Quién es el turco que batió a los favoritos en los 200 metros
Ramil Guliyev, de 27 años, se convirtió en el segundo blanco que gana un Mundial. Van Niekerk, segundo y sin doblete
A Isaac Makwala se le aclama en la presentación al mismo nivel que solo alcanzó el Usain Bolt olímpico en Londres, y a Wayde van Niekerk un poco menos. Antes de comenzar la carrera, la gran final de los 200m, la más esperada del Mundial, a Ramil Guliyev apenas se le presta atención. Cuando termina, 20,09s más tarde, el tiempo más lento desde 2003, tampoco se van los focos hacia Guliyev y sus brazos tatuados de portero de discoteca, y su cara con la barba muy rapada, y sus jaleos con las banderas, ¿cómo hacer convivir alrededor de su cuello la turca que le da de comer desde 2011 y con su pasaporte compite, y la de Azerbaiyán, la de su sangre y su tierra, en cuya capital, Bakú, nació en 1990?, y eso que las necesitaba para celebrar, pues había ganado. Como la de los 100m (el Gatlin y el Coleman que pudieron con Bolt), la de los 200m tuvo un sabor típicamente Londres cosecha 2017: desatención de las pasiones de los aficionados, victorias de los que menos atraen, tiempos mediocres.
Los resultados finales de los 200 metros
1 - Ramil Guyilev (Turquía): 20.09s
2 - Wayde Van Niekerk (Sudáfrica): 20.11
3 - Jereem Richards (Trinidad y Tobago): 20.11
Con Bolt pudieron dos, pero Guliyev pudo él solo con los dos máximos favoritos. La estrella de la afición, Makwala, el botsuano torturado que al final, tras una curva exagerada, se quedó sin gasolina y su poder indestructible, y acabó sexto, con 20,44s. Fue el final de un trayecto que le llevó de ser un sprinter desconocido, un nombre y una vida exótica, a convertirse en la cara del Mundial, en el atleta que desafía, él solo, a todo, y emociona por su fuerza y su carácter, y su corazón aún roto.
El hombre destinado a la victoria, Van Niekerk (20,106s), solo logró la plata por una milésima sobre el joven de Trinidad y Tobago Jereem Richards (20,107s). Salvó una parte muy pequeña del capital que había apostado tan a lo grande en el Mundial. Tras un verano extraordinario, llegó Van Niekerk a Londres haciendo soñar a todos, y quizás a él también, con un récord del mundo de 400m que acabara con la barrera de los 43s, con una victoria clara también en los 200m y con un doblete que solo Michael Johnson había logrado en la historia (y dos veces: en el Mundial de 1995 y en los Juegos de 1996). Sale con un oro en 400m en 43,98s y con una plata en 200m arañada detrás del que podría ser considerado el Gatlin blanco, segundo aguafiestas oficial del Mundial. La mejor noticia de la noche para los que no piden que los atletas sean superhombres con superpoderes, como solo el gran Bolt hizo creer, fue que Van Niekerk, como Makwala, es humano y está sometido a las leyes que limitan a todos. Y solo así, la razón práctica con la cara de Guliyev se impuso a la fantasía.
Y la noticia del Mundial es que Ramil Guliyev, de 27 años, se convirtió en el segundo blanco que gana un Mundial, y el segundo europeo, después del griego Kentéris en 2003, aquel que en los Juegos de su Atenas, en 2004, tuvo un accidente cuando huía en moto de la Villa Olímpica para escapar de un control antidopaje. Es el primer gran título absoluto del atleta que en 2009, a los 19 años, corrió los 200m en 20,04s, marca que aún se mantiene como récord europeo y segunda marca mundial júnior, solo superado por Bolt, el único que a esa edad corría más que él. Su carrera senior ha estado marcada por su vida en Turquía, donde entrenaba y competía. Y donde recibía una contraprestación económica que consideraba exagerada su país, Azerbaiyán, uno que después se ha especializado en importar etíopes y kenianos a buen precio para ganar medalla en fondo. Guliyev se nacionalizó turco en 2011. Fue finalista en el Mundial de 2015 y en los Juegos de Río, solo un mes después de lograr la medalla de plata en los 200m de los Europeos de Ámsterdam por detrás de Bruno Hortelano, el velocista español al que un accidente y las heridas en una mano han mantenido todo el año sin competir.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.