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Kubica se empeña en volver a la Fórmula 1

Seis años después del grave accidente que lo retiró, varios tests con monoplazas sugieren su posible regreso al Mundial

Oriol Puigdemont
Kubica, en el test que realizó con Renault el pasado 2 de agosto.
Kubica, en el test que realizó con Renault el pasado 2 de agosto.Szilard Koszticsak (AP)

En casos como el del hipotético regreso a la Fórmula 1 de Robert Kubica, cuesta discernir dónde terminan las maniobras de propaganda y en qué punto hay que empezar a tomarse en serio su posible vuelta a la parrilla del Mundial, seis años y medio después del accidente que le apartó de ella. Entonces, la F-1 no terminaba de saciar su apetito por la velocidad, de modo que combinaba su trabajo como titular de la escudería Lotus-Renault con participaciones esporádicas en rallies de ámbito más o menos regional. Aquel desgraciado 6 de febrero de 2011, perdió el control del Skoda Fabia con el que disputaba la primera etapa del Rally de Andora, en Italia, con tan mala suerte que un guardarraíl se partió, penetró en el habitáculo y le acuchilló el costado derecho del cuerpo, especialmente la zona del antebrazo.

Cuando a las dos de aquella tarde Kubica ingresó en el quirófano del Hospital de Santa Corona, cerca de Génova, después de una hora atrapado en la jaula en la que se convirtió su Skoda, había perdido siete litros de sangre. Una operación de seis horas sirvió para que los doctores trataran de reconstruir el destrozo de huesos y tendones, para minimizar las secuelas que pudiera provocarle en su movilidad.

El miércoles de la semana pasada, la jornada de entrenamientos que el polaco completó en el circuito de Hungaroring con el Renault de este curso, confirmó que el talento que lleva a Fernando Alonso a considerarle como “el mayor talento de su generación”, sigue estando en sus manos, por más que estas hayan tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias.

En los meses anteriores, Kubica llevó a cabo un programa que le permitió rodar con el Lotus E20 que Kimi Raikkonen y Romain Grosjean manejaron en 2012, tanto en Cheste como en Paul Ricart (Francia). La marca francesa quería evaluar el impacto real de la limitación física del brazo llegado el momento de ponerse a los mandos de un bólido actual, que requiere estar permanentemente ajustando parámetros a través de los selectores del volante.

Para facilitarle las cosas, Renault redistribuyó las funciones de los interruptores, para que le fueran más cómodas de manejar —“solo fue para permitirme llegar de manera más fácil a los botones más importantes, los que se usan más”, aclaró nada más terminar—. Las conclusiones no pudieron ser mejores, de modo que el constructor del rombo quiso ir un poco más allá y compararle en el test de Hungría con posibles rivales en activo: las 142 vueltas que dio, el equivalente a dos grandes premios, y el registro que logró (fue el cuarto, a 1,4 segundos de Sebastian Vettel, el más rápido), no hacen más que animar a quienes desean que esta historia de superación termine como quiere su protagonista.

“Mi objetivo es hacerme con un puesto en la F1. Pero si no lo logro tampoco será una decepción porque me estoy enfrentando a este reto de una forma muy realista”, convino Kubica tras este último ensayo. “Si tenemos en cuenta en qué situación estaba hace cuatro años y cómo estoy ahora, es evidente que he experimentado un gran cambio”, añadió el corredor, cuyas opciones de alcanzar su objetivo se ven potenciadas por el paupérrimo rendimiento que hasta el momento ha ofrecido Jolyon Palmer, vecino de taller de Hulkenberg. De hecho, hay quien apuesta a que la entrada de Kubica podría incluso producirse antes de que este campeonato baje el telón en Abu Dabi, en noviembre.

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