Los tifosi del Nápoles amargan la noche al Madrid con una cacerolada
Cerca de un millar de aficionados italianos acudieron al hotel de los blancos y se mantuvieron haciendo ruido hasta las tres de la madrugada
Había muchas dudas sobre si mantendrían el envite. No tanto por la pérdida de fuerza de la iniciativa, sino porque la noche no se había preocupado mucho de acompañar semejante serenata. La intensa lluvia y el fuerte viento hacían que cualquier otra actividad pareciera mucho más atractiva por muy aficionado del Nápoles que uno se sintiera. Pero precisamente por eso, nada cambió. Aunque la estampa resultara cuando menos curiosa.
Cerca de un millar de seguidores del Nápoles desearon ayer las buenas noches al Real Madrid con una cacerolada a las puertas de su hotel. El Palazzo Caracciolo sufrió una sinfonía de ruidos de todo tipo hasta las tres de la madrugada que no buscaban más que recordar al equipo de Zinedine Zidane, que esta noche en San Paolo (20.45, Antena 3) busca el pase a cuartos de final, que no hay un solo napolitano que no crea en la remontada. "Estos partidos me motivan", aseguró el entrenador francés ayer en rueda de prensa, seguramente sin saber que el partido comenzaría mucho antes de que el turco Cuneyt Cakir permita que el balón comience a moverse.
No es la primera vez que el Madrid es recibido con tanto cariño en Nápoles. En 1987 una pancarta con el lema 'Bienvenidos cabrones' ya advirtió al equipo en el que entonces jugaba Chendo, ahora delegado del Madrid, de que su estancia sería de lo menos placentera.
A pesar de que el despliegue policial ha superado cualquier expectativa, la organización del mismo no ha funcionado del todo hasta el momento. Es por ello que está dispuesto que esta noche las puertas del estadio abran casi seis horas antes de que comience el partido, sobre las tres de la tarde, ante la avalancha de seguidores italianos que se esperan en San Paolo, donde caben más de 60.000.
1987: el recuerdo de las piedras
"Quinientos aficionados lanzaron piedras, objetos y huevos al autocar del Real Madrid, a su salida del estadio San Paolo, tras el protocolario entrenamiento". Así contaba en 1987, Alfredo Relaño, la previa del encuentro de Copa de Europa en Nápoles. Allí se disputó el partido de vuelta. El de ida, en el Santiago Bernabéu, se había jugado a puertas cerradas porque el Real Madrid estaba sancionado por unos incidentes en la temporada anterior en un partido contra el Bayern de Múnich.
"La verdad es que había casi más aire de juerga que de agresividad pura en la actitud de los tifosi, pero esas consideraciones dejan de tener valor cuando una piedra llega a su objetivo", agrega Relaño en aquella crónica.
En esa oportunidad, el Madrid eligió hospedarse en un hotel a 50 kilómetros de la ciudad, para escapar del caos napolitano. Entonces, el equipo español eliminó al Nápoles de Maradona tras ganar 2-0 en el Bernabéu y empatar a 1 en el San Paolo.
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