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Real Madrid y Atlético de Madrid empatan en el derbi madrileño

Un gol de Griezmann a falta de cinco minutos sorprende a los blancos, superiores en el encuentro, cuando ya se veían con los tres puntos. Pepe adelantó a los de Zidane

Griezmann empata el partido.
Griezmann empata el partido. GERARD JULIEN (AFP)

Empate entre Real Madrid y Atlético de Madrid en el derbi madrileño. Un punto para ambos equipos que le sabe a gloria a los de Simeone, y a todo lo contrario a su vecino, que se veía vencedor. Los blancos, que ya saboreaban los tres puntos y el golpe a la Liga, se vieron sorprendidos por Griezmann, que puso la igualada a falta de cinco minutos. Antes, el Madrid, superior en la mayoría de fases del parte, se había adelantado por mediación de Pepe.

A los primeros minutos de tanteo entre ambos, marcados por la intensidad y la temeridad, les siguió un arreó del Madrid. El equipo de Zidane, que salió con su once tipo, se entonó rápido y asedió a un Oblak, que junto a Savic, evitaron el primer gol local. El esloveno se lo sacó a Benzema en un mano a mano y el montenegrino, bajo palos, salvó el tanto de Cristiano. Se libraba el Atlético, errático y manso, de la primera embestida. Solo Griezmann, con un tiro lejano, y Saúl, de cabezo, eran capaces de inquietar algo a Keylor. 

Las buenas sensaciones y el leve dominio del Madrid se confirmaron en el inicio de la segunda parte. El Real Madrid se presentó al segundo envite como un ciclón; el Atlético, noqueado y sin respuesta, no se libró esta vez. Oblak, con la cara, salvó la primera, en los pies de Benzema, pero el cabezazo de Pepe poco después fue imposible para el esloveno. Hasta cuando mejor se sentía, el Madrid tiró de su especialidad para adelantarse: el centro y el remate de cabeza. Lo ejecutó el de siempre Kroos, pero esta vez lo remató Pepe. El portugués, héroe de la tarde, vio amargada su faena por un golpe que recibió precisamente de su asistente en las costillas y que le mandó al vestuario poco después. Pudo el Madrid confirmar su triunfo, no lo hizo, reculó, y agrandó a un Atlético hasta entonces inofensivo. Avisó primero Torres y en el 85, cuando el Real Madrid ya veía consumado su golpe a La Liga, Griezmann mandó todo el traste, rescató un punto para el Atlético y convirtió el clásico de dentro de 15 días en una final a muerte por la Liga.

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