Atreverse a correr con lluvia en Qatar o correr de día, pero nunca el lunes
Los pilotos desconfían de la seguridad si se cumplen las previsiones de agua durante la carrera nocturna en Losail y Dorna baraja incluso adelantar la prueba para que sea diurna
Después del chaparrón caído a mediodía —algunos aseguran haber visto, incluso, granizo en el circuito— los pilotos esperaron a que volviera la tan anunciada lluvia por la tarde. Era la mejor manera de sacudirse la incertidumbre. Si había que probar los neumáticos rayados bajo los focos del circuito de Losail, mejor preparar con tiempo una supuesta carrera sobre asfalto mojado que no hacerlo el mismo domingo. Para el día de la carrera, la primera de una temporada que se prevé apasionante, la probabilidad de lluvia se sitúa en el 40% según algunas previsiones o no existe, en el caso de otras.
Esta es la primera vez desde que el gran premio de Qatar se disputa de noche (2008) que los organizadores han asegurado que se podrá correr aunque llueva. Pero no ha cambiado nada. “La única diferencia es que este año Dorna vino aquí con un piloto por la noche, encendió los focos, mojó el circuito y luego nos dijo que era posible rodar en esas condiciones. Por eso, pidió a Michelin que viniéramos con neumáticos de agua. Tenemos un blando y un medio, rayados ambos. Ahora sólo nos queda esperar la lluvia”, explicaba Piero Taramasso, director de Michelin Sport en MotoGP.
Pero la lluvia no llegó. No ayer. Y hasta que no sean ellos quienes prueben la pista, los pilotos son escépticos sobre las posibilidades de competir en esas condiciones. No creen que sea seguro. Les preocupa no solo el problema de visibilidad por los posibles reflejos al combinar la pista mojada con los cientos de haces de luz que iluminan el trazado, sino que además este asfalto ya está resbaladizo habitualmente por la arena del desierto catarí, como para añadir un poco de agua: “Será una pista de patinaje”, apunta uno de ellos.
Lo que Dorna, empresa promotora del campeonato, quiere evitar es que la carrera se aplace al lunes, como ya ocurrió en 2009 por una tremenda tormenta. Si no llueve hoy y los pilotos no han podido hacer prueba, todavía queda la posibilidad de que lo hagan el mismo domingo, cuando se les ofrecerían minutos extra de entrenamiento. Sería la Comisión de Seguridad quien decidiría, en caso de lluvia, si la prueba se disputa, aunque las opiniones de los pilotos marcarían esa decisión.
Con precipitaciones o sin ellas (que llegaron en forma de aguacero a cinco minutos de la una de la madrugada del sábado), Marc Márquez sabe que deberá pasar el trago de este gran premio de apertura: nunca le gustó Qatar, su moto sufre en estas aceleraciones y ya aprendió el año pasado a aceptar los terceros y cuartos puestos. El catalán defiende el título y lo hace con una moto mejor que aquella con la que empezó 2016. No hay más que ver la frecuencia con la que sonríe su compañero Dani Pedrosa.
No se sabe, sin embargo, si la Honda está a la altura de una Yamaha tan fácil de pilotar que no solo un corredor magnífico como Maverick Viñales la lleva por donde quiere (volvió a ser el más rápido este viernes), sino que dos debutantes como Johann Zarco y Jonas Folger se colocan con facilidad entre los mejores. Solo parece habérsele atragantado a Valentino Rossi, que conocía tan bien su antigua M1 que no se encuentra ahora con su nueva moto.
Algo parecido le pasa a Lorenzo, pero lo suyo tiene más fácil explicación. Cambiar de Yamaha a Ducati era una apuesta arriesgada. Y el trabajo de adaptación está costando. Supone hacer las cosas de modo distinto de como las venía haciendo desde que debutó en MotoGP: frenar distinto, abrir antes el gas, sentarse diferente y hasta aprenderse los botones de la moto. Tendrá que pasar la repesca si quiere pelear por la pole, aspira a la victoria algún día y no renuncia al Mundial, aunque con la boca pequeña. En Borgo Panigale no le piden el título hasta 2018.
El de este curso parecen dispuestos a peleárselo de tú a tú Márquez y Viñales. El primero aspira al equilibrio entre el campeón que fue en 2014, que ganó 10 carreras consecutivas, y el de 2016, tan conservador que no se reconocía a sí mismo. El segundo, regular, poco abonado a las caídas en carrera, tendrá que subir más al podio. Todos son testigos de que lleva el invierno entero trabajándoselo. Sus únicos obstáculos se llaman Pedrosa y Rossi. El italiano, aunque aún no se haya entendido con su moto, siempre logra encontrarse un domingo de carreras.
Asegurar Qatar para ampliar el calendario
Para el consejero delegado de Dorna, Carmelo Ezpeleta, es importante certificar que en el circuito de Losail, en Qatar, se puede correr de noche aunque llueva. Esa es la prueba que le gustaría se pudiera hacer más pronto que tarde, por eso quiso hacer un simulacro semanas antes de que arrancara el campeonato este fin de semana.
Y si quiere hacer esa prueba es porque su concepción de calendario mundialista de MotoGP para el próximo año incluye, si se puede, tres carreras más: Tailandia, Indonesia y Finlandia. Para poder encajar esos tres grandes premios en el calendario Ezpeleta planea adelantar el de Qatar, primera cita del año, unas semanas (con lo que habría mayor probabilidad de precipitaciones). Así Tailandia se celebraría en segundo lugar. El de Finlandia, por ejemplo, se celebraría en agosto. Podría decirse que el futuro de MotoGP pasa por saber si Qatar admite carreras nocturnas y con lluvia.
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