Chasco del Barcelona en Atenas ante el Olympiacos
Falto de puntería y contundencia, el cuadro azulgrana no supo expresar su superioridad ante el Olympiacos, que se defendió con acierto y celebró un resultado muy meritorio
No marcó Messi, tampoco se dio el gol en propia portería, Paulinho fue titular y no revulsivo y sigue negado Luis Suárez. Así que el Barça no pasó del empate a cero en Atenas. A los azulgrana les faltó calidad y alegría, refrendar al fin y al cabo su condición de líderes, para ganar un partido aparentemente sencillo ante el colista Olympiacos. La resistencia griega, en cualquier caso, fue tan admirable como la impotencia del Barcelona. Ayer pareció un equipo cualquiera que disputaba un partido sin más contra un adversario anónimo en un torneo menor, nada que ver con la Champions. Poca cosa para lo que se espera del Barça, ganador de los tres partidos anteriores, sin reparar en las alineaciones de Valverde.
El entrenador procura que ningún jugador de su plantilla quede en fuera de juego a la espera de que se recupere Dembélé. Ayer se esperaba a Deulofeu y del desván salió Denis Suárez. Al jugador gallego le cuesta encontrar su sitio en el equipo a pesar de que cuenta con el favor de muchos hinchas y críticos, nada que ver con el también versátil André Gomes. Denis abrió el campo por la banda izquierda y Sergi Roberto por el costado derecho en un nítido 4-4-2. Muy pocas veces el dibujo azulgrana ha sido tan simétrico como en Atenas. Ausente Iniesta, el Barcelona renunció a los extremos y al medio centro clásico, circunstancia que beneficiaba más a Paulinho que a Busquets.
No se escuchó ningún reproche hacia el técnico en un momento en que la afición repara más en la clasificación que en el juego, menos pendiente del estilo y más de Messi, entregada a la optimización de recursos de Valverde. El plan del entrenador permitió a su equipo controlar el partido y someter al Olympiacos, un equipo alejado de la cabeza de su Liga. Lemonis jugó sin un solo delantero, preocupado por defender bien, confiado en la llegada de Fortounis y entregado al calor del estadio, muy encendido después de expresar su gratitud a Valverde, el técnico que agrandó la leyenda del Olympiacos.
Al Barça le cuesta marcar goles, porque Luis Suárez se ha alejado de la portería para que se acercara Messi, y a cambio le meten muy pocos, bien resguardado por Umtiti y Ter Stegen, sorprendentemente enredados anoche en un mal entendido que no fue gol por casualidad para suerte de los muchachos de Valverde. Los azulgrana se han acostumbrado a defender bien mientras aguardan el gol de Messi, pichichi con 47 goles en 48 partidos, estéril ante Proto. Aunque no funcionaba posicionalmente, el Barça ganaba con relativa facilidad el campo griego con las acciones de estrategia y las transiciones manejadas por sus medios y por el 10.
El Olympiacos se tapaba bien y le costaba atacar al Barça. La lesión de Sergi Roberto, que se rompió cuando defendía al potente Odjidja, obligó a variar el dispositivo de Valverde. La entrada de Deulofeu le dio un poco más de vuelo a un equipo chato, nada profundo ni fluido, convencional, siempre expectante con Messi.
El partido se abrió y se envalentó el Olympiacos. El paso adelante de los griegos posibilitó las contras del Barça. A campo abierto, y a partir de los pases de Busquets, se constató el delicado momento que vive Luis Suárez. El uruguayo fue habilitado por Messi en un mano a mano con Proto. Suárez, sin embargo, se paró, recortó y se la devolvió al rosarino, que se comió el balón antes de enfocar el arco del Olympiacos.
Ha perdido la confianza y la puntería Luis Suárez. Hoy es un jugador muy solidario y también un mal 9. El equipo de Lemonis, sin embargo, se asustó por la irrupción del charrúa y el Barça empezó a cercar el área de Protos. A falta de luz, de precisión, de contundencia, y también de talento, se imponía la perseverancia mientras contenía fuerte el Olympiacos. No paraba de ofrecerse Suárez y no había manera de que encontrara la meta, a veces bien defendido, en ocasiones mejor taponado y al final desafortunado cuando su tiro dio en el larguero después de ser asistido por Messi.
La ofensiva del Barça y la insistencia de Suárez no tuvieron recompensa y la hinchada griega pudo celebrar un empate que le supo a gloria, una reacción lógica después de negar a los azulgrana, que siguen pendiente de cerrar su clasificación en la Champions. Un gran chasco para el Barça.
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