Bocatas en el banquillo, intrusos en el campo: el Arsenal sobrevive en la Copa
Los goles de Lucas Pérez y Walcott acaban con la resistencia del modesto equipo de la quinta división inglesa, en el que su meta suplente se comió un bocadillo en el banquillo mientras se jugaba el partido
La epopeya del Sutton United en la Copa inglesa acabó en una noche que fundió el fútbol amateur con el profesional, una velada que agrupó sobre el mismo tapete el esfuerzo y la voluntad de quienes corren tras la pelota por afición y competitividad y la de quienes además agregan a todo ese cóctel unos cuantiosos ingresos económicos. Venció el Arsenal (2-0), que ahora deberá enfrentarse en cuartos de final al Lincoln City, que como el Sutton juega en la quinta división inglesa. Se trata, con todo, de un equipo de mayores posibilidades, con mayoría de futbolistas que viven del balón, con la esencia del modesto, pero no al nivel del Sutton, un perfecto adalid del fútbol aficionado.
Siete equipos ya están clasificados para los cuartos de final
Los partidos de cuartos de final de la Copa inglesa está fijados para el fin de semana del 11 y 12 de marzo. El desempate entre Manchester City y Huddersfield Town se disputará el 28 de febrero en el Etihad Stadium. Los emparejamientos son los siguientes (se juega en casa del equipo que se cita en primer lugar):
Tottenham Hotspur – Millwall
Chelsea – Manchester United
Middlesbrough – Manchester City o Huddersfield Town
Arsenal – Lincoln City
Ganó el Arsenal, pero debió de sudarlo sobre césped sintético ante un oponente coriáceo que expuso todos los tópicos del fútbol de las Islas. El partido se encarriló con un churro cuando a los 26 minutos la pelota le cayó a Lucas Pérez escorado hacia el flanco derecho del ataque. Desde allí trazó una de esas diagonales en las que tan a gusto se encuentra y sacó un centro raso que, en el corazón del área, Walcott trató de desviar con el tacón. No contactó con la pelota, que siguió su trayectoria y se enfiló mansa a la red. El delantero coruñés apenas celebró el tanto.
El Sutton soñó con el empate que hubiera forzado un replay en el Emirates Stadium hasta que transcurrieron diez minutos tras el descanso. El Arsenal juntó varios pases cerca del área, labor que hasta entonces le había resultado complicada ante la maraña que tenía enfrente, y Monreal habilitó a Walcott, que no falló. Pero el Sutton no se había ido. Roarie Deacon, otro futbolista con pasado gunner y que se quedó a las puertas del fútbol de elite, pudo acortar distancias con un disparo desde fuera del área que llevó la pelota con violencia al larguero. Pero el transcurso del partido abundó en la diferencia técnica y física entre ambos equipos, entre quienes cumplieron su anhelo de niños y a los que soñaron pero encontraron el despertador de sus limitaciones, quien sabe si de la fortuna. Craig Eastmond, centrocampista del Sutton es uno de ellos. Hace algo más de seis años, cuanto tenía 20, debutó con el primer equipo del Arsenal tras pasar por su academia. Incluso jugó como titular un partido de Champions League contra el Shakhtar Donetsk. Lo que sucedió allí debió interpretarse una pista sobre el futuro que le aguardaba: se metió un gol en propia meta tras desviar un remate de Chygrynskiy. Ya en lo que denomina “mundo real”, Eastmond se aplicó ante el equipo de su corazón con singular arrojo. Fue de los que más empujó, quizás porque al trabajar como entrenador personal le acompaña el físico. En un equipo que se ejercita apenas dos veces por semana no abundan los cuerpos longilíneos. El Sutton acabó fundido, derrotado y satisfecho.
La casa de apuestas que patrocinaba en este partido al Sutton pagaba ocho a uno que su meta suplente se comiese una empanadilla mientras se jugase
“Ver al Arsenal aquí ha sido simplemente surrealista”, valoró Bruce Elliot, el presidente del Sutton United. No fue lo único que lindó con lo irracional en una noche para el recuerdo al sur de Londres. Wayne Shaw, el portero suplente del equipo local se aplicó minutos antes del inicio del partido para pasar el aspirador para dejar los asientos de los pasillos impolutos. Shaw se ha convertido en un personaje popular en Inglaterra por su edad y su físico generosamente rollizo, 120 kilos y 46 años. Hace años compaginaba su trabajo en una heladería, pero ahora trabaja para el Sutton como una suerte de guarda del campo de fútbol, que está disponible para aquellos grupos que quieran alquilarlo para echar allí sus pachangas. Abre las puertas y las cierra tras limpiar todo y encender y apagar las luces, así que el trabajo con el aspirador ante la visita de tan ilustres visitantes no dejaba de ser parte de su rutina.
Shaw no tuvo minutos, pero el técnico Paul Doswell le concedió el gustazo de entrar en la convocatoria del equipo. En el banquillo, diez minutos antes del final, echó mano de una empanadilla que saboreó mientras transcurría el juego. Pero había truco. La casa de apuestas que patrocinaba ayer a su equipo pagaba ocho a uno que le entrase ese apretón. Antes, en el descanso, se desvió del camino a los vestuarios y se le vio por el concurrido ambigú del campo de Gander Green Lane. Shaw encarna la esencia del Sutton, que le volvió a abrir sus puertas tiempo después de que le enseñasen la puerta de salida porque durante el calentamiento de un partido saltó al graderío para embestir a un aficionado rival que se mofaba de su obesidad. “Tuve un mal día en el trabajo”, se disculpa Shaw cuando recuerda aquel episodio.
Arséne Wenger asistió circunspecto al partido. Antes de que rodase la pelota se le vio observar con cierto interés las precarias instalaciones del Sutton y se le vino a la cabeza su bautismo futbolístico en Duttlenheim, la pequeña villa alsaciana en la que se crió. “Vengo de un club que incluso es más pequeño que el Sutton. Se trata de entidades que dependen de unas pocas personas que dedican su vida a ellas y tengo un gran respeto por esa labor”, explicó. Ahora el Sutton volverá a su realidad, la del décimo quinto clasificado de la quinta división inglesa, al fútbol denominado non-league. Volverán los jugadores a sus trabajos. Los focos se apagaron y seguramente el interruptor lo ha bajado Wayne Shaw. Igual para él seguirán alumbrando: tiene sobre la mesa una oferta económica de una publicación para posar desnudo y dice que se lo está pensando.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.