La Real Sociedad se agarra a su espíritu fondista ante el Alavés

La Real Sociedad transita esta temporada en medio de una carrera continua. El equipo de Eusebio completa los partidos igual que una fondista afronta una prueba de larga distancia: se dosifica, reserva oxígeno y aprieta los dientes cuando avista la meta.

A veces, como cuando empató a cuatro con el Betis, se queda exhausto y semivacío, y otras, como ayer ante el Alavés, se lleva el premio gordo. Dos goles en los últimos diez minutos, cuando el partido moría plácido en aparente tierra de nadie, acabaron con la telaraña del equipo de De Biasi, que en su primer encuentro en el banquillo local no pudo sumar para tratar de alejarse de un descenso que le mantiene atrapado como una ventosa.

Pareció por momentos que al Alavés le daba miedo estirarse hacia arriba, no fuera a ser que el cordaje se le rompiera por la espalda. Bien armado, juntando líneas y tejiendo especialmente la parte central, logró retener a la Real, que pareció no saber cómo aislarse. Con Illarramendi atado, y con Zubeldia en el mismo eje horizontal, solo le quedaba el recurso de Oyarzabal. Pero el joven extremo recibió una secuencia golpes especialmente en la rodilla que le dejaron grogui por momentos.

Esa momentánea falta de sincronización la aprovecharon bien Medrán, Pedraza y Munir. Entre los tres rotaron posiciones, abrieron el campo, y obligaron a estirarse a la defensa de la Real, una línea que todavía no casa del todo. Si normalmente Odriozola es quien tira de su extremo hacia atrás, esta vez el joven lateral internacional tuvo que rebajar sus revoluciones y colocarse en el papel de perseguidor.

En una jugada trenzada entre los tres atacantes del Alavés llegó el remate final de Munir desde el punto de penalti con la derecha, que ejemplificó, sin embargo, que ese no es su mejor recurso. El disparo del delantero se marchó alto cuando Rulli observaba la estampa cariacontecido. Ahí tuvo el gol el Alavés, y ahí lo vio marchar. La reacción de la Real llegó con un buen remate de Juanmi desde la frontal que Pacheco desvió con la yema de los dedos.

Poco a poco se agrandó la figura de Xabi Prieto, que en Mendizorroza completó su 76ª partido consecutivo, lo que suponen dos ligas completas sin perderse ningún partido desde que se quedase fuera de la convocatoria en la octava jornada de la temporada 2015-2016.

Pero a veces, cuando la carretera parece llana aparece una cuesta abajo. Y ahí relució Oyarzabal, que se sacó un disparo con la zurda dentro del área tan preciso como eficaz que abrió la lata para una Real que amplió poco después la distancia en el marcador con un gol de Elustondo diametralmente opuesto. Su disparo chocó en la defensa del Alavés, tomó altura y pilló por sorpresa a Pacheco.