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Jonathan Praena: “El fútbol en Fuenlabrada ha estado un poco a la sombra”

El presidente del Fuenlabrada, rival del Madrid en Copa, explica cómo intenta enganchar al balón a una ciudad históricamente vinculada al baloncesto

Eleonora Giovio
Jonathan Praena, presidente del Fuenlabrada, posa después de la entrevista en el estadio Fernando Torres.
Jonathan Praena, presidente del Fuenlabrada, posa después de la entrevista en el estadio Fernando Torres.Jaime Villanueva (EL PAÍS)

Son las doce pasadas del miércoles 11 de octubre. Hay solazo en Fuenlabrada. Un grupo de  obreros está desmontando la estructuras para las lonas en el estadio Fernando Torres. Allí montarán otras para las gradas. El club se preparara para recibir al Real Madrid en la ida de los dieciseisavos de Copa y quiere aumentar el aforo. “De 4.700 a casi 10.000”, dice Jonathan Praena, el joven presidente (35 años) del Fuenlabrada. Las instalaciones son muy coquetas y amplias para ser un club de Segunda B. En la cafetería del estadio desayuna la plantilla cada mañana antes de empezar el entrenamiento. Praena acaba de terminar la reunión con la Policía para el dispositivo de seguridad del día de partido. “Evento”, lo llama él. En el Fuenlabrada no se da la situación que sí se ve en muchos otros clubes de Segunda B en los que los jugadores tienen un doble trabajo para poder mantenerse. “El mérito es de todos. Desde el utilero hasta la directiva porque confían en el proyecto y quieren estar, unos con mayores y otros con menores sueldos”, asegura.

Pregunta. ¿Qué hace un ingeniero industrial en un club de fútbol?

Respuesta. Más que un ingeniero industrial es un fuenlabreño que se dedica al mundo empresarial y está enganchado al club a través de patrocinios y que cuando ve que hay una oferta de unos chinos para comprar el club decide, al ser de Fuenlabrada, no perder una parte de la entidad de la ciudad. Hablé con ellos y decidí quedarme con el club.

P. ¿Se puede entonces estar a salvo de inversiones extranjeras?

R. Sí, tienes que arriesgar tu capital, querer hacerlo y creer en el proyecto. Son muchas horas de trabajo detrás.

P. ¿Cuánto dinero puso?

R. La compra de las acciones rondó el millón y medio de euros. Una inversión, sí…

P. ¿Hay algún concepto de ingeniería que se pueda aplicar a este deporte?

R. Más que conceptos de ingeniería diría que empresarial. Cuando entré, esto estaba como la mayoría de los clubes: el fútbol es fútbol. Para mí todo tiene una explicación y hay una forma de trabajar independientemente de que sea fútbol, hostelería o promoción. Yo creo que hay que organizar las cosas por departamentos, ya sea fútbol u otra cosa. Sí que es verdad que no es un negocio lineal, porque tú compras pan y haces bocadillos, compras ladrillos y haces casas, pero aquí tienes jugadores y no sabes qué va a pasar el domingo. Fue un reto: a ver si somos capaces de llevarlo a lo más alto. Quería profesionalizar cada uno de los departamentos. Y profesionalizar conlleva también intentar que los salarios de la gente sean suficientes para poder vivir y dedicarse únicamente al fútbol.

P. ¿Ese fue el objetivo cuando llegó?

R. Sí, dije que mi proyecto sería de dos a tres años, este es el tercero. Quería hacer la base y la estructura para que el club creciera año a año, tanto a nivel deportivo como para captar aficionados en la ciudad.

P. ¿El fútbol es un negocio también en Segunda B?

R. No es que lo vea como un negocio porque aquí la inversión es poner dinero; intentas minimizarlo a través de patrocinadores para que sea beneficioso para todos. No quiero que sean donativos, no me gusta que la gente meta dinero si no puedo garantizarles un retorno.

P. ¿Es verdad que de vez en cuando usted paga el bus y las entradas a los aficionados para los partidos fuera de casa?

R. Sí porque quiero ir enganchando la ciudad poquito a poco y para ello hay que poner facilidades, para que vayan sintiendo el club como algo suyo. Es la única forma de que esto funcione, de que la ciudad sienta que el club les pertenece a ellos. Es para inculcar un vínculo de sentimiento mutuo entre el club y la ciudad.

P. ¿Es más difícil hacerlo en una ciudad históricamente vinculada al baloncesto?

R. Sí, aquí en Fuenlabrada el fútbol ha estado un poco a la sombra. No ha tenido raíz el Fuenlabrada, por eso se han creado tantos equipos independientes, hay 23 distintos. El trabajo que queremos hacer es unificarlos a todos, que el Fuenlabrada no sea ni el enemigo ni uno más de la ciudad, sino que sea el referente para todos.

P. ¿Y cómo se consigue eso?

R. Es complicado, trabajamos poquito a poco.

P. ¿Percibe que ya se ha creado un vínculo con la ciudad?

R. Sí, no el que me gustaría todavía, pero sí se nota que en la calle ya se habla de fútbol, la gente está ilusionada con el fútbol. Hoy que es miércoles ha venido mucha gente buscando entrada para el domingo… pues esto antes no existía. Hay movimiento y este evento contra el Madrid nos sirve mucho para exponer el proyecto y llegar a todos los fuenlabreños y que vean que el club de la ciudad va a crecer hasta conseguir el objetivo de Segunda. Allí se engancharán más.

P. ¿Del Partizan Fuenlabrada qué recuerdos tiene?

R. Que no podían jugar allí por la guerra y jugaron aquí. Fue muy solidaria la ciudad.

P. ¿Ha llegado a sentirse como el patito feo viviendo a la sombra del baloncesto?

R. No. Entré en este proyecto por un reto, soy un cabezón. Cogí un club de Segunda B para profesionalizarlo y hacerlo crecer para subir de categoría y enganchar a toda una ciudad, para que vengan aquí cada domingo. Cuando entramos había 200-300 personas en la grada, ahora entre 2.500 y 3.000. Es gratificante. Es un trabajo que tiene que ser lento, que requiere paciencia porque no es levantarse por la mañana y decir: ah, pues mira me hago del fútbol del Fuenlabrada. Hay que ir poquito a poco y queremos trabajar muy bien la base que son los niños porque allí está el futuro del club.

P. ¿Por eso fichó a Juan Pedro Navarro que fue responsable durante casi 40 años de la cantera del Rayo?

R. Sí, en el ímpetu de ir profesionalizando el club, la cantera es una parte importante y él tiene una experiencia más que contrastada. Tenemos unos 600 niños que se entrenan en otras instalaciones [municipales] diferentes a esta.

P. ¿Antes de que llegara usted cuántos había?

R. 200. Y cada año tenemos que dejar fuera a entre 400-500 niños porque por desgracia no hay cabida para todos, no hay instalaciones para tanto.

P. ¿Por qué mientras las demás ciudades del Sur de la capital como Getafe y Leganés apostaban por el fútbol, aquí se decantaron por el baloncesto?

R. El baloncesto lo hizo mejor en su momento y tomó la iniciativa.

R. ¿Cuál es su idea de club?

P. Que en el fútbol el dinero no está en el aficionado sino en los patrocinadores y en las sinergias que se puedan dar. Captar lo mayor posible para que tengamos más seguidores y mejor visibilidad. Esto está enfocado en Segunda B y es un poco más local y regional. Una vez que des el salto a otra categoría, ya tienes visibilidad mundial y entonces enfocas a otro tipo de patrocinadores. Aquí muchos son el taller del barrio, el veterinario. Hoy por hoy nos ayudan a cumplir el objetivo y el presupuesto y en Segunda no nos olvidaremos de ellos. Si han estado en los momentos malos lo seguirán estando en los buenos.

P. Ya piensa en el salto a Segunda.

R. Sí, eso tiene que ser un objetivo y no un sueño.

P. ¿Qué precio tienen los abonos?

R. Se sacó una oferta en verano, de 30 a 100 que incluía todo, la Copa y eventuales play-off. Ahora está entre 40 y 110. Al abonado lo que le incluye es viajes y entradas a los partidos de fuera.

P. ¿Qué le piden los aficionados por la calle?

R. Ganar cada domingo. La ilusión de todos es ascender.

P.  Es más joven que algún jugador de la plantilla. ¿Cómo se gana el respeto de todos?

R. Es fácil porque es un buen vestuario y yo soy un compañero más, no estoy más abajo o más arriba que ninguno. No ha habido situaciones en las que haya tenido que intervenir por jerarquías.

P. ¿Echa broncas a los entrenadores?

R. No. Me gusta debatir, no discutir, con todo el mundo, pero el entrenador tiene libertad y es responsable de lo que hace, yo me mantengo al margen.

P. ¿De cuánto a cuántos van los sueldos?

R. Los canteranos que están estudiando todavía no llegan a los 1.000 euros. Varían de 800 a 4-5.000 euros.

P. ¿Si pudiera pedir un deseo?

R. Si lo digo no se cumple…

P. Vale, lo respeto.

R. Me da igual, no soy supersticioso. Que la mayor parte de Fuenlabrada se enganche al fútbol y que estemos en la División más alta posible. Ver el estadio lleno todos los domingos para mí sería emocionante porque significa que estás haciendo bien tu trabajo y que estás llegando donde quieres llegar, a toda la ciudad.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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