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RUGBY FEMENINO

Inglaterra arrolla a las Leonas

España es superada con claridad (56-5) en su debut mundialista ante las vigentes campeonas

Berta García recibe un placaje durante el partido disputado en Dublín.
Berta García recibe un placaje durante el partido disputado en Dublín.Barry Cronin (EFE)

Las Leonas hicieron bueno el lema de que el premio es el viaje en sí mismo, no el destino. No pudieron esconder su alegría durante el himno, sus sonrisas infinitas, por verse abriendo un Mundial ante el equipo con más recursos que ha conocido el rugby femenino. Inglaterra hizo bueno el pronóstico y no dio opción a un rival amateur que se enfrentaba a otro mundo. El torneo terrenal de España empieza ahora ante Estados Unidos (domingo) e Italia.

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El arranque fue terrible para España. Manos blandas para embolsar la endiablada patada de saque, dos placajes blandos y en apenas 50 segundos ya había ensayado Megan Jones. Siempre orgullosas, las Leonas quisieron dar respuesta y se lanzaron valientes a por la intercepción. No hubo premio y las Red Roses aprovechaban el espacio libre para avanzar al trote con sus delanteras. En un suspiro, melé inglesa a cinco metros resuelta a placer por la banda. Habían pasado siete minutos y el marcador (14-0) desvelaba que no era día de gestas.

Las inglesas son el sueño de cualquier entrenador. Siempre fiables en el juego corto, sus delanteras martillean cual maquinaria pesada, obligando al rival a que el placaje siempre lleve peaje. El ensayo parece inevitable, o por aplastamiento o por la velocidad de su trasera. Y con Katy Mclean como directora de orquesta, la apertura que maneja los tiempos y responde ante cualquier circunstancia. Sabe cuándo expandirse, acelerar el compás o romper el ritmo con una patada decisiva. Dominó a placer la contienda en un mal día de cara a palos.

Superado el disgusto inicial, España asumió su rutina: para ellas el campo siempre tendría pendiente. La corpulenta Inglaterra avanzaba sin apuros y las Leonas se embarraron en su retaguardia. Con su esforzada delantera aplazaban lo inevitable. A las campeonas se les caía algún balón, pero el regreso estaba asegurado. Y cuando el rival acumulaba efectivos en un costado, Mclean cambiaba al otro con una patada letal. Ante tanto frente abierto, España no llegaba a tiempo a sellar los escapes y necesitaba a cada instante un placaje salvador. Lo hicieron con mucho mérito Bárbara Plá y una Iera Echabarría que placa como si pesara 20 kilos más, pero no siempre salió cara.

No le funcionó tampoco el ataque a España, sin tiempo para madurar la jugada ante un rival deseoso de anticiparse. Así que el ensayo debía llegar al contragolpe. La defensa frustró un ataque inglés y Patricia García pateó con fe mientras el oval se arrastraba sin dueño por el césped. Cuando las inglesas cortaron el juego, el resto de la manada había acompañado a su 10. El saque rápido de la prometedora Anne Fernández aprovechó la superioridad por el costado para que Diana Gasso posara. Una marca preciada.

Al descanso las Red Roses ganaban 24-5 y Kay Wilson ya tenía su hat-trick. Del banquillo saldría Emily Scarrett, la mejor jugadora del pasado Mundial, para sumarse a la fiesta. Con ella en la ecuación, un dos contra dos no es igualdad numérica. Las teóricas inexpertas como Jones exhibieron fondo de armario y el maul, esa plataforma humana sin respuesta, amplió la brecha. Su avance era un monólogo, con diez ensayos y el ánimo de sumar otro en el descuento. Hasta que la combativa Gasso se lanzó rauda al césped para apagar las luces.

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