Dani Carvajal: “Antes de una final no se duerme”
El niño que puso la primera piedra en Valdebebas recuerda su tercera Champions, la que logró ante la Juventus, con 25 años, en Cardiff
“¡Pita otro penalti ahora!”, le gritó Carvajal al árbitro del Barça-Madrid en la Supercopa el domingo; se había fajado con todos, se había encarado también con compañeros de selección. El lateral pasa por ser uno de los elementos más reconocibles en la plantilla del madridismo de cuna, el ADN blanco enrabietado y ganador de siempre.
Hay motivos para eso. La foto que preside el búnker de Valdebebas, un largo pasillo que celebra únicamente a las plantillas ganadoras de la Copa de Europa, es la de Alfredo di Stéfano con un chico rubio de peinado a lo Schuster, hijo de una familia sin tradición futbolística y que en aquel momento, 2004, era el tercer capitán de los alevines blancos. El chico es Daniel Carvajal (Leganés, Madrid, 1992) y su historia de éxito con el Madrid es paradigma de muchos otros canteranos blancos: emigración forzosa y regreso victorioso. En esa foto puede verse a los dos, la mayor leyenda blanca y el chico canterano, el fichaje extranjero de relumbrón y el alevín madrileño, poniendo la primera piedra de Valdebebas.
Entre los dos suman, de momento, ocho Copas de Europa. La última fue en Cardiff. “¿Qué pasa antes de una final así? Que no se duerme. Parece mentira pero es dificilísimo descansar. Imaginas el partido una y otra vez, ves series, lees algo, whatsappeas con colegas y familia. Ya sé que lo ideal es dormir las horas recomendadas, pero no puedes conciliar el sueño”. La descarga de adrenalina, sin embargo, evita que se note el cansancio. “Sales al campo, el himno, el público, la Copa en la banda… Tienes tal inyección de adrenalina que es imposible estar cansado; la cabeza se sobrepone a todo”.
Carvajal estuvo allí; ayudó, desde su banda, a tumbar a la Juventus en la duodécima Copa de Europa del Madrid. “Fue un partido bastante disputado en la primera mitad. Ellos salieron muy fuertes y nos pusieron las cosas muy complicadas, mucho. Lo que ocurrió fue que después del descanso nosotros dimos un paso hacia delante y nos vinimos arriba. Les apretamos, les pusimos difíciles las cosas. Eso fue lo que nos dijo Zidane en el descanso: que era nuestro momento. Teníamos que salir a por ellos, quitarles el balón mucho más rápido y no dejarles respirar: apretarles todo lo que podíamos para hacerles ver que la final sólo podía ser nuestra. Fue la clave del éxito de la final”.
"En el descanso no piensas en la prórroga"
Durante el partido Carvajal se las tuvo que ver con el enorme Mandzukic, al que Conte colocó en la izquierda para desgastar la banda de Dani. De él fue precisamente el golazo de la Juve. “Es un delantero que siempre trabaja muchísimo durante todo el partido y eso siempre hace sudar. Lo que ocurre es que atrás, en mi propio campo, no es un hombre que encare y que busque el uno contra uno, así que eso siempre facilita las cosas. Se asocia, se faja, abre espacios, pero no va a por ti con el balón, no te deja atrás él solo”.
El Madrid empezó ganando con un contragolpe que terminó Cristiano, pero la Juve impuso su ley con el empate y se llegó al descanso con incertidumbre para todos. El Madrid llevaba dos finales con prórroga, ¿se pensaba en el campo que también tocaba? “Ni nos lo planteamos. Claro que se podía, pero en un descanso, y con empate, nunca piensas en la prórroga. Piensas en resolver antes”. Los jugadores de la Juve terminaron claudicando de forma estrepitosa en los segundos 45 minutos. Fue un aplastamiento. “Antes del partido asumieron el papel de favoritos. Nosotros leíamos entrevistas suyas mostrando respeto hacia nosotros y diciendo que si teníamos tantas Copas de Europa era por algo, pero automáticamente aclaraban que estaban preparados para ganar, y eso terminó pasándoles factura, les mató. Se autoimpusieron esa presión, la presión de partir favoritos ante nosotros en una final de Champions, y finalmente, cuando las cosas se les pusieron cuesta arriba, no supieron reaccionar”.
“Lo que pasaba”, sigue diciendo, “es que una final es una cuestión de confianza y nosotros estamos jugando muchos partidos de estas características, así que la confianza que teníamos en Cardiff era enorme”. Carvajal suele contar cuándo supo que jugaría en el Madrid vestido de blanco; fue el día de su primera comunión y sus padres le comunicaron que haría las pruebas en el club blanco. Dos años después se fotografió con Di Stefano, catorce más tarde con la Champions. Estuvo en las últimas tres logradas por el Madrid, y tiene 25 años.
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