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Celtics, Bulls, Lakers y ahora Warriors

El segundo anillo en tres años, los récords y la excelencia del equipo de Durant y Curry abren otra era a costa de los Cavaliers de LeBron

Robert Álvarez
Kevin Durant, junto a Curry y su hija.
Kevin Durant, junto a Curry y su hija.LARRY W. SMITH (EFE)

El mayor éxito de Golden State Warriors, el flamante campeón de la NBA, trasciende a una serie de victorias, a uno o dos títulos, a una colección de récords o a su arrolladora victoria en la final ante los Cleveland Cavaliers de LeBron James. El valor añadido de su segundo anillo de la NBA en los tres últimos años, el quinto en la historia de la franquicia californiana, es que lo ha obtenido tras arrasar como nunca lo hizo nadie en los playoffs, con 16 victorias y una sola derrota, después de una gran temporada regular (67-15).

Es un equipo ultra ofensivo, con un juego rápido, alérgico a la especulación, propenso tanto a la vertiginosa circulación del balón como al correr y tirar. Y posee una colección de jugadores de primerísima línea, con un talento enorme como Stephen Curry y Kevin Durant, con una capacidad de anotación devastadora, como Klay Thompson, con una versatilidad que rinde los mayores réditos al grupo como Draymond Green e Iguodala. Ese equipo certificó con creces los pronósticos, unánimes desde antes de dar inicio la temporada, acabó con la resistencia de Cleveland Cavaliers en el quinto partido (129-120) y puso el 4-1 definitivo en la final.

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El torrente ofensivo lo encabezaron Kevin Durant, con 39 puntos, Stephen Curry, con 34, e Iguodala, con 20. Durant fue designado el MVP tras un duelo intenso y en el que saltaron chispas con LeBron James. La estrella de los Cavaliers vendió cara su derrota. Con sus números, 41 puntos, 13 rebotes y 8 asistencias, cerró el primer promedio con un triple doble en la historia de la final: 33,6 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias. Una enormidad. Estuvo bien secundado por el talentoso Kyrie Irving, con 26 puntos, y el volcánico JR Smith, que logró un siete de ocho en triples y 25 puntos. Los Cavaliers pugnaron hasta el final.

Pero a estos Warriors no hay rival que se les resista. Ganaron el anillo en 2015, ya ante Cleveland. Marcaron un hito la pasada temporada al sumar 73 victorias y superar el récord de los legendarios Bulls de Michael Jordan en 1996, pero los Cavaliers les sorprendieron en la final de 2016 y les arrebataron el anillo tras remontar un 3-1. Ambos repetían este año la final por tercera vez seguida, algo que nunca había sucedido en la NBA. Los Warriors, pese a su derrota en el cuarto duelo, conjuraron la posibilidad de que los Cavaliers levantaran el 3-0 con el que empezó la serie.

Las hazañas de los Warriors han generado un montón de comparaciones con los mejores equipos en la historia de la NBA, desde los Celtics, a los Lakers pasando por los Bulls. Un ramillete de jugadores retirados como Rasheed Wallace (campeón con los Pistons), Julius Erving (76ers), Scottie Pippen (Bulls), Magic Johnson (Lakers) o Shaquille O’Neal (Lakers) se han alineado con la tesis de Charles Barkley: “Todos los grandes equipos hubieran batido a los Warriors”. Steve Kerr, el entrenador del equipo de Oakland, que como jugador ganó anillos con los Bulls y con los Spurs, respondió con ironía: “Tienen razón. Nos hubieran aniquilado. El juego cada vez es peor con el paso del tiempo. Los jugadores tienen menos talento que antes. Es asombroso cómo la evolución humana va en regresión en el deporte. Los jugadores son más débiles, pequeños y menos talentosos. No puedo explicarlo”.

El debate está instalado y estos Warriors, a los que la llegada de Kevin Durant el pasado verano han fortalecido de manera extraordinaria, han dejado ya una huella profunda en la competición y todos los indicios apuntan a que su reinado puede prolongarse durante algunos años. Como campeones se han vuelto a ganar el derecho a visitar la Casa Blanca, pero no es seguro que lo hagan. Varios de sus miembros, empezando por Steve Kerr, ya se manifestaron en desacuerdo con las políticas de Donald Trump, por lo que el equipo podría decidir no acudir a la cita con el presidente estadounidense, prevista inicialmente para principios de año.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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