Así pretende ganar Márquez el Mundial: pocos riesgos y menos prisas
Tras media temporada a remolque, con dos ceros al inicio y una Honda con problemas de aceleración, el español quiere asegurarse un final tranquilo merced a los 33 puntos de ventaja
Los hay que no se fían del todo de Marc Márquez cuando explica que no le obsesiona finiquitar el campeonato del mundo de motociclismo este domingo en Malasia. No es de extrañar: su historial y su estilo, el del todo por el todo, le preceden. Y ahora depende de sí mismo para ganar. Un primer o un segundo puestos le darían la corona. Sin importar lo que haga Andrea Dovizioso, segundo clasificado. Pero le sobran argumentos al líder del Mundial de MotoGP para defender que no le van a poder las prisas sin que varíe un ápice el objetivo: ser campeón de la categoría reina por cuarto año y lograr así su sexto título mundial.
En el circuito de Sepang a Márquez le esperan dos larguísimas rectas en las que habrá que ver cuál es el rendimiento de su Honda, cuya aceleración es el talón de Aquiles del proyecto de los últimos años (con motor screamer o big bang) y que también anda un poco justa de velocidad punta, no en vano el domingo pasado en Phillip Island alcanzó los 334,8 km/h, ocho menos que la Ducati de Andrea Dovizioso. Además, al italiano le gusta el trazado malayo, escenario el año pasado de su primera victoria desde 2009.
Márquez sabe, pues, que no será fácil. Estas informaciones fueron las que le llevaron a autoexigirse ganar, o como mínimo, quedar por delante de su rival el fin de semana pasado en Australia, que sí era un circuito más adecuado para él y las características de su moto. Claro que no podía siquiera soñar con sacarle, de golpe, tanta ventaja al piloto italiano, de modo que lo se planteaba como un final de atacar hasta vencer o sucumbir, ha cambiado un poco para el español. Los 33 puntos que tiene de distancia con el segundo le permiten plantearse las cosas de forma distinta por primera vez en todo el año. “Lo que no quiero es precipitarme. Dovi va muy rápido en Malasia. Si tiene que recuperarme puntos, pero yo llego con un colchón grande a Valencia, lo firmo ahora mismo”, concedía al terminar el GP de Australia con esa sexta victoria en el casillero.
Ahora ya no es necesario arriesgar más de la cuenta, ni siquiera jugar con los límites hasta encontrarlos. El piloto de Honda ha ido todo el curso a remolque. Porque los resultados no llegaban y porque la moto no era lo suficientemente competitiva. Mantuvo la calma en la primera carrera, en Qatar, donde terminó cuarto. Pero pronto sumó dos ceros al querer dar más de lo que tenía. “Iba lento, me caía mucho y pensaba: será imposible. Intentaba pilotar suave, como en Mugello, pero no era el camino, ¡acabé el sexto! Así no ganaríamos el Mundial”, reflexionaba al llegar a Motegi, hace dos semanas. Aquel inicio de curso hizo volver al Márquez que pone en la pista todo lo que le falta a su moto. El que se cae para buscar los límites y no sobrepasarlos en carrera. Y así ha sumado ya 24 caídas, un récord personal.
“A Marc le gusta jugar con fuego, es valiente, no tiene temores. Se siente fuerte y, ahora mismo, tiene la fuerza de los campeones. No creo que sea suerte, que la suerte se la crea cada uno. Y él se atreve a todo. Puede tomar riesgos. Jugar al límite le gusta y hasta le sirve de preparación para su momento decisivo”, concedía, derrotado, Dovizioso, tras verle triunfar en Phillip Island mientras él quedaba 13º. Pero Márquez quiere empezar a jugar menos con fuego para apostar sobre seguro, pretende minimizar los riesgos en las dos carreras que quedan. “He arriesgado mucho durante toda la temporada. Ahora toca disfrutar esta victoria y planear bien las próximas dos carreras y no tener el ansia de querer ser campeón ya la semana que viene”. “Va a ser difícil quitarle el título, pero difícil no es imposible”, cierra Dovizioso, realista. Luchador.
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