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LaLiga Santander jornada 11
Celta
Celta
Sergi Gómez 16'Aspas 22'Aspas 26'
3 1
Finalizado
Athletic
Athletic
Raúl García 38'

Tres goles del Celta en diez minutos disparan las alertas en el Athletic

El equipo vigués supera en la primera parte a un rival que se rehizo con orgullo, pero sin fútbol

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Aspas celebra su gol.
Aspas celebra su gol.Salvador Sas (EFE)

El Celta tiene que paliar desajustes y carencias que le condenan a la irregularidad, pero maneja una idea de fútbol que cuando logra expresarse no solo resulta vistosa sino efectiva. El plan es seductor y pasa por iniciar las jugadas desde el fondo y romper líneas a través de la búsqueda de espacios sin necesidad de dividir la posesión de la pelota sino a través de su gestión. Donde otros se quitan de encima el balón, el equipo que prepara Juan Carlos Unzué lo mueve, que puede ser parecido, pero no es lo mismo. El Celta muestra un anzuelo y en esa trampa puede picar hasta el pez más gordo. Lo hizo el Athletic, que está canino pero lleva consigo un precinto que garantiza el orgullo. Así que allá que se fueron los vascos a por el rival, entraron en su cocina y se llevaron tres platos y casi el postre en un menú que apura a portero y zagueros que lo preparan, pero que cuando se aliña en condiciones genera espacios y tiempo para que lo disfruten centrocampistas y delanteros. Llegaron tres goles en diez minutos, entre el 15 y el 25, un repaso que hasta pareció sencillo de tan aseado como se produjo y que en definitiva, tras una serie de avatares, garantizaron la victoria al equipo gallego.

Porque el Celta partió dispuesto a someter al Athletic y lo consiguió. Se encontró a un rival ramplón, desatento, cándido y sin colmillo en la presión, superado en definitiva en detalles tan simples como tapar los centros hacia el fondo de su zaga. Por allí avisó el Celta antes de golpear con un centro de Pione Sisto y un testarazo del central Sergi Gómez, descolgado tras un ataque previo, sin oposición para colocar un remate liftado que se convirtió en imposible para Kepa, un gol que abrió un chaparrón que puso en evidencia a la defensa del Athletic, distraída, incapaz de ajustarse en una línea que se convirtió en un diente de sierra para solaz de Iago Aspas, que no necesita muchos favores para activarse y ya ha cantado 101 dianas con la camiseta del equipo de su corazón.

El estandarte celtiña marcó dos goles en cuatro minutos y amenazó desplome para el Athletic, pero nada está escrito cuando el Celta anda por medio porque ni siquiera cuando se pone tres arriba atesora la solidez precisa para especular con la ventaja y llegar a buen puerto sin mayores vaivenes. Es un equipo cristalino que expone virtudes y defectos, se alimenta de los primeros y anima a cualquier moribundo al mostrarle el camino de los segundos. Así volvió a la vida el Athletic, que acortó distancias antes del descanso con la enésima demostración de que Raúl García es un llegador descomunal. En Balaídos encontró el gol con la zurda en un bote pronto prodigioso y cambió el partido porque mostró la mandibula de cristal del rival.

El Celta perdió el hilo con la pelota, dejó de encontrar caminos, se incomodó porque se vio obligado a jugar cerca de su área, a bregar ante esos centros al área que tanto le incomodan. Se trata de un equipo para el que cada saque de esquina o falta cruzada en contra es como una visita al dentista. Por ahí buscó el Athletic sus opciones y las tuvo en un remate de Laporte que el meta Rubén Blanco sacó sobre la línea. O en otro de Unai Núñez que se fue cerca del palo cuando ya no cabía réplica. Ya estaba entonces, desde el inicio de la segunda parte, sobre el campo Aritz Aduriz, al que Ziganda guardó de inicio en el banquillo quizás porque era su tercer partido en ocho días y venía de jugar noventa minutos en los dos anteriores. Y va camino de los 37. No tuvo peso en el partido, apenas un remate al palo sobre la hora.

En esas anda el Athletic, entre el agotamiento de algunos de sus referentes durante tantos años y la indefinición de los que tienen que tomar su relevo como Williams, Laporte o San José, por citar a tres futbolistas que han paladeado las mieles de la internacionalidad. La clasificación, décimoquinto con once puntos, alerta sobre las carencias del equipo y la visita a Balaídos lanza una nueva alerta como las emitidas en Valencia, Las Palmas o Leganés, incluso en Málaga cuando dejó escapar un triunfo que se daba por seguro. Durante los últimos tres cuartos de hora en Vigo protagonizó el Athletic un largo trasteo en busca de un gol, encerró al Celta con más coraje que fútbol, más apurado por la dignidad y el pundonor que por sus aptitudes. Se desgastó en un inocuo ir y venir del que tan solo extrajo un fútil consuelo: apagó el brillo que había mostrado su rival en la primera media hora de partido, pero no le arrebató el triunfo.

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