“Vinicius va a tener que simplificar su juego de regate y velocidad”
El club blanco ficha al delantero brasileño, de 16 años, que seguirá al menos hasta julio de 2018 en el Flamengo, club en el que destacan su potencial
Uno, dos, tres. La secuencia de sombreros sobre los jugadores rivales en un partido ante Paraguay del Campeonato Sudamericano sub-17 hizo que Brasil descubriese a Vinicius Júnior. Programas deportivos repasaron el lance hasta la saciedad, y al joven de la cantera del Flamengo se le colgó el cartel de la próxima estrella del futuro. Pero la estancia de Vinicius (16 años) en uno de los más grandes clubes de Brasil parece que será efímera, después de que el Real Madrid cerrase ayer su contratación por 45 millones de euros, el segundo traspaso más caro de la historia en el país del fútbol, tras Neymar. La perla permanecerá en Brasil al menos hasta que cumpla los 18 años, en julio de 2018, ya que la FIFA no permite la transferencia internacional de menores —entonces el Madrid decidirá si lo cede o no un año más al Flamengo—. Según la prensa brasileña, el Madrid contrató un seguro para cubrir una posible lesión del jugador antes de que se mude a España.
En aquel Sudamericano disputado en marzo en Chile, el atacante mostró que su talento va más allá de regates y sombreros. Terminó como máximo goleador y mejor jugador del torneo, en el que Brasil fue campeón. Desde ese momento, Vinicius llamó la atención de clubes europeos cuando ni siquiera había debutado con el primer equipo del Flamengo.
Antes de concretarse la operación con el Madrid, el Flamengo renovó el contrato con el atacante por cinco años más y promovió su estreno en el primer equipo hace menos de dos semanas. Con el fichaje de Vinicius el club blanco se hace con uno de los jóvenes más codiciados, en una operación similar a la de Odegaard o Asensio, aunque a un precio muchísimo mayor. “Es un chaval con mucho potencial”, afirma Gilmar Popoca, su técnico en las categorías inferiores del Flamengo. “Demuestra tranquilidad dentro y fuera del campo, y consigue asimilar bien las orientaciones tácticas. Pero hay que tener cuidado para que las expectativas no se transformen en un peso sobre sus espaldas. Su juego es de regate y velocidad. Al subir de categoría va a tener que simplificar cada vez más las jugadas. Y eso solo se aprende con el tiempo”.
Juego por las bandas
Con este fichaje, el Madrid quiere evitar que se repita lo sucedido con Neymar, que acabó en el Barça después de que en 2006, con 14 años, visitara Valdebebas, peloteara con Ronaldo y Roberto Carlos y viera dos partidos del Real Madrid en el Bernabéu. Pero entonces el club estaba inmerso en un cambio de directiva y no quiso invertir medio millón en un jugador tan joven. Wagner Ribeiro, el agente que llevó a Neymar a Madrid hace 11 años, ha sido el intermediario entre el club blanco y Vinicius, que tiene el 10% de sus derechos cedidos a Traffic Sports, una de las mayores empresas de representación de jugadores en Brasil. Ribeiro también fue el responsable de llevar al Real Madrid a Robinho en 2005.
En cuanto a su perfil futbolístico, Vinicius se siente más a gusto actuando por las bandas, preferentemente en el lado izquierdo del ataque, y suele recurrir a la habilidad para superar a sus marcadores. Antes de subir al primer equipo del Flamengo fue reprendido por el club por abusar de los regates en algunos partidos. “Es preciso dejar claro que Vinicius aún es una promesa, no un jugador consagrado como Neymar”, afirma Carlos Amadeu, técnico de la selección brasileña sub-17.
Pero la torcida del Flamengo ya trata a la joven promesa como una realidad, con estatus de ídolo. Cuando está en el banquillo, es el nombre más coreado por la grada. Zé Ricardo, técnico del primer equipo, decía, al principio de esta temporada en Brasil que era contrario a la idea de “quemar etapas” y promover al chico precozmente. Pero no tuvo alternativa tras el interés del Madrid y su consiguiente renovación de contrato. Dirigentes del club justifican que se han limitado a acelerar un proceso natural. Antes de ir para Madrid, Vinicius tendrá tiempo para justificar su tratamiento de ídolo en un club que, desde el descubrimiento de Adriano hace casi dos décadas, no ha sacado de la cantera ningún crack de renombre.
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