 31 años constituye el elemento fundacional del estilo. Que Lopetegui le haya devuelto la importancia que tuvo con Luis Aragonés y perdió con Vicente del Bosque habla de la clase de trabajo del técnico vasco, casi tanto como el hecho de que el jugador que promovió con mayor éxito sea Isco Alarcón. Con 25 años, Isco es el sucesor natural de Silva.

Acabadas las pruebas contra Costa Rica (5-0) y Rusia (3-3), antes de abandonar San Petersburgo se le preguntó al seleccionador si a falta de seis meses para el Mundial agradecería que su siguiente lista de convocados, para jugar contra Alemania en Dusseldorf en marzo, tuviera la menor cantidad de modificaciones posibles. Su respuesta fe como casi todas sus respuestas. Ambigua de tanto que la midió.

“En seis meses pueden pasar tantas cosas en el mundo del fútbol que hay que tener prudencia y precaución”, dijo. “Valoraremos las cosas en marzo. Esperemos que los jugadores estén bien, que rindan con sus equipos, que tengan salud, y entonces haremos otra lista y veremos en su momento”.

Si hay que juzgar al entrenador por los hechos antes que por las palabras, los precedentes señalan que la lista definitiva más probable será la integrada por los 23 futbolistas que más empleó. Por la jerarquía que confieren los minutos jugados el orden lo encabezan De Gea, Ramos, Carvajal, Piqué, Busquets, Koke, Thiago, Alba, Iniesta, Silva, Vitolo, Reina, Isco, Morata, Nacho, Diego Costa, Kepa, Monreal, Pedro, Azpilicueta, Aspas, Asensio y Saúl. Quedan pocas incógnitas y apuntan a cuestiones como el regreso de Diego Costa en el Atlético, la salud de Carvajal, el progreso del notable Odriozola, o la disposición de reservistas como Illarramendi, Callejón y Parejo en caso de accidente de los preferidos.

La gran España de 2008, 2010 y 2012 fue una selección de artistas en el sentido hispánico: jugadores educados en una estética además de un método, y estrategas intuitivos antes que científicos. Luis Aragonés, Vicente del Bosque y Ángel María Villar coincidieron en dirigir los asuntos deportivos a base de pálpitos y visiones, consecuencia de muchos años de experiencia como futbolistas profesionales. El equipo que abandonó San Petersburgo en la madrugada del miércoles es una versión más condicionada por el cálculo. Pero incluso el cálculo ha producido una versión parecida a las anteriores. Tan parecida que Diego Costa sigue sin adaptarse y que Isco se adapta en la medida en que se aproxima a Silva.

A falta de seis meses para la Copa del Mundo las certezas de la selección son las mismas que alumbraron el camino de los viejos intuitivos con un añadido brillante: Isco. El malagueño, el gran descubrimiento de esta etapa, se suma a la línea de los mediapuntas, la más concurrida de la plantilla. Bien cubierta la portería, el ariete, los extremos y los laterales, la exposición más grande aflora en el centro de la defensa (Piqué y Ramos son insustituibles) y en los puestos interiores (Iniesta y Busquets no parecen fácilmente reemplazables por Saúl, Koke o Thiago).

Hay futbolistas sin heredero claro, al menos por ahora. Lo reflejó el equipo cada vez que Lopetegui sustituyó a Busquets. Contra Costa Rica y contra Rusia, en donde, de no ser por dos penaltis rigurosísimos a favor, España habría perdido. “Busquets es un jugador fundamental”, reconoció el seleccionador, tras asistir a los agobios defensivos de Illarra este martes. “No diré que es imprescindible pero…”.

El seleccionador cree más en la planificación cartesiana que en sus sensaciones, aunque finalmente sus sensaciones le inducen a planificar y a veces a contradecirse planificando. Los peores momentos de España coincidieron con fases en los que la selección se adelantó en el marcador y, normalmente sin Busquets, especuló retrasando la presión al círculo central para jugar con los atacantes eludiendo elaboraciones prolongadas. Contra Rusia, como contra Costa Rica, se repitieron dinámicas ya observadas ante Italia. Se vio a Piqué jugando en largo para Suso o para Moreno, o a Alba metiéndole balones en profundidad a Asensio. Estos pases directos acabaron casi siempre con la pelota en poder del rival. España lo pagó desorganizándose en defensa. Por la reiteración de estas maniobras se diría que fueron experimentales e inducidas por el entrenador. Lopetegui lo negó.

“Nosotros siempre queremos crecer alrededor de la pelota”, insiste el técnico. “A veces lo conseguimos y a veces no. Cuando perdemos el control del balón y los partidos se convierten en un ida y vuelta no estamos en el mejor escenario. Así somos más vulnerables. Estos partidos nos sirven para saber lo que tenemos y lo que no tenemos que hacer cuando perdemos el control del balón”.

Hasta los conservadores se toman licencias de vez en cuando. Lopetegui siente debilidad por el juego directo como instrumento sorpresivo. Si no experimenta con ello, al menos lo prueba. De momento, sin embargo, no le ha funcionado prácticamente nunca. La mayoría de sus jugadores no sienten así el fútbol. Isco y Silva, el círculo que une 2008 con 2018, mucho menos todavía.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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