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Fernando Alonso: “No vamos a vender la moto; será un inicio de Mundial duro”

A pesar de la desastrosa pretemporada de McLaren, el asturiano afirma que solo terminar en Melbourne le sabrá a poco

Oriol Puigdemont
Alonso camina junto a Carlos Sainz, en el circuito de Albert Park.
Alonso camina junto a Carlos Sainz, en el circuito de Albert Park.SRDJAN SUKI (EFE)

Fernando Alonso y el resto de la caravana itinerante de la Fórmula 1 ya están en Melbourne, donde este domingo arranca el primer Mundial de la especialidad en más de 35 años sin Bernie Ecclestone al timón. Se le presenta un fin de semana cuesta arriba al asturiano, que llegó hace unos días a Australia después de una pretemporada desastrosa al volante de un coche que flojea por todas partes. En el tercer año de la alianza entre McLaren y Honda, la escudería británica tenía en su hoja de ruta poder pelear asiduamente por el podio. Pero visto el rendimiento que demostró el MCL32 en los ocho días de ensayos que se celebraron el mes pasado en Montmeló, incluso terminar entre los cinco primeros parece misión imposible en estos momentos.

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El motor del monoplaza hizo que la estructura de Woking fuera la que menos rodara este invierno (425 vueltas por las 1.096 de Mercedes y las 956 de Ferrari), y sus pilotos los que menos pudieran exprimir el potencial de su prototipo, “inestable dentro del garaje y lento fuera de él”, según reconocieron a este periódico fuentes del propio equipo. Así las cosas, no es demasiado probable que en 20 días, la marca del ala dorada haya encontrado la fórmula para enderezar su unidad de potencia y logre plantarse en la primera parada del calendario con opciones de algo que no sea cruzar la meta sin importar a cuánto tiempo del ganador lo haga. “Estas tres semanas hemos trabajado para intentar solucionar los problemas, pero no vamos a vender la moto. No sabemos dónde estaremos, y va a ser un fin de semana y un inicio de Mundial duros”, advirtió Alonso este jueves.

Desde que se fue de Ferrari regresó a McLaren en 2015, el ovetense vive atrapado entre los deseos que se dibujan dentro de su cabeza y la realidad que después refleja la pista, que al fin y al cabo es la que manda. Ese discurso grandilocuente que tantas veces repitió al volver a enfundarse el mono de McLaren, ese que se basaba en los hitos conseguidos a finales de la década de los ochenta gracias al músculo de Honda y con Senna y Prost como protagonistas, cada vez pierde más intensidad. Se podría decir que esas proclamas se han convertido en gritos de reprobación hacia el suministrador japonés, incapaz de diseñar y construir una unidad de potencia que rinda, al menos, al mismo nivel que la menos competitiva del resto. “El equipo y yo estamos aquí para ganar y hacer podios en este tercer año [con Honda], y acabar el domingo no me dejará satisfecho. Hemos dado el máximo en estas tres semanas, al 100% para mejorar en cada área”, zanjó el español.

La situación es tan extremamente complicada que hasta da lugar a bromas entre el resto de corredores. Sentados en la rueda de prensa de presentación de este primer gran premio, se les pidió a los presentes que les pidieran algo a los dirigentes de Liberty, los nuevos propietarios del certamen. “Yo les pediría igualdad de motores para todos”, respondió Alonso. “Que no sean eléctricos”, completó Daniel Ricciardo. “Y que no sean Honda”, apostilló Lewis Hamilton.

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