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El optimismo de Pepe Mel

El técnico del Deportivo afronta su cuarto partido en once días y siente que ha cambiado el ánimo de un equipo que estaba deprimido y viene de sumar cinco de los últimos nueve puntos en juego

Pepe Mel, entrenador del Deportivo, gesticula durante el último partido de su equipo contra el Betis.
Pepe Mel, entrenador del Deportivo, gesticula durante el último partido de su equipo contra el Betis.Cabalar (EFE)

Quienes mandan en el Deportivo estaban convencidos de que en Gaizka Garitano tenían entrenador para muchos años. Lo creía el consejo de administración presidido por Tino Fernández y sobre todo el director deportivo, Richard Barral, gran valedor del técnico vasco. Puede que este último aún lo piense. Todos valoraban su capacidad para manejar el vestuario, su laboriosidad y su carácter dúctil para evolucionar en su idea futbolística y adaptar su libreto a un plantel conformado por jugadores con buen pie. Los resultados restaron toda esa suma. Se convirtió casi en imperativo un reemplazo, pero en el club ni siquiera habían considerado esa opción hasta que casi se convirtió en inminente.

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El proceso de elección del sustituto arrojó numerosas dudas, pero bastantes comenzaron a disiparse tras la primera conversación telefónica con Pepe Mel, que se mostró entusiasmado por hacerse cargo de un equipo que caminaba hacia los puestos de descenso y tenía por delante un inminente panorama de cuatro partidos en once días, tres de ellos en Riazor. Mel adelantó a todos su rivales por el puesto en algo tan simple como las ganas de ser entrenador del Deportivo. Cuando llegó al puesto siguió fiel a ese discurso: “Vengo a transmitir ilusión”, dijo con la tinta de su firma fresca en el contrato. En tres partidos ha sumado cinco puntos y afronta el examen del Barcelona en Riazor sin conocer la derrota. “Es un reto difícil, pero también lo era el Atlético y cuando comenzó aquel partido estábamos empatados en puesto de descenso con el Granada. Esta jornada la empezamos cinco puntos por encima. No hemos hecho nada, pero la situación mejora y los futbolistas sonríen mas”. El Deportivo ha tenido mejores episodios de fútbol con Garitano, pero ahora suma puntos, esforzado y afortunado. Hay quien ya empieza a pensar en el club que al honesto técnico vasco le acompañaba una nube negra sobre su cabeza.

Mel estaba convencido de que el Deportivo tenía mimbres para progresar en la clasificación. Así que la tarde del 27 de febrero reunió a su equipo de trabajo en Sevilla y se echaron al asfalto. Al anochecer pararon en Villafranca del Bierzo para descansar, los contratos todavía no estaban firmados. “Si no se hubiera concretado nos habríamos dado la vuelta”, refiere. Cuando entraban en Galicia les llegó la confirmación de que iban hacia su nueva casa. Desde entonces, sin apenas fechas para entrenar, Mel ha hablado mucho, dentro y fuera de la caseta. Mañana cumplirá trece días como entrenador del Deportivo y se presentará por novena vez en una rueda de prensa. Su discurso ha transitado de forma tan medida como eficaz. “Quiero darle confianza a los jugadores, el estilo de juego es que comprendan que son buenos”, explicó al llegar. Cuando le preguntaron si se iba a apoyar en un psicólogo, zanjó: “De lo mental me ocupo yo”.

Pepe Mel arenga a sus futbolistas durante el partido contra el Atlético, su debut al frente del Deportivo.
Pepe Mel arenga a sus futbolistas durante el partido contra el Atlético, su debut al frente del Deportivo.MIGUEL VIDAL (REUTERS)

En el vestuario comienzan a ponderar el manejo de Mel, quizás menos académico que el de Garitano, pero acertado en cuanto a las teclas a emplear, a cuando dar una voz o aplicar una palmadita, proactivo para rescatar a dos futbolistas como Mosquera y Fayçal que con el anterior entrenador iban a ser importantes, pero que acabaron en el fondo del banquillo. “El primer día tenían todos cara de miedo, pero están viendo que sí se puede”, explica Mel, que ante los micrófonos ha sabido también encontrar la palabra justa para darle mimos a la afición sin pasarse de tribunero y tuvo la nobleza de atribuir el mérito del triunfo en Gijón al equipo técnico que dirigía Garitano. “Yo solo le he quitado la venda de los ojos a los futbolistas. Hace una semana estaban cabizbajos, ahora ríen y hasta hacen planes para irse a comer todos juntos”.

El Deportivo empieza a creer. Con Mel se anuncia respeto a la pelota, pero llegó en un momento en el que el equipo respetaba a un más el abismo que se abría ante él. “La prueba de que el fútbol es un estado de ánimo no sólo está en lo que pasó esta semana con el Barça, sino también en nosotros mismos”, explica ahora el técnico madrileño. El partido del Barcelona lo ha preparado en tres jornadas de trabajo, una más de las que disfrutó para afrontar a Atlético, Sporting o Betis. Con el equipo exprimido, sin Mosquera y Andone, sancionados, con Sidnei y Guilherme lesionados y la necesidad de dosificar esfuerzos, da una vuelta más de tuerca a su dialéctica optimista y recuerda: “En el deporte nada es imposible. No damos nada por perdido”, incide antes de recibir al líder.

“El optimismo es la fe que conduce al logro”, dejó escrito la escritora norteamericana Helen Keller, que era sorda y ciega.

Pepe Mel se abraza a Luisinho tras el triunfo del Deportivo en casa del Sporting.
Pepe Mel se abraza a Luisinho tras el triunfo del Deportivo en casa del Sporting.Alberto Morante (EFE)

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