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Carlos Sainz ya no es un junior

La cuarta plaza del madrileño en Singapur y su fichaje por Renault reflejan su gran progresión en la fórmula uno

Oriol Puigdemont
Carlos Sainz, el domingo en el circuito de Singapur.
Carlos Sainz, el domingo en el circuito de Singapur.LYNN BO BO (EFE)

Carlos Sainz junior lanzó este domingo otro de esos mensajes que su padre, también Carlos, el único español que hasta el momento ha sido capaz coronarse campeón del mundo de rallies, y además por dos veces (1990 y 1992), le anima a mandar para hacerse ver. En su tercera temporada en la Fórmula 1, siempre al volante de un Toro Rosso y hasta final de curso atado a la correa de Red Bull, el madrileño, de 23 años, fue capaz de sortear las múltiples trampas que fueron apareciendo el domingo en Singapur hasta cruzar la meta el cuarto, en una posición muy por encima de la que le corresponde a su monoplaza.

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El mejor resultado de su trayectoria en el Mundial llegó precisamente el fin de semana en el que seguramente menos lo necesitaba: dos días después de que su futuro a medio plazo quedara decidido después de que Renault le anunciara el viernes como piloto titular con vistas a 2018. Mientras la escudería del rombo todavía trata de incorporarle para el tramo final de este año, Franz Tost, el director de Toro Rosso, dejaba bien clara por la radio su intención de retenerle hasta Abu Dabi. “Estamos orgullosos de ti y no te dejaremos ir”, le dijo Tost.

La actitud hacia Sainz del ejecutivo austríaco, un expiloto que nunca llegó a debutar en la F-1 y que encaja de maravilla en la definición de peón, en su caso de Red Bull, ha cambiado tanto como la progresión del chico. A pesar de lo que muchos puedan pensar, aterrizar en un campeonato tan complicado como este no es nada fácil ni siquiera para alguien con tanto pedigrí como él. Menos aún si la compañía deja bien claro desde el primer instante su debilidad por Max Verstappen, un joven talento que por aquel entonces ni siquiera tenía el carnet de conducir y a quien Helmut Marko, el responsable de tomar las principales decisiones deportivas de la estructura del búfalo rojo, llegó a definir como el nuevo Ayrton Senna.

La comparativa entre ambos en 2015 cayó del lado del holandés, que fue capaz de acumular un total de 49 puntos, 31 más que su rival, que se quedó con 18. Sin embargo, después de una primera toma de contacto delicada, Sainz no ha dejado de crecer e ir a más, y sus estadísticas le han convertido en menos de tres temporadas en uno de los integrantes más fiables y regulares de la parrilla. En 2016 alcanzó los 46 puntos y casi dobló los de Daniil Kvyat (25) después de que Red Bull decidiera que este último y Verstappen intercambiaran sus coches. La diferencia con el ruso todavía es más llamativa en este 2017 al cruzar los 48 puntos que figuran en el casillero del español con los cuatro que atesora Kvyat.

Red Bull y Toro Rosso

La consistencia de Sainz a sus 23 años contrasta con los altibajos de Verstappen, que en los ocho últimos grandes premios ha sumado 23 puntos, la misma cantidad que su exvecino de taller, a pesar de la tremenda diferencia de potencial que existe entre el Red Bull y el Toro Rosso. De hecho, Mad Max atraviesa un momento de lo más amargo si tenemos en cuenta que ocupa la sexta plaza de la tabla y que Daniel Ricciardo, cuarto, le saca nada menos que 94 puntos. 

El australiano, segundo en el circuito de Marina Bay, es un auténtico seguro de vida que ya hace tiempo despertó el interés de Ferrari, conscientes como son en Maranello de la importancia de ir sumando y no restar. Esa es, precisamente la huella que hasta ahora ha dejado Sainz, la misma que colgó en una foto en su cuenta de Twitter nada más terminar la última carrera, en la que se aprecia la fuerza con la que pisaba el acelerador de su bólido. 

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