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Asensio entra en la baraja del ‘nueve’

En plena ola de reclamo popular Lopetegui prueba con el extremo madridista en la punta del ataque, presentándolo como una alternativa a Morata y Villa para medirse a Italia

Diego Torres
Asensio conduce el balón ante Deulofeu en el entrenamiento de ayer.
Asensio conduce el balón ante Deulofeu en el entrenamiento de ayer.SUSANA VERA (REUTERS)

La irrupción estruendosa de Marco Asensio en el Madrid ha propagado un eco sobre la selección española en el momento culminante de la clasificación para el Mundial de Rusia. La chiquillería estalló en un cántico cuando vio al extremo mallorquín entrenándose este miércoles, en la única sesión a puertas abiertas en el complejo de Las Rozas: “¡Aseensio...!, ¡Aseeensio...!, ¡Aseeeeeensio...!”.

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Los hinchas vieron a Asensio en los partidillos ocupando la posición más avanzada del ataque. Jugó entre los dos extremos y por delante de los tres interiores, en el esquema de referencia. Villa y Morata alternaron en ese puesto también. Como si el seleccionador, Julen Lopetegui, hubiese metido a Asensio en la baraja del nueve —o falso nueve— y considerase al muchacho de 21 años como una opción válida para atacar a la defensa más peluda del mundo.

“Tenemos que estar preparados para interpretar todos los momentos del juego”, dijo Lopetegui, cuando le preguntaron por su plan, “tenemos que alcanzar los umbrales de excelencia en cada momento del juego”.

El seleccionador, como hacen todos sus colegas, piensa en una formación para gestionar el 0-0; otra para correr al espacio con el 1-0; y otra para el caso apremiante de que el partido se ponga 0-1 y los italianos caven la trinchera. Otra cosa es que Asensio desplace de la punta a dos especialistas portentosos como Villa y Morata. Sea con 0-0, 1-0 o 0-1, esta solución entraría en el terreno de lo experimental. Según afirman desde el vestuario de La Roja, es exactamente lo que siguió probando Lopetegui en las sesiones del jueves, que se realizaron a puerta cerrada, o a lona bajada, por ajustar los términos a los materiales. La federación ha colgado una gigantesca pantalla de lona en el fondo norte del campo principal de Las Rozas. A propósito del partido contra Italia, Lopetegui pretende que con esta estructura se preserve el secreto interponiendo un cuerpo opaco a la vista de los runners, las amas de casa paseando al perro, y los presuntos espías que puedan circular por la pista forestal adyacente a la ciudad deportiva, desde donde antes se podían ver cosas como a Asensio actuando de falso nueve y ahora no se ve nada.

Dijo Sergio Ramos, el capitán, que añadir presión al novato sería perjudicial: “Los halagos nunca vienen bien a jugadores tan jóvenes (...). Al chaval hay que quitarle piedras de la mochila y dejarlo que sea feliz y disfrute”.

Forzado a desmarcarse

Poner a Asensio de falso nueve contra Italia sería un regalo para su multitud de repentinos admiradores. También supondría añadirle, más que una piedra, una responsabilidad como un sillar. Su tremenda pegada —inigualable en la plantilla de La Roja— podría hacer estragos a cualquiera, pero él siempre empleó el disparo aprovechando la potencia que desarrolla partiendo desde la banda. En la banda, sin embargo, juegan Isco, hombre muy apreciado por Lopetegui, y Silva, el goleador desde 2016. Trasladarlo al medio equivaldría a restarle tiempo y espacio para actuar con el balón al pie, que es como de verdad se siente poderoso. Porque Asensio se desenvuelve en una contradicción: domina perfectamente el arte del desmarque y evita ponerlo en práctica cada vez que puede. Si Lopetegui le invita a moverse al centro, al sitio más poblado de la cancha, le obliga a jugar sin balón contra su costumbre, su gusto y su tendencia natural a evitar el roce físico. Contra Italia, el rival que más y mejor rasca.

"Es un jugador diferente que tiene muchísimo margen para mejorar”, dijo Iniesta, mustio, cuando ayer le preguntaron por el futbolista de moda.

Morata, Villa o Asensio, esa es la insólita cuestión.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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