El Baskonia, eliminado tras rozar la gesta
Una mala decisión del conjunto vitoriano en los últimos segundos da la victoria al CSKA
Tenía que ser así, como una novela negra de final imprevisible y varias pistas falsas para ocultar el final. El problema es que la resolución fue la prevista por más giros que le dieron al argumento el Baskonia y el CSKA. El equipo ruso resolvió la eliminatoria (88-90 y 3-0 en el playoff) pero lo hizo jugando a la ruleta rusa. Lo tenía ganado, con ventaja suficiente. Sabía en qué orificio estaba la bala, pero el Baskonia tiene alma guerrillera y Larkin espíritu de francotirador. El base americano encajó un triple y el Baskonia se puso a tres puntos. Y en esto que el CSKA, tan imponente (prepotente a veces viendo el alfabeto cirílico del arbitraje), se permitió una ligereza impropia: sus dos jugadores más acreditados, Teodosic y De Colo, se enredaron en un saque de fondo y le dieron el balón el Baskonia con seis segundos para jugar y pensar. Pero el Baskonia no hizo ni lo uno ni lo otro. En su mano estaba ganar con un triple, irse a la prórroga con una canasta de dos o perder sin canasta. Y ocurrió lo último. Nadie supo qué hacer. A quién sacar. Y el balón cayó en las manos de Hanga cayéndose. O sea, derrumbando la última bala, rompiendo su cuento de hadas.
El Baskonia no lo tenía fácil. El CSKA es un equipo acreditado, que sin embargo le ofreció la posibilidad de forzar el cuarto partido con la gris aportación de Teodosic y De Colo, casi desapercibidos, casi inoperantes. Pero entonces surge la figura imponente de Higgins para convertirse en un jugador imparable, dominando todas las facetas del juego, comiendo la moral del contrario como quien degusta un postre dulzón. Cuando se da la extraña circunstancia de que los dioses del CSKA bajan a la tierra y se pierden, se requiere que los dioses rivales leviten. Y en el Baskonia no ocurrió. Beaubois se fue eliminado por cinco faltas con cuatro puntos en su cartera y sin haber intentado ni un tiro libre. Y Larkin, cargado de personales muy pronto, vio mucho partido en el banquillo. Fue Shengelia quien asumió la responsabilidad con notable éxito, pero defender bien y atacar bien, partirse el pecho y mantener la muñeca intacta no es algo que permanezca en el tiempo.
Por eso se iba y venía el partido, con los nervios a flor de piel. A Hanga y Teodosic los barberos les hicieron una mala jugada. El serbio sin barba perdió la fuerza y el húngaro con el pelo a lo mohicano dejó tantos destellos espectaculares como confusiones errantes. Y al final, la peluquería premió al CSKA. El Baskonia no está lejos del conjunto ruso, pero se ha quedado en los tres partidos a un escalón de distancia, el que siempre separa al campeón del aspirante. El más difícil de subir. El último.
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