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Osasuna revive ante el Alavés

Un gol de Berenguer da la victoria a los rojillos que acudían a Vitoria con 11 bajas

Berenguer celebra su gol al Alavés.
Berenguer celebra su gol al Alavés.L. RICO

Siempre quedan hilos a los que agarrarse. Hilillos, si se quiere, pero tiene Osasuna un gusto por ser el vecino incómodo que le acompaña cuanto menos tiene que desplazarse. La lió en Eibar, empató en Bilbao y ¡zas!, cazó al Alavés en el momento más inesperado, en el minuto 88, con un disparo seco de Beren guer que iluminó la noche oscura eibarresa. Ganó como en las batallas perdidas, con un golpe de sable, con la tropa diezmada, el ánimo encogido por un descenso que se anuncia inevitable y la institución dolorida.

Para que la épica fuese completa, Osasuna acudió a Vitoria con un equipo de bajas. Sí, once ausentes y apenas 14 futbolistas profesionales en el listado de viajeros. Solo tres futbolistas más que puntos en la clasificación, o sea una invitación al sacrificio colectivo. El Alavés prefiriò, en tales circunstancias, optar por refrescar la manzanilla y tiró de banquillo sentando a siete titulares junto al portero suplente Ortolá. Craso error, porque la genética de Osasuna no se altera por la circunstancias y cuanto peor, mejor responde. Por eso se adueñó del partido, lo acogotó condenando al Alavés a la sabiduría y la elegancia de Óscar Romero, un futbolista con guantes en los pies, pero poco más.

Y por so triunfaban los porteros. De Pacheco ya se sabía, de sus habilidades, de sus reflejos. Los de Sirigu estaban por demostrar. Y aprobaron el examen aunque era Osasuna quien más probaba la actitud y la aptitud del alavesista, incisivos los rojillos, conjurados a una victoria más allá de cuanto valiera.

En la segunda parte se resquebrajò, a medida de que Pellegrino fue moviendo el banquillo, dando profundidad al equip para que las jugadas de Romero no fueran en vano y se alternaron las ocasiones, en busca de un final frenético. Tanto que Berenguer en el minuto 88 lanó un disparo ecao enre la humedad de Ipurua que sorprendió a Pacheco. Era el gol de la victoria... o no, porque tres minutos después Katai envió un balón al larguero para alterar la cardiología del partido. Pero no entró y Osasuna ganó. Valdrá o no valdrá. Seguramente no valdrá, pro nadie le quitara a Osasuna lo bailado en el vecindario más cercano.

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